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Investigadores de nueve países de América Latina presentaron en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México el Informe del Observatorio de Pobreza de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL).

Tomada de proutista.com.ar

En la presentación, el director del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social (IIDSES) de la Universidad Iberoamericana, maestro Mauricio de María y Campos, señaló que romper el círculo vicioso de la pobreza en Latinoamérica exige un crecimiento sostenido a tasas de 6 o 7 por ciento anual durante toda la próxima década.

Realizada por un grupo de más de 20 investigadores pertenecientes a nueve países de América Latina -Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay y Venezuela-, el Informe consideró cerca de 70 variables, como acceso a la vivienda, cobertura de servicios de salud, ocupación y nivel educativo del jefe del hogar, ingreso, acceso a servicios, tipo de vivienda y posesión de activos básicos del hogar, entre otros.

De María y Campos comentó que el crecimiento reciente de América Latina se debe a una mayor demanda de materias primas agropecuarias, energéticas y minerales por parte de China, India y  otras naciones emergentes, así como a las consecuentes alzas en sus precios internacionales, pero no a una mayor expansión  o competitividad de las manufacturas y servicios de mayor valor agregado y contenido tecnológico.

Tras una mejora en los primeros ocho años de la década pasada, dijo, en 2009 la incidencia de la pobreza alcanzó todavía a 33 por ciento de la población, incluido 13.3 por ciento en condiciones de pobreza extrema o indigencia. Esto significó la aparición de 183 millones de pobres y 74 millones de indigentes.

Si bien la crisis no afectó a la región tan severamente como en ocasiones pasadas, gracias a las políticas “contracíclicas” emprendidas por la mayoría de los gobiernos de la región, el número de pobres y de indigentes aumentó en tres millones de personas.

La brecha que  no se cierra

Por su parte, el doctor David Martínez, director de Campo Estratégico de Acción en Pobreza y Exclusión de la Ibero León, encargado de presentar las conclusiones del informe, señaló que las acciones emprendidas por los gobiernos de los países analizados en materia de política social no han facilitado que las brechas entre los hogares con mayores y menores condiciones de vulnerabilidad se acorten, incluso en los casos relativamente exitosos de Chile y Uruguay.

Al respecto, indicó que la aplicación durante dos décadas de programas sociales focalizados con transferencias monetarias condicionadas ha demostrado su ineficacia, lo que ha causado la preocupación de todos los países estudiados con respecto a los niveles de desigualdad existentes.

Martínez afirmó que para alcanzar el bienestar, la política económica de todo país debe estar indisolublemente asociada a una política de desarrollo social que implique procesos como el crecimiento de la economía, el ingreso digno, el respeto a los derechos humanos, así como la reducción progresiva y constante de la desigualdad, entre otros