Con frecuencia nuestra mente registra progresiones armónicas o melodías que permanecen en la memoria después de haberla escuchado, incluso durante días.
Los expertos en marketing político lo saben, por ello es común que utilicen la música como un instrumento para posicionar mensajes e imagen de un candidato o partido.
La estrategia propagandística enfocada a campañas políticas es una disciplina nueva. Surgió en 1952 en Estados Unidos cuando el candidato presidencial, Dwight Eisenhower, recurrió a una agencia publicitaria para posicionarse entre el electorado.
Entonces la táctica se centraba en comerciales, jingles radiofónicos y publicidad impresa. Hoy por hoy, las campañas también incluyen mensajes musicalizados que por lo general son difundidos en eventos públicos o para perifoneo.
Para que el nombre del candidato, partido y propuestas se instalen en el inconciente ciudadano es necesario que los jingles sean pegajosos, audaces y repetitivos, dice Fernando.
Desde los cinco años supo que dedicaría su vida profesional a la música. A esa edad se sumó al mariachi familiar como cantante, después empezó a tocar varios instrumentos: percusiones, saxofón, piano, guitarra y contrabajo, por mencionar algunos.
Luego de casi dos décadas surgió la idea de componer música y letra para campañas políticas de presidentes auxiliares y municipales.
Musicalizar el nombre de un candidato y sus propuestas no es tarea sencilla, puede tardar varios días en la composición o sólo un par de horas. A veces dialogar con el político es suficiente para idear una melodía.
El primer paso es escuchar al candidato, detalla Fernando. Posterior a ello, con ayuda de su socio, compone la letra y música, interpretan el producto y si es del agrado del cliente asisten al estudio de grabación para completar la obra.
El costo del trabajo varía. Si sólo se trata de escribir letras cobra cinco mil pesos, pero si además compone música, promociona el jingle y realiza show en vivo durante los actos de campaña, el costo supera los 50 mil pesos.
No siempre tiene libertad de elegir la música, a veces el candidato tiene una idea que insiste en llevar a cabo. Si Fernando considera que no será exitosa sugiere modificarla, pero no siempre escuchan su opinión.
Y es que “lo importante es satisfacer las necesidades del cliente”, aunque sus percepciones musicales o políticas no coincidan.
Los derechos de autor
En cuestión política existen dos tipos de jingles: los covers, es decir, donde se adapta la letra a canciones populares; y los originales.
Éstos últimos son más difíciles de permear entre la población, por ende su difusión debe ser más intensa.
Los covers son de fácil penetración, no obstante para cambiar la letra y conservar la música de una canción es necesario adquirir el permiso del creador de la obra, tal como se establece en el artículo 58 de la Ley Federal de Derecho de Autor, que a la letra puntualiza: “Para poder realizar la sincronización audiovisual, la adaptación con fines publicitarios, la traducción, arreglo o adaptación el editor deberá contar, en cada caso específico, con la autorización expresa del autor o de sus causahabientes”.
Y es que los derechos de autor reconocen las obras de diversas ramas, incluida la musical, con o sin letra, así que para modificarla el titular tiene facultad de autorizar o prohibir la edición del material (artículo 27).
De incumplir con la normativa los infractores se harán acreedores a una multa que va de los 311 mil 650 pesos a los 934 mil 950 pesos, es decir de los cinco mil hasta quince mil días de salario mínimo (artículo 230).
El pasado 4 de mayo, el portal de noticias Animal Político documentó que el candidato a la Jefatura de Gobierno en el Distrito Federal por la alianza “Movimiento Progresista” – PRD, PT y Movimiento Ciudadano- Miguel Ángel Mancera, utilizó y modificó la canción “Mátalas”, interpretada de forma original por el cantante Alejandro Fernández, sin pagar los derechos correspondientes.
A decir del equipo de campaña del abanderado, ésta canción no es la oficial, sino la que se escucha en su portal de Internet. La utilizan –dijeron- porque fue “obsequio” de un ciudadano.
Hasta el momento el autor de la melodía, Manuel Eduardo Toscano, no ha iniciado acción legal contra el aspirante a Jefe de Gobierno del D.F.