Se llama David Enrique Terrón González y es el representante legal de Adso de México, una empresa que se constituyó en el año 2000. Siete años después, el SAT la declaró empresa fantasma, fachada o facturera, es decir una empresa que solo existía en el papel.
En esos siete años facturó 39 millones de pesos al gobierno de Veracruz, pero también talleres de género (aerobics y zumba) e incluso contratos de publicidad al Ayuntamiento de Puebla.
La empresa incluso apareció en una de las auditorías forenses que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) a una serie de contratos que replican el esquema de la Estafa Maestra: una dependencia gubernamental contrata a una universidad para que le haga algunos trabajos, la universidad subcontrata a su vez a algunas empresas fantasmas para realizar el trabajo y el dinero público comienza a desaparecer en cuentas bancarias de esas empresas. La cadena puede llegar más lejos, y esas empresas fantasmas pueden distribuir el dinero a una segundo o tercer eslabón de empresas fantasmas. Adso está en ese nivel de acuerdo con la ASF.
La historia fue así: la CFE firmó un convenio por 15.6 millones de pesos con la Universidad Tecnológica de Salamanca (UTS) para la realización de “investigaciones sociales” que sirvan de apoyo para la atención de conflictos derivados de proyectos de generación o transferencia de energía, entre ellos el Proyecto Integral Morelos en Puebla y Tlaxcala. Después de firmado el convenio, la UTS subcontrató a una empresa y a cuatro “expertos técnicos” para realizar los trabajos. Estos a su vez, y sin ninguna razón lógica pasaron el dinero, o una buena parte de él, a la cuenta de Adso. Al final de la cadena, a la cuenta de Adso entraron 11.8 millones de pesos.
El negocio, como se ve, le funcionó tan bien que rápidamente comenzó a replicar empresas, su nombre —en la figura de comisario— es rastreable en al menos otras 12 compañías más, todas ellas han sido declaradas por el Sistema de Administración Tributaria (SAT) como empresas fantasma. Las 12 tuvieron contratos con varios gobiernos estatales.
La dirección que aparece en su credencial del IFE se ubica en la colonia Bello Horizonte, en Cuautlancingo, la misma dirección que comparten varias empresas que tuvieron contratos fraudulentos con el gobierno de Veracruz.
Se llama David Enrique Terrón González pero parece un fantasma, igual que las empresas que encabeza o de las que forma o formó parte.
