César, Jazmín, Yunuén, Luis, Gabriel, Maribel y Valeria, son personas que no se conocen entre sí, pero comparten sentimientos como la incertidumbre, el miedo y la tristeza a causa de la contingencia sanitaria por COVID-19.
Ellas y ellos no pueden acatar el “Quédate en casa”, pues deben salir a trabajar. Sus palabras pueden cambiar, pero el sentido de la frase es la misma: “Salgo a trabajar porque es la única forma que tengo para recibir ingresos”.
Se trata de trabajos esenciales para el resto de la sociedad, sobre todo para quienes sí podemos quedarnos en casa: alimentos, limpieza en lugares públicos, servicio de transporte privado y servicio de paquetería.
“No he podido ver a mis abuelos, me da miedo de que yo pueda infectarlos sin saberlo, mi trabajo me hace estar muy expuesto. No es lo mismo una llamada a ir a verlos y darles un abrazo”, César Palma, conductor de Uber / Foto: Olga Valeria Hernández
“Trato de seguir las reglas de limpieza para no afectar a mi familia cuando llegue a casa. Nosotros (los trabajadores) nos estamos arriesgando al estar trabajando, pero por la economía tenemos que hacerlo”, Jazmín Pérez Pineda, supervisora del 1er turno de limpieza en CAPU / Foto: Olga Valeria Hernández
“Para salir a trabajar tomo mis precauciones, me pongo mi cubrebocas, todo el tiempo me lavo las manos y aun así uno no está seguro de no contagiarse”, Yunuén Álvarez Roldan, repartidora de Rappi / Foto: Olga Valeria Hernández
“Tengo a mis hijos en la casa, me afecta verlos estresados queriendo salir, pero cuando todo vuelva a la normalidad vamos a salir al cine o dar la vuelta, otro lado que no sea la casa», Luis Lozada Colón, dueño de tienda de abarrotes / Foto: Olga Valeria Hernández
“Ojalá todo esto acabe pronto para regresar a la escuela, en mi caso no pude asistir a las clases en línea, estoy trabajando para tener ingresos en casa”, Gabriel Ávila, carnicero / Foto: Olga Valeria Hernández
“Qué difícil es ver que haya tanta información y que las personas sigan sin hacer caso, no entienden que esto es una situación de salud. Yo tomo mis precauciones, pero uno se arriesga al venir a trabajar”, Maribel Cruz Blázquez, dueña de tienda de verduras y abarrotes / Foto: Olga Valeria Hernández
“He tenido que alargar mis horarios de trabajo esperando recibir mayores ingresos, lo que me hace estar menos tiempo en casa y que mis tareas del hogar se junten y que al final de todo tenga muy poco tiempo para estar con mi hija”, Valeria Esmeralda Alvarado Villa, pollera
/ Foto: Olga Valeria Hernández
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*Foto de portada: Olga Valeria Hernández
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