Hugo León Zenteno*

Estamos listos, las condiciones están dadas, es el momento. Después de varias décadas de incesante evolución política, social y también de nuestra conciencia crítica, hemos llegado a la coyuntura idónea para un nuevo hito en la historia de México: el lanzamiento del PAVI. Sí, querido lector, el día de hoy proclamamos el nacimiento del Partido Acción Videocrática Institucional. Al fin, una opción congruente con el nivel de desarrollo de la política mexicana; un organismo acorde con la cultura comicial prevaleciente en el país; una entidad coherente con la calidad de participación ciudadana que campea en toda la república.

La conformación del PAVI está fundada en varios conceptos sociales, filosóficos, políticos y mediáticos proclamados por el brillante pensador posmoderno Jean Baudrillard. En aras de sumar adeptos y de explicar por qué esta alternativa tiene cabida en el espectro electoral nacional, a continuación puntualizaremos algunos:

– Verosimilitud: aquéllo que parece verdadero y que por ende puede pasar por serlo. Es una condición necesaria para la persuasión de las audiencias.

– Simulacro: en una sociedad contemporánea como la nuestra, el simulacro precede a la materialidad que solía sustentarlo. Así, las representaciones se vuelven más palpables, trascendentes y comprensibles que las realidades mismas.

– Pantalla total: dada la proliferación de instrumentos, artefactos y aparatos de uso personal, todos poseedores de algún tipo de pantalla, aquéllos se convierten en nuestras ventanas al mundo. Lo presente allí existe, lo ausente, no.

– Hiperrealidad: las creaciones mediales y cibermediales contemporáneas han provocado que la distinción entre lo sintético y lo auténtico se vuelva cada vez más difícil; es por eso que nuestra conciencia recurre al símbolo (en tanto es lo más inmediato y fácil de digerir) para generar sus apreciaciones u opiniones.

Es así que consideramos a la videocracia como el sistema político más adecuado para ventilar los temas que hoy se encuentran en la agenda pública de México. El régimen de la imagen diseñada, de la puesta en escena televisiva, de la coreografía de los hechos, posibilita, de manera más sencilla, la consecución de acuerdos sociales. Las directrices para ello están predeterminadas por el equipo de realizadores de cada una de las sesiones videocráticas que presenciaremos para definir el acontecer nacional.

De tal forma, trasladaremos al entorno de nuestras pantallas, la discusión -y resolución- de asuntos como: las propuestas electorales, la definición de políticas públicas, los procesos educativos, las investigaciones policiacas (incluyendo, claro, los casos de secuestro), las resoluciones judiciales, los ritos y tradiciones, las incursiones y escaramuzas estratégicas y persecutorias, las nuevas y antiguas costumbres familiares (a través del insustituible melodrama), y, por supuesto, la intromisión en vidas ajenas como mecanismo de entretenimiento.

Por todo lo anterior, porque finalmente lo simbólico es más poderoso que lo fáctico y porque una percepción reiterada se vuelve una verdad incontrovertible, el PAVI, Partido Acción Videocrática Institucional, es indudablemente una legítima opción política en México.

*Académico en las áreas de Periodismo y Comunicación. Actualmente es profesor en la Escuela de Periodismo de la UPAEP y en la Universidad de las Américas Puebla. Sus áreas de interés profesional son: recepción crítica de medios, hipermedios y noticias; análisis del mensaje periodístico en diarios nacionales e internacionales; ciberperiodismo; análisis y consultoría sobre arquitectura de información, usabilidad y calidad semántica en websites. Vive en la ciudad de Puebla; gusta del arte, el beisbol, el chocolate y la lluvia.

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