“Es un Festival pequeño, hecho a mano”, comentó la directora general del Festival Internacional de Cine de Morelia, Daniela Michel, que este jueves platicó con los medios de comunicación.
El Festival celebra en 2011 su novena edición y el crecimiento ha sido notable, ya que hace nueve años sólo incluía un concurso de cortometrajes y fue hasta 2007 cuando inició la competencia de primeras y segundas películas.
“El Festival ha crecido pero también ha crecido el cine mexicano. En el año 2003 sólo había una película mexicana lista para ser mostrada, me refiero a Nicotina”.
Comenta que fue difícil lograr que el público se enfocara en las cintas nacionales, por lo que en los primeros años programaban los estrenos internacionales en las salas más pequeñas y al agotarse los boletos se metían a ver las mexicanas, cosa que ha cambiado con los años hasta llegar a tener funciones de cortometrajes con salas llenas.
A diferencia del año pasado, cuando se celebró el bicentenario de la Independencia, en esta edición se redujo el número de cintas nacionales en la programación. “Este año decidimos de una manera muy clara que el público se enfocara en las películas en competencia, que no soslayara la competencia de corto y documental”.
Un evento para muchos públicos
Uno de los principales aciertos del Festival Internacional de Cine de Morelia ha sido saber conjuntar la parte del espectáculo y una oferta atractiva para los cinéfilos más exigentes; además de la difusión de las producciones mexicanas –de cortometraje y largometraje, ficción y documental-.
El Festival invade las calles de Morelia y satura el centro, lo cual inevitablemente captura al público local, algo imprescindible para que un evento de este tipo sobreviva varios años. La infaltable alfombra roja hace difícil el ingreso a las salas pero permite a la gente ver de cerca a los famosos –y a los no tanto-.
Damián Alcázar, Gael García, Cecilia Suárez y Elena Anaya son algunos de los actores y actrices que han desfilado por el centro de la capital michoacana. La gente se arremolina a su alrededor y les pide autógrafos y se toma fotos de recuerdo. El efecto funciona y a continuación varios de ellos compran boletos para las películas donde aparecen estos intérpretes.
“Nos encanta que haya fiestas, que haya convivios, pero para nosotros lo más importante son las proyecciones, la calidad de la selección de las películas”.
No crecer de más
“En lo que tenemos que tener cuidado es en no crecer demasiado (…) lamentablemente a veces tenemos que rechazar muchas películas mexicanas porque no podemos incluir 80 películas mexicanas porque nos volvemos locos, y aparte nos gusta tener una gran atención con aquellos que participan. Tampoco podemos pasar sin ningún tipo de filtro todo lo que se produce en México. Si hemos crecido muchísimo pero también creo que hemos tenido mucha mesura».
“La lucha es mantener el tamaño que tenemos”, ya que este año el Festival presenta menos títulos que en ediciones anteriores. “La verdad es que cuesta muchísimo dinero traer películas internacionales, subtitularlas, transportarlas, asegurarlas y para pasarlas una sola vez me parece una lástima”.
Este cuidado en la programación permite darle su espacio a cintas como Satán Tango, de Belá Tarr, que dura siete horas y media y se proyectará este viernes. O trabajos inéditos en México de directores reconocidos mundialmente como Voljker Schlöndorff, que tuvieron varias funciones, algunas con boletaje agotado.
Enfocados en el cine mexicano
A partir de que el Festival de Guadalajara se enfocó en el conjunto del cine iberoamericano, Morelia tomó la estafeta como el punto de reunión y presentación de la comunidad cinematográfica mexicana. Productores, realizadores y actores se dan cita en este lugar no sólo para presentar sus nuevos trabajos sino para hacer labores de promoción y preparar nuevos proyectos.
Michel asegura que aunque es tentador realizar un concurso internacional, eso podría poner en riesgo la identidad del Festival, que se ha vuelto el más importante para los cineastas mexicanos.
“Es un Festival mexicano para la gente mexicana, con una competencia que explora la identidad mexicana, no solamente en las competencias de corto, documental y largo, o la sección michoacana, sino que también explora la mexicanidad a partir de la sección cine sin fronteras”, sección donde este año se presentó el director chicano Luis Valdéz con su cinta Zoot Suit o el programa de cine indígena dedicado este año a la presentar la obra de la oaxaqueña Yolanda Cruz. También llama la atención la sección México Imaginario, donde a través de tres películas del género Film Noir –o cine negro- se muestra como retrataba a México en el Hollywood de los años 40´s y 50´s.
Daniela Michel, que ha sido jurado en festivales internacionales, como la sección Una cierta mirada de Cannes, comenta que el cine mexicano está llamando la atención a nivel internacional, a la par de cinematografías como la rumana o la coreana, señaladas como vanguardistas en años recientes.
Comentó que el director del afamado festival francés decidió visitar México por primera vez, y lo hizo para conocer de cerca el Festival Internacional de Morelia.
La competencia
“Creo que es importante que haya otros festivales en México, pero hay que ser constantes y tener una visión. Su consejo para los nuevos festivales es concentrarse en una sola cosa, “si es mexicano que sea mexicano, si es de documental que sea de documental”.
“Celebro mucho que haya festivales en todo México, pero lo más importante es la constancia”.