Foto: Joel Merino | Archivo

Presa Ibero

Los programas sociales de transferencias condicionadas (por ejemplo Oportunidades) presentan un síntoma de fatiga que limita su efectividad en el combate a la pobreza, por lo que es necesario un cambio en ellos, a favor de la disminución de la desigualdad y de opciones productivas para la gente, dijo el doctor Isidro Soloaga, académico de la Universidad Iberoamericana.

Así lo manifestó el profesor del Departamento de Economía y presidente de la Red de Desigualdad y Pobreza de la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe (LACEA, por sus siglas en inglés), que celebró su XXI reunión de investigadores en la Ibero.

En el encuentro, Soloaga abundó que los programas sociales en principio funcionan para lo que fueron diseñados, pero después de 15 años comienzan a tener fatigas en el sentido de no lograr los mismos resultados, sea porque la gente se acostumbró a ellos o porque cambiaron sus necesidades, lo que hace necesario readecuar los programas.

En México esa readecuación se quiere hacer con la oferta de opciones productivas para la gente en situación de pobreza; empero, no es el camino para la mayoría de las personas, quienes tampoco tienen condiciones para producir o carecen de lo necesario para ser empresarios.

Con base en los trabajos mostrados por sus colegas investigadores de LACEA, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el profesor Soloaga mencionó que cada vez será más difícil reducir la pobreza.

Cierto, cuando se parte de niveles de pobreza de 25 por ciento es relativamente fácil reducirla a 15 por ciento, pero a partir de ahí se dificulta y es necesario trabajar en otras cosas, como reducir la desigualdad.

Sin embargo, reducir la desigualdad es mucho más difícil que hacerlo con la pobreza, porque disminuir la pobreza se puede lograr con presupuesto público; mientras que para bajar la desigualdad se tocarían intereses, pues habría que regular monopolios o transparentar la cuenta pública para ver quién recibe los subsidios.

Interrogado acerca de si una política fiscal eficiente es necesaria para reducir la desigualdad, el doctor Soloaga mencionó que estamos viendo una gran discusión sobre la reforma hacendaria, pero por el lado de los ingresos, no del gasto, cuando eficientar a éste debiera ser lo primero.

Por ejemplo, si bien los programas de transferencias condicionadas (Oportunidades) han logrado subir tres años el nivel de escolaridad de la gente en México, la calidad educativa es muy deficiente.

“Si yo gasto en educar a una persona en México para que tenga un año más de escolaridad, necesito que ese año sea de calidad para que le sirva. Pero encontramos que se aumenta la escolaridad y la utilidad de ese año extra no es tan grande como podría haber sido. Por eso la eficiencia del gasto tiene que estar dentro de la agenda pública, no solamente en recaudar más impuestos”.

En la XXI Reunión de la Red Latinoamericana de Investigadores sobre Desigualdad y Pobreza se abordaron los temas: Transferencias de ingreso condicionadas y la política social, Movilidad educacional e informalidad, Estrategias para la reducción de la pobreza, Acceso a servicios de salud: pobreza, desigualdad y capital social, Emprendedores, pobreza y desigualdad.

Participaron: Pablo Cotler, director del Departamento de Economía de la Ibero; Paula Hernández, coordinadora del Programa Oportunidades; Rodolfo de la Torre, coordinador de Investigaciones del PNUD-México; Carolina Trivelli, ex ministra de Desarrollo e Inclusión Social del Perú; académicos de la Universidad de Chile, El Colegio de México, la Universitat Autònoma de Barcelona y la University of Geneve, entre otros.