Lado B
Tecamachalco y Quecholac cuentan su historia en códices
Las dos imágenes, reproducciones de códices prehispánicos de Tecamachalco y Quecholac, cuentan la historia y la geografía de la región por medio de dibujos
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
18 de junio, 2019
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Foto: Viridiana Contreras

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Dos lonas muestran la reproducción de códices prehispánicos que hablan de la historia de una de las antiguas regiones de Puebla. Las dos imágenes son reproducciones de los códices prehispánicos de Tecamachalco y Quecholac, que cuentan la historia y la geografía de la región a través de dibujos. En los lienzos se ven siluetas de personas, huellas, cerros, líneas oscuras que en algunos casos van acompañadas por huellas, y glifos de la simbología prehispánica como cerros, águilas y osamentas.

El análisis de ambos documentos, por parte de la antropóloga Francisca Ramírez Sorensen, culminó con la publicación del libro Dos códices Pinome del Altépetl Tecamachalco-Quecholac en el estado de Puebla, México, que fue presentado el 14 de junio en el museo comunitario de Quecholac, a un costado del ex convento Franciscano.

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Para la presentación, la investigadora decidió imprimir los lienzos y pidió a todos los asistentes acercarse a ver las figuras, dialogar y pensar qué es lo que querían decir; qué historia cuentan los antiquísimos dibujos.

Las reproducciones de los lienzos estaban colocadas para ser vistas de derecha a izquierda, tal y como era la costumbre prehispánica. Así, el primero que se veía era el Lienzo Vischer, también conocido como “Códice de Tecamachalco”, cuyo original está en un museo en Basel, Suiza.

Este lienzo es un códice tanto genealógico como geográfico, porque habla de la historia de las dos dinastías de la región pero también de la conformación de los lugares y el movimiento de las personas a nuevos asentamientos humanos en la región actualmente conocida como “triángulo rojo”.

Dentro de la imagen se pueden ver las representaciones de los municipios de Tepexi, simbolizado con una piedra rota; Tlacotepec de Juárez, llamado en náhuatl “Tres cerros”, y de Tecamachalco o “Boca abierta de piedra”.

En estas antiguas regiones la historia empezó en el año 992 D.C., cuando un sumo sacerdote mixteco contrajo matrimonio con una princesa de Tecamachalco, llamado también Cuauhtepec o Cerro del águila.

En aquel entonces, la principal amenaza para toda los habitantes de la región eran los chichimecas, quienes venían desde el otro lado de los volcanes, territorio que ahora comprende la Ciudad de México y el Estado de México.

Así, la alianza entre los mixtecos y los popolocas con el matrimonio del sumo sacerdote y la princesa fortaleció la defensa de la zona; el lienzo cuenta cómo se recuperó el territorio perdido a manos de los chichimecas en una primera invasión.

El heredero de esta dinastía, de nombre “1 Movimiento”, se casó con una princesa de Quecholac juntando así ambos linajes y reforzando, una vez más, la alianza entre mixtecos y popolocas. Fue en ese momento cuando los chichimecas declararon la guerra, nuevamente conquistando algunos de los que ahora son municipios de la zona que está entre Puebla capital y la Sierra Negra.

Los pueblos mixteco-popolocas de la zona que comprende desde cerca de Amozoc hasta las cercanías de Tehuacán, al igual que otros pueblos de lo que ahora es el estado de Puebla, fueron constantemente asediados por los chichimecas, conquistadores y con vocación de guerra. Por eso sus alianzas fueron tan importantes para no perder terreno, y los lienzos relatan partes de esta resistencia.

Foto: Viridiana Contreras

El segundo lienzo, también analizado en el libro de la antropóloga Francisca, es el que se conoce como “Códice de la Cueva”, un documento mayormente histórico con una breve vocación geográfica.

En él se habla de tres periodos históricos de suma importancia para los habitantes del actual Quecholac y Xochitlán Todos Santos, Tepexi y Molcaxac. Lo primero que se ve es la génesis de la humanidad misma con figuras de personas surgiendo de un árbol, como dicta la mitología mixteca. Luego, unas huellas indican que se movieron y establecieron en varios lugares de la zona. La nobleza que surgió de ahí fue conocida como “Xochipiltecas” o gente de las flores.

El “Códice de la Cueva” habla también de otra guerra: un nuevo ataque de los chichimecas contra Cuauhtinchan, Totimehuacán, Tepeaca, Cholula, Tlaxcala y Huejotzingo, y de la destrucción de “Cuautepec” o Tecamachalco.

El tercer periodo narrado en el lienzo fue un movimiento de rebelión contra los sacerdotes católicos, posterior a la llegada de los españoles. Este tipo de rebeliones ocurrieron en toda Mesoamérica y culminaron con el asesinato de dos sacerdotes en Quecholac, y una declaración de guerra por parte de la Corona española.

Ramírez Sorensen explicó, por último, una línea del tiempo de los acontecimientos en la región, narrando la historia prehispánica de la zona. Aunque de entrada las representaciones en los lienzos pueden parecer confusas y sin un orden narrativo, la guía de la antropóloga hace que los glifos y figuras cobren sentido y nos transporten a través del Tecamachalco y Quecholac de hace más de mil años.

Prácticamente es nulo lo que se difunde de las culturas precolombinas en esta parte del estado de Puebla y aunque actualmente los asentamientos indígenas no se traducen en grandes comunidades de grupos originarios, existe una historia antiquísima de cultura e importantes asentamientos humanos en el área.

El libro de la antropóloga Francisca es una iniciativa más que se suma a los proyectos de recuperación de la historia, tradiciones y cultura de la región. El propio museo comunitario de Quecholac donde se presentó el libro fue gestionado por la organización Quecholarte y Cultura A.C., que busca difundir el pasado no sólo prehispánico sino prehistórico y del México actual del municipio.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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