Tuss Fernández

@ituss79

Si me empeño en alejarme es porque es mi único pretexto para volver. 

Dudar de nuestra sexualidad es normal… o por lo menos, común.

Yo muchas veces me pregunté sobre mi orientación y hasta tuve crisis closeteras graves en la secundaria y luego en la universidad.

Como nunca pude resolver el dilema de si era gay o hetero, decidí estacionarme entre ambas y ser feliz.

Asunto resuelto.

Dependiendo de las circunstancias a veces soy una cosa, a veces la otra, a veces ninguna. A modo, pues.

Y si quisiéramos hablar de mi identidad, andaríamos más o menos por el mismo rumbo.

Algo así como entre azul y buenas noches.

Hasta la despachadora de la Gasolinera Queer se estresó por semanas tratando de averiguar si cuando nací me pusieron mameluco rosa o mameluco azul [le informo que me pusieron uno de colores y que ahí empezó el desmadre].

En fin, honestamente creo que ambas cosas (quien me gusta y qué sexo cargo bajo los pantalones), debería ser totalmente intrascendental e importarle un pepino al resto de las personas pero…

La gente es rara, siempre quiere saber con quién se acuesta otra gente,  qué hace cuando cierra la puerta de su cuarto, qué humedades se tejen bajo sus sábanas y qué secretos se guardan en su clóset.

Y luego además, a la gente le gusta divulgar las cosas privadas de otra gente.

Tan bonito que sería hacer lo que mi amigo Nolberto dice: “Yo no le pregunto su orientación sexual ni a las personas que se acuestan conmigo”.

Y no como la PGJ de Puebla, dependencia para la cual la identidad sexual parece ser un asunto importantísimo de divulgar.

¡¡¡Presunto travesti!!!

¡¿Cómo es un ‘presunto’ travesti?!

Cual profesionales y expertos peritos de la Procu, quienes leímos este boletín decidimos resolver el enigma planteando las siguientes hipótesis:

Hipótesis #1.

No se puede asegurar que “La Sandra” sea travesti porque al momento de su detención no portaba un kit de maquillaje que incluyera rímel, lápiz labial, sombras en colores cálidos ni barniz de uñas, por lo tanto, no se concluye que sea un travesti del todo.

Hipótesis #2.

Las cejas y la boca delineadas, los rastros de maquillaje en su rostro, el cabello largo perfectamente planchado y el vestido de un tirante, no son elementos suficientes para asegurar que ‘La Sandra’ sea travesti.

[nos mata la duda de si llevaba tacones de aguja o plataformas]

Hipótesis #3.

‘La Sandra’ no confesó ser travesti, por lo tanto, es imposible determinarlo.

Hipótesis #4.

Los papás de ‘La Sandra’ testificaron que su hijx ocasionalmente se junta con unos amigos travestis, pero que de ninguna manera, su hijx lo es.

Hipótesis #5.

El bigote de dos días que adornaba la cara de ‘La Sandra’ durante su aseguramiento, es suficiente prueba para dudar que en realidad sea travesti.

Bien, y ahora que hemos planteado todas esas hipótesis, nos seguimos preguntado:

A-      ¿Al llamarlo ‘presunto’ se está comparando el hecho de ser travesti, con un hecho delictivo? ¿Ser ‘presunto defraudador’, ‘presunto violador’, ‘presunto asesino’ es equiparable a ser ‘presunto travesti’?

B-     ¿El hecho de ser ‘presunto’ travesti y amagar a un sujeto con un arma, automáticamente te convierte en violador?

C-      ¿La orientación o la identidad sexual son agravantes en un hecho delictivo o por qué la PGJ se toma la atribución de difundirlas en un boletín público?

D-     ¿En el caso de los ‘presuntos heterosexuales’ la PGJ sigue el mismo procedimiento?

Ojalá que el presuntamente heterosexual [porque no nos consta] Procurador, sus agentes presuntamente capacitados y el presunto profesional Ministerio Público nos puedan aclarar si toda esta confusión que ahora nos aturde, es parte de un intento claramente fallido de ser políticamente correctos de quienes [mal] redactaron el boletín, porque nosotros nos estamos creyendo que este podría ser un presunto caso de discriminación y para ser más precisos, de presunta homofobia.

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