Lado B
¿Creer o contar?
Así como el analfabetismo se considera signo de atraso social, también debería considerarse el anumerismo como indicador de un desarrollo social deficiente.
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
28 de agosto, 2018
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Foto tomada de Unión Chiapas

Martín Lopez Calva

“He llegado a una sospecha numérica: preferimos creer que contar”.

Eduardo Caccia. “Anumerismo”. Reforma.

Les comparto que la columna de hoy nace de la lectura del texto de Eduardo Caccia, columnista dominical del diario Reforma, del que hoy cito el epígrafe y un par de fragmentos más.

El artículo en cuestión se titula “Anumerismo” y parte del señalamiento de que, así como se considera el analfabetismo como un signo de atraso social y se invierten muchos esfuerzos en combatirlo para promover el desarrollo de las naciones, también debería considerarse el anumerismo como indicador clave de un desarrollo social deficiente.

“La palabra anumerismo (en inglés innumeracy) es un término acuñado por el matemático y divulgador norteamericano John Allen Paulos en su libro El Hombre Anumérico (ed. Tusquets, 1990), que describe la incapacidad de muchas personas ‘de manejar cómodamente los conceptos fundamentales de número y azar’. Una persona anumérica es aquella que desde el punto de vista de las matemáticas es analfabeta, independientemente de su capacidad para desenvolverse en otros campos y de su nivel de formación”.

Javier Oribe. “¿Qué es el anumerismo?”. El Máquina de Turing.

El anumerismo es el equivalente al analfabetismo en términos de educación matemática y revela una carencia igualmente grave para el desenvolvimiento de una persona en el mundo. Porque así como un joven o adulto que no es capaz de leer una indicación en la calle o de escribir un recado con claridad –este es el indicador oficial con el que se mide el analfabetismo: el porcentaje de personas de 15 años o más que no son capaces de leer ni escribir un recado–, una persona que no tiene la habilidad para hacer cálculos numéricos elementales con fluidez y solvencia enfrentará grandes problemas para poder enfrentar su vida cotidiana en sociedad.

Sin embargo, como señala atinadamente Caccia, mientras el analfabetismo se trata de ocultar porque produce vergüenza, el anumerismo se llega a presumir –“a mí no se me dan los números”, “yo no nací para las matemáticas”–, porque es socialmente aceptable.

En mi experiencia como docente universitario he conocido a muchos estudiantes que eligen la carrera a la que se van a dedicar el resto de su vida porque su plan de estudios no incluye materias relacionadas con matemáticas, o cuestiones numéricas. Y en mi trabajo como formador de investigadores educativos me encuentro igualmente con muchos estudiantes de maestría o doctorado que deciden orientar sus proyectos de investigación hacia diseños metodológicos cualitativos para evitar, también, el enfrentarse con números y procedimientos estadísticos, incluyendo los más simples.

Es frecuente, de igual modo, escuchar argumentos que afirman que no es necesario estudiar matemáticas en la escuela porque “no van a servir para nada” en el futuro a quienes eligen profesiones de corte social o humanístico, o hasta de ciencias de la salud. No obstante, el desarrollo del pensamiento numérico es tan importante como el del pensamiento o inteligencia lingüística y el del lenguaje científico para cualquier futuro ciudadano, puesto que se trata del desarrollo de distintas estructuras fundamentales que permiten a los seres humanos leer el mundo en el que viven y desenvolverse de manera eficiente y pertinente en él.

Porque como afirma Oribe, este problema no tiene que ver con que todos tengan que ser muy buenos en las matemáticas y disfrutarlas, sino con manejar las cuestiones más sencillas y útiles para “realizar razonamientos matemáticos que nos permiten tener un concepto claro de las cantidades numéricas y de las situaciones del azar que afectan nuestra vida cotidiana”.

Ya que una persona anumérica es incapaz de detectar errores elementales en la información que se maneja en los medios de comunicación o en su entorno inmediato, lo que lo conduce muchas veces a tomar decisiones erróneas. Este ejemplo, tomado de Allen en El Hombre Numérico, puede ilustrar muy claramente esta condición:

“Anumérico es alguien que es perfectamente capaz de distinguir la diferencia semántica que hay entre constantementey continuamente, y sin embargo no se inmuta al oír decir al hombre del tiempo que la probabilidad de lluvia para el sábado es del 50%, y para el domingo también es del 50%, y por tanto la probabilidad de que llueva este fin de semana es del 100%”.

John Allen Paulos en Javier Oribe. . “¿Qué es el anumerismo?”. El Máquina de Turing.

De manera que, para combatir el anumerismo, no es necesario que en la escuela se busque que todos los alumnos sean capaces de resolver problemas complicados de cálculo diferencial e integral o ecuaciones diferenciales de alto grado de dificultad; así como en cuestiones del lenguaje tampoco es necesario que el cien por ciento de los alumnos pueda citar a Borges o a los grandes autores de la literatura, ni escriba con un estilo literario sofisticado.

Pero sí resulta indispensable que los profesores y la escuela se empeñen en que todos los educandos aprendan cosas sencillas respecto a contar cantidades grandes, dominar las fracciones y el uso de porcentajes, y realizar con soltura y facilidad las operaciones fundamentales, entendiendo lo que significan.

Porque el anumerismo afecta la vida cotidiana y tiene implicaciones en las demás dimensiones del aprendizaje, puesto que la capacidad de pensamiento matemático básico aporta elementos de lógica y rigor que son indispensables para el desarrollo del pensamiento crítico y la toma de decisiones, aunque uno se dedique a disciplinas de arte, humanidades o ciencias sociales; aunque uno sea investigador cualitativo.

Por ello resulta fundamental ser conscientes de la relevancia del problema del anumerismo que incide en todo el proceso de formación integral de la persona, incluyendo las dimensiones ética y ciudadana. Así, como afirma Caccia en su artículo:

“Los números derrumban falsas esperanzas, tiran mitos, desnudan malas decisiones. Pero dan claridad y revelan verdades que tal vez no nos gusten. ¿Será que haya empresarios, políticos, líderes religiosos y sindicales que prefieran gente con analfabetismo matemático? El anumerismo da millones de votos y de pesos”.
Eduardo Caccia. “Anumerismo”. Reforma.

*Foto de portada tomada de Rolloid

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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