Lado B
Amistad de juventud, de Alice Munro
António Lobo Antunes refería en una entrevista que la literatura latinoamericana era poderosa por su historia llena de injusticias y de pobreza. Las historias felices no venden y la tragedia social de los países subdesarrollados puede ser caldo de cultivo de historias cuya tensión proviene de la violencia y corrupción que han marcado a muchas generaciones.
Por Lado B @ladobemx
15 de noviembre, 2013
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Alejandro Badillo

António Lobo Antunes refería en una entrevista que la literatura latinoamericana era poderosa por su historia llena de injusticias y de pobreza. Las historias felices no venden y la tragedia social de los países subdesarrollados puede ser caldo de cultivo de historias cuya tensión proviene de la violencia y corrupción que han marcado a muchas generaciones. Alice Munro, la reciente ganadora del Nobel de Literatura, habitante toda su vida de la provincia de Canadá, uno de los países con más altos índices de desarrollo humano, busca sus historias no en un contexto de conflicto social que apenas conoce, sino en el mundo interno de sus personajes, en una sutil nostalgia por el paso del tiempo; los cambios en las familias y sus relaciones.

amistaddejuventudA raíz de la obtención del premio Nobel, se ha hablado de Munro como una cuentista “chejoviana”, sin embargo, la única relación que veo con el autor ruso es la exploración íntima de sus protagonistas. En los demás aspectos, sobre todo en la estructura de sus textos, Munro es una autora eminentemente moderna. Amistad de juventud, colección de diez relatos, nos muestra una serie de mujeres cuyos dilemas exploran elementos mínimos que, lentamente, cambian perspectivas y posibilidades: un malentendido, un matrimonio en conflicto, la venta de una casa. Como apunta Antonio Muñoz Molina sobre su obra, los relatos de Munro abarcan varios años de historia en pocas páginas, esto lo logra con saltos temporales que apenas se advierten en una primera lectura.

En cada uno de los relatos de Amistad de juventud no hay una anécdota fácilmente identificable, un punto de quiebre cuyo peso atraiga y cree tensión en todas las escenas. No hay una dirección previsible en la narrativa de Munro y eso la acerca a la literatura contemporánea. Si el canon del cuento clásico indica que se debe respetar la ecuación introducción, desarrollo, nudo y conclusión, la autora canadiense se regodea en el detalle, experimenta en la digresión que, aparentemente, es un hilo suelto, pero que contribuye a crear una dimensión general de la obra. El lenguaje va en un sentido opuesto, concentrado y efectivo; incluso minimalista. La fuerza radica en las relaciones que se establecen entre los personajes que, como conductos secretos, a veces afloran a la superficie. Otro punto interesante es la predilección por la voz narrativa en presente y en tercera persona que privilegia un tiempo real, una cámara que sirve como una cámara que espía en habitaciones, sigue a los personajes sin que lo sepan.

Random House Mondadori, 1era edición, octubre 2013

Traducción de Esperanza Pérez Moreno

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