Internet es un espacio de encuentro, de conexión, entre personas que están a cientos o miles kilómetros para crear, trabajar o amar, también es un sitio donde diversas denuncias pueden encontrar eco, liberarse y presionar para que haya cambios en niveles políticos o sociales. Pero al mismo tiempo es un lugar que ejemplifica muy bien cómo la violencia se reinventa.

Hace poco leí dos artículos que me hicieron reflexionar sobre la mutación, como si se tratara de un virus, de la violencia contra las mujeres. El primero es sobre algunos hombres que violentan a sus novias de inteligencia artificial (AI), es decir, creaban chatbots con fines sexoafectivos a los cuales abusaban verbalmente, de acuerdo con un artículo de Futurism.  

A través de una aplicación, que permite a los chatbots aprender y tener conversaciones coherentes, usuarios crearon algo parecido a novias robots, a las cuales insultaban y amenazaban. Aunque esta clase de inteligencia artificial no siente, es decir, no estaba sufriendo realmente, sin embargo, como se explica en Futurism, puede alentar este comportamiento en las relaciones humanas y pone en evidencia la normalización de la violencia en las parejas.

Por otra parte, una mujer inglesa denunció que su avatar en el mundo virtual de META, empresa que conjunta a Facebook, Instagram y WhatsApp, fue abusada sexualmente y que durante el ataque los agresores hicieron capturas de pantalla, para luego decirle que no pretendiera que no le gustó. Como no ha sido el único caso, la compañía ha establecido “espacios seguros” y botones para reportar comportamientos abusivos.

Un abogado entrevistado por el Daily Mail expuso que el abuso sexual al avatar podría ser un comportamiento ilegal, pero no lo es en este momento. La pregunta del millón sería: ¿la violencia contra las novias robots y el abuso sexual de avatars debería considerarse un delito?, ¿deberíamos ampliar el alcance que hay actualmente del concepto de violencia digital en México para incluirles?

En la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia se dice que la violencia digital es toda aquella acción dolosa que se realice mediante las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para difundir, transmitir o distribuir contenido sexual (imágenes, audios o videos) sin el consentimiento de las mujeres y que esto genere un daño psicológico, emocional, en su vida privada o imagen. También se considera violencia digital aquellos actos dolosos que causen daño a la intimidad, privacidad y/o dignidad de las mujeres, que se cometan por medio de las tecnologías de la información y la comunicación.

En los casos antes expuestos quizás, dependiendo de la afectación de cada persona, el abuso sexual de un avatar durante una experiencia de inmersión sí podría entrar en la tipificación, pero no se trata de ir ampliando conceptos en la ley, desde mi punto de vista, sino ir a la cuestión de fondo: ¿por qué los hombres violentan a las mujeres y cuerpos o entes feminizados?

Sería muy fácil responder que lo hacen porque pueden, porque la desigualdad así lo permite y la impunidad lo sostiene, es decir, es el resultado del patriarcado. Como dice Alda Facio: “la ideología patriarcal no sólo explica y construye las diferencias entre mujeres y hombres como biológicamente inherentes y naturales, sino que mantiene y agudiza otras (todas) formas de dominación”.

Entonces, mientras exista el patriarcado la violencia contra las mujeres persistirá, pero no sólo en el entorno digital, sino en cualquier ámbito: familiar, laboral, escolar, sexual o político. Quizás un camino posible, como también lo dice Alda Facio, es que exista una crítica feminista que ayude a la transformación y democratización de la sociedad. De tal forma que para que internet sea un lugar seguro, como se busca este 8 de febrero con el #SafeInternetDay, es importante que no sólo haya más desarrolladoras y empresas dirigidas por mujeres, sino que esta herramienta responda a nuestros intereses y nuestra manera de ver el mundo.

*Foto de portada: ProdeepAhmeed | Pixabay