Lado B
El periodismo será feminista o no será
El periodismo será feminista o no será, porque así como las mujeres no estamos dispuestas a ceder los espacios públicos, tampoco lo haremos en las redacciones
Por Samantha Paéz @samantras
26 de marzo, 2021
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Desde hace varias semanas tengo una contradicción atorada en el estómago: ¿cómo defender el ejercicio periodístico si muchos medios de comunicación y periodistas descalifican al movimiento feminista? Les contaré, formo parte de la Red Puebla de Periodistas, un colectivo que documenta agresiones contra periodistas y medios, busca capacitaciones y vinculación para defender la libertad de expresión. También soy feminista, porque estoy convencida de que es a través de los feminismos que podremos vivir mejor como humanidad.

periodismo feminista

Entonces casi cada marcha feminista por el 8 de marzo, cuando se conmemora el Día Internacional de las Mujeres; 28 de septiembre, Día de Acción Global por un aborto legal y seguro, y 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, me siento en la misma disyuntiva. Sin embargo, creo que este año la descalificación al movimiento feminista superó todas mis previsiones: se publicaron aproximadamente 380 notas sobre las marchas, la mayoría negativas (aunque por la cantidad de notas, aún no terminamos el análisis que estamos armando en el Ovigem); mientras que el año pasado fueron 65 notas, la mayoría positivas.

Mi contradicción no viene por aquellos medios de comunicación que obedecen a intereses de terceros y cuya línea editorial son los convenios, aunque sí sería muy lindo que una Ley de Publicidad Oficial adecuada permitiera analizar a fondo ese fenómeno. Se debe a que colegas que en su momento vivieron agresiones, campañas de desprestigio y publicación de sus datos personales sean quienes descalifiquen en sus trabajos, pero también en sus redes sociales personales, a las feministas. Me entristece ver publicaciones de reporteros y reporteras donde llaman “vándalas” o “violentas” a las mujeres que acudimos a las marchas, donde digan que esas “no son las formas”, porque como gremio hemos vivido situaciones muy similares, cuando nos dicen “chayoteros” o “prensa vendida”, sabemos que la descalificación de nuestro trabajo nos puede costar la vida. Entonces, ¿cuál es el sentido de hacer lo mismo con las feministas?

Muchas veces he intentado explicar a mis colegas, sobre todo hombres, que no es necesaria la imagen de una joven haciendo una pinta o rompiendo un cristal, porque eso abona al discurso criminalizante y también puede exponer a cualquier mujer a la violencia digital, pues hay grupos en redes sociales que se dedican a tratar de identificar a las participantes de las marchas y exponer sus identidades, aunque sus deducciones no tengan un mínimo de rigor y ética. También les he comentado que lo mejor es acercarse con quienes están allí poniendo el cuerpo en las movilizaciones, para buscar la forma de obtener las imágenes que les interesan, sin que ninguna de las partes se sienta ofendida. Eso hacemos en otros momentos, cuando vamos a comunidades indígenas y nos dicen que hay rituales que no se pueden fotografiar, cuando vamos con grupos de autodefensas y no quieren que se expongan sus identidades, así que no veo por qué no hacerlo con las feministas.

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Al final, creo que el trasfondo de todo esto es el machismo que sigue imperando en el periodismo, no por nada en el Informe Preliminar del Proyecto de Monitoreo Global de Medios 2020 (GMMP, por sus siglas en inglés) se menciona que las mujeres no representamos más del 27 por ciento de “los sujetos y fuentes de las noticias” en los medios de comunicación y donde en radio hasta hubo un retroceso respecto a 2015.

Y no colegas, no creo que hacer periodismo feminista tenga que ver con dejar de lado la “objetividad” y volverse “militante”. Justo este viernes 26 de marzo inició la Primera Conferencia Latinoamericana sobre Diversidad en el Periodismo, organizada por el Centro Knight y Google News Initiative, en la cual Luz Mely Reyes, de Efecto Cocuyo (Venezuela), dijo algo que me resonó mucho: el periodismo feminista no es periodismo militante, porque se trata de la cobertura con derechos humanos, lo que sí es periodismo militante es cuando se involucra un partido político. En ese sentido veo a muchas colegas periodistas decirse abiertamente feministas y ser criticadas, pero hay pocos dueños o directores de medios que dan a conocer su militancia en algún partido o periodistas que hagan público su conflicto de intereses, porque tienen a personas cercanas en la política o porque buscan una candidatura, de eso no se habla y tampoco se critica.

Aunque esa contradicción me genera tristeza o enojo, también reconozco que hay muchas colegas que están dispuestas a llevar el debate a las esferas más altas: justo estos días se realizó el Foro Internacional «Pendientes y acciones urgentes para el futuro: A 25 años del Capítulo J Mujeres y Medios de la Plataforma de Acción de Beijing«, en el marco del Foro Generación Igualdad de la ONU, que se realizará de forma simultánea en México y Francia, donde se discutieron las narrativas androcéntricas y la incorporación de la perspectiva de género en los medios. Eso totalmente me llena de esperanza.

Finalizo diciendo, con una seguridad y confianza plena, que el periodismo será feminista o no será, porque (#SpoilerAlert) así como las mujeres no estamos dispuestas a ceder los espacios públicos, tampoco lo haremos en las redacciones.

 

*Foto de portada: Marlene Martínez

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Autor Lado B
Samantha Paéz
Soy periodista y activista. Tengo especial interés en los temas de género y libertad de expresión. Dirigí por 3 años el Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (OVIGEM). Formo parte de la Red Puebla de Periodistas. También escribo cuentos de ciencia ficción.
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