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Puskat NAKU, tejer un espacio para mujeres artesanas
La cooperativa Puskat NAKU se ha convertido en un espacio para que las mujeres artesanas de Huehuetla tengan una vida más digna y justa en una región donde persiste la desigualdad y el machismo
Por Lado B @ladobemx
02 de noviembre, 2021
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La siguiente es una de dos entregas dedicadas a organizaciones civiles cuya labor se concentra en dar oportunidades a artesanas del estado de Puebla para vender sus bordados bajo un comercio justo, y que a su vez brindan espacios seguros para su desarrollo. Esta es la historia de Puskat NAKU, en Huehuetla.

 

Carina Hernández Mata

Un telar de cintura rojo y blanco con triángulos entrelazados representan la serpiente y la fertilidad. Cuando te lo pones, la primera punta se coloca encima del ombligo —de donde sale la energía, y se envuelve a lo ancho de la cintura para mantener la fuerza en la misma; así lo usan las mujeres de Huehuetla mientras caminan entre los cerros de la Sierra Nororiental de Puebla. 

Este tipo de trabajo es elaborado por artesanas que conforman la cooperativa Puskat NAKU, que en español significa “Mujeres corazón”, un espacio para mujeres indígenas que bordan prendas en punto de cruz, hilván y telar de cintura que representan la flora y la fauna de la cultura en la región del Totonacapan. 

La cooperativa se integra por 22 artesanas, en su mayoría madres cabeza de familia, provenientes de cuatro comunidades de Huehuetla: Lipuntahuaca, 5 de Mayo, Putlunichuchut y Kuwik. 

Asimismo, Puskat NAKU se ha convertido un espacio para que las mujeres artesanas tengan una vida más digna y justa en una región donde persiste la desigualdad y el machismo, pues si bien el 60 por ciento de la población en Huehuetla son mujeres, por ejemplo, sólo 10 por ciento tiene acceso a educación, y el grado más alto al que pueden acceder es la primaria, de acuerdo con un censo que forma parte de la etnografía comunitaria local que realizaron las integrantes de la cooperativa, en marzo del 2021.

Además, si bien para el Estado Huehuetla tiene solo 35 mujeres artesanas registradas institucionalmente, existen mil 500 artesanas en la región, según el censo de Puskat Naku y, pese a esto, no existe ninguna casa del artesano/a ni tampoco un espacio de cultura.  

Así nació Puskat Naku

Foto: Carina Hernández Mata

Janet Calvario y Liliana Martínez empezaron este proyecto en 2019. Al ser una egresada de artes plásticas y otra antropóloga (respectivamente), se interesaron primero en trabajar en una brigada de arte en la región del Totonacapan veracruzano y poblano, donde realizaban talleres culturales.

Niñas, niños y jóvenes asistían todo el día a las actividades, y las madres de estos empezaron a preguntarse qué tanto hacían en ellos. Poco a poco las mujeres artesanas se iban acercando a los talleres con sus prendas bordadas, y fue entonces que Janet se dio cuenta de que podían ayudarlas a través de la venta de estas.

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La cooperativa brinda a las artesanas los materiales para elaborar los bordados; les ayuda con los costos de producción, a hacer el corte de las prendas y el ensamble, a vender y etiquetarlas, así como con la difusión de estas en redes sociales.  

Las mujeres artesanas se han dado cuenta de que la cooperativa ayuda a que sus piezas tengan un precio justo y tengan materiales de mayor calidad, pues regularmente una prenda bordada que venden a los establecimientos de artesanías son pagadas en 80 pesos, un precio considerado bajo por la labor del bordado.

Foto: Carina Hernández Mata

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Puskat NAKU trabaja desde la economía solidaria, pues las ganancias se reparten por partes iguales entre todas las artesanas, y hay un proceso comunitario para mejorar las condiciones de vida de las mujeres de la región, mediante la colaboración y participación de todos los agentes de la comunidad.

Cabe mencionar que, además, en la cooperativa existe una ludoteca que es un espacio de recreación para las y los hijos de las madres artesanas, mientras ellas realizan sus bordados. En la ludoteca participan promotoras culturales para fomentar la crianza colectiva. 

Sobrevivir a la pandemia y desastres naturales desde el bordado

Foto: Carina Hernández Mata

La fuerza de trabajo de las mujeres serranas se emplea hasta para tres jornadas de trabajo que incluye la crianza en casa, la cosecha (de maíz, café y pimienta) y el bordado. 

Con la llegada de la pandemia por COVID-19, el desempleo en las grandes ciudades se agudizó. Muchos de los esposos de las cooperativistas —dedicados a la albañilería o a ser obreros en la capital poblana— regresaron a su casa tras ser despedidos de sus empleos.

A partir de ese momento ha sido gracias al hacer de las mujeres que han mantenido una estabilidad económica cambiando los roles, pues mientras las artesanas asisten al taller, algunos de los hombres se encargan de la crianza.

Ahora la cooperativa beneficia a cerca de 80 personas de distintas familias, gracias a la labor que realizan las manos de las artesanas. 

Sin embargo, la situación que atraviesan las familias se complicó de nueva cuenta con el paso del Huracán Grace por la Sierra Nororiental de Puebla. La comunidad de Huehuetla estuvo incomunicada una semana, y aunque el taller no presentó daños, las artesanas sí tuvieron situaciones de vulnerabilidad como la falta de techo y daños en cultivos de pimienta. 

“Las instituciones gubernamentales se vieron rebasadas por las carencias que viven en la zona, además de que muchos acapararon los víveres para sus conocidos o por el color del partido. La sociedad civil fue la que dio apoyo”, nos cuenta Yanet. 

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Ante la emergencia natural, las fundadoras de Puskat Naku organizaron un acopio en la ciudad de Puebla donde recolectaron alimentos, cobijas, artículos de higiene y medicamentos para poder entregarlos a las mujeres artesanas

Janet comenta que tras la pérdida de las cosechas será más complicado recuperarse económicamente, por eso considera que otra manera de apoyar a las artesanas es comprando sus prendas bordadas, mismas que puedes encontrar en su cuenta de Facebook

 

*Foto de portada: Carina Hernández Mata

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