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La eliminación del frijol de la canasta básica será un golpe duro a la cultura alimentaria del país y afectará la economía de los más pobres en México, equivalente a 51 por ciento de la población, consideró el coordinador de la Maestría en Sociología de la Universidad Iberoamericana Santa Fe, Óscar Martínez Martínez.

Según datos del presidente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Gerardo Sánchez Guerra, el frijol fue sacado de la canasta básica de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).

De acuerdo con el líder de la CNC, esa decisión del gobierno federal afecta a más de 30 millones de mexicanos pobres que viven en el sector rural; además impacta a las 25 mil tiendas Diconsa que se encuentran en las zonas más marginadas del país y que han empezado a racionar también la venta de maíz, debido a la escasez de granos básicos.

En este contexto, el experto de la Ibero en evaluación de programas sociales y políticas de bienestar social, dijo que el mexicano desde tiempos inmemoriales tiene la tradición alimentaria de comer maíz y frijol, si el frijol se elimina de la canasta básica “entramos a un problema complejo porque la parte alimentaria lleva consigo nuestra identidad”.

El investigador comentó que desde la antropología de la alimentación “es más fácil cambiar de religión que de alimentación, por lo que no será tan fácil sustituir de un día para otro frijol y maíz por lenteja o pastas y por si fuera poco, se venderán a precios inimaginables”.

El subsidio que el frijol recibía de Diconsa, aunque controlado, era insuficiente, ahora con esta decisión de eliminarlo de la canasta básica dejándolo a la dinámica del mercado regido por la oferta y la demanda afectará la economía familiar de millones de personas, principalmente del medio rural.

Según el Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hasta 2011, en México hay 52 millones de pobres.

Martínez expresó que este tipo de medidas son “maquiavélicas” y cuestionó: «Por qué no se sacan de la canasta básica otro tipo de productos o por qué no introducir más productos que forman parte de la alimentación del mexicano”.

El investigador señaló que en México, por desgracia, el problema es de fondo y sale más barato importar maíz, frijol y otros granos básicos que producirlos de forma local, esto sumado a que muchos campesinos prefieren abandonar sus tierras porque las políticas que se aplican no respetan sus usos y costumbres.

Sobre la limitación a 20 kilos la venta de maíz, Martínez señaló que no es la solución para evitar a los acaparadores porque siempre encuentran una forma de evadir.