CELEBRACIÓN
Las continuas guerras estelarizadas por el Hombre habían contribuido a que La Humanidad entrara con bombo y platillo al libro del Guiness World Records. Se nos consideraba una epidemia. Nuestro último Líder mundial elegido democráticamente, sentenció con lágrimas en los ojos que, esta distinción: “La Plaga más Destructiva de la Naturaleza”, era un digno reconocimiento a la labor que sin descanso venía desempeñando el Hombre. En su discurso pidió disculpas por no haber organizado la pachanga como se debía. La guerra del Este y el Oeste mantenía al Líder y a su gabinete de transición muy ocupados. La celebración coincidía con la fecha anunciada en las profecías (¡¿Mayas!?) como el día final. Lo que buscamos es contrarrestar las malas vibras y demostrar que al Hombre: todos se la pelan, pronunció por última vez el Líder. Iba a recibir la constancia del Guiness World cuando la ceremonia se interrumpió abruptamente. De los invitados, nadie alcanzó a probar el postre, el Fin de los Tiempos se coló a la celebración.
CIRQUE
Los leones degustan las cabezas de sus domadores que, imprudentemente, en un acto de racionalidad mínima, han de meter en la boca del felino. Los contorsionistas, ponen sus huesos a remojar antes de la función. Los payasos despintan sus caras de humanos y se ponen sus trajes rituales. Los enanos salen de sus madrigueras portando lentes oscuros, sus ojos de topos no se acostumbran a la luz. El presentador sale lentamente de su mortaja y se siente el pulso para constatar que está muerto. Todos, rápido, a ingerir pastillas y alcohol, las sonrisas recuerden: grandes y amables, muestren los dientes. Luces en la cima de la carpa, banderines adornando las esquinas, el suelo nómada de tierra, los tambores batiendo con la música que anuncia un principio inolvidable. Y tú con los ojos abiertos, esperando que inicie la función.