Lado B
Blair Witch (2016), el final del Found Footage
Para algunos, quizás, lo que voy a decir ahora les parezca tan extraño como absurdo en pleno año 2016, pero me arriesgo
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
06 de octubre, 2016
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Héctor Jesús Cristino Lucas

[dropcap]P[/dropcap]ara algunos, quizás, lo que voy a decir ahora les parezca tan extraño como absurdo en pleno año 2016, pero me arriesgo: The Blair Witch Project (1999) no fue una película de terror más del Found Footage, sino la película de terror Found Footage por excelencia. Un hito y un referente inmediato, que lamentablemente en nuestros días, ha sido vilmente subestimada. ¿La razón? Hay muchas en realidad, pero una de ellas, la principal diría yo, es el hecho de que su fórmula ha sido tan desgastada hoy en día que ya nadie -y con ellos me incluyo- aprecia este subgénero. El Metraje Encontrado en la actualidad, debo decir, es un rotundo fracaso.

Ya lo hemos mencionado anteriormente. Existen críticos que aseguran que la antesala del Falso Documental surge en Suecia, allá por 1922 gracias a la adaptación de Benjamin Christensen del Malleus Maleficarum -Martillo de las brujas- con el ya clásico: Häxan. Sobre todo por el tratamiento del tema que le dio el cineasta: un imponente halo anticlerical con gran sátira y mofa de las supersticiones referentes a la brujería o a los demonios. Quedando, quizás, como el primer gran pseudo documental / pseudo película de terror de la historia. Aunque para el formato de cámara en mano y la premisa “metrajes encontrados con cintas sobrenaturales”, aún faltaban varios años.

Vinieron después las siempre controvertidas cintas Mondo, que hacían gran alarde -sensacionalista por supuesto- de las costumbres y tradiciones de culturas lejanas a occidente. La primera de ellas, y la que marcó el camino decisivo del Found Footage, fue Mondo Cane de Gualtiero Jacopeti en 1962. Con ella comienza la producción de filmes italianos que escabarban en las llamémosle culturas exóticas, dando nacimiento al cine de caníbales. He ahí la máxima exponente de todas estas: el film de culto Cannibal Holocaust. Existen críticos que mencionan, en cambio, que fue éste film la verdadera fundadora del subgénero Metraje Encontrado. Y tal vez tengan razón.

Fue la primera en usar la premisa –desgastada actualmente– de la cinta que esconde grabaciones de carácter morboso o paranormal. En este caso: un grupo de jóvenes devorados en un auténtico holocausto caníbal. Sin embargo, la primera que fue filmada íntegramente con cámara en mano, y que terminó por sumar el legado de Häxan, de Mondo Cane y Cannibal Holocaust, ya lo imaginarán, fue la propuesta de Eduardo Sánchez y Daniel Myrick al final de los 90s: The Blair Witch Project. ¿Pero, por qué digo que es la mejor de su clase? Sencillamente porque tomó un poco de sus antecesoras para configurar un nuevo subgénero y hasta popularizarlo sin querer.

Hay mucho que celebrar de la película. Desde su fascinante truco de marketing-morbo basado en una leyenda inventada que se esparció por internet -todavía en pañales- que aseguraba que todos los jóvenes que participaron en el film habían desaparecido; hasta la fantástica regla de no mostrar absolutamente nada del “monstruo”. Una cinta que rompió con la tendencia de mostrar al monstruo con todas sus facciones: Alien, The Thing, Jaws, por mencionar algunas. Y gran parte de su maestría, de hecho, radica en ese detalle, ocasionar temor a la audiencia sin presentar jamas al objeto del terror.

Por supuesto, la elección no fue del todo deliberada, sino en gran medida provocada por el limitado presupuesto de sus creadores, pero eso, queridos lectores, eleva la película a un punto más alto todavía. Es decir, si el film no es apreciado por su temática o por su ya pionero subgénero, debe serlo sin duda, primero, por su marketing, y segundo, por el ingenio de sus -en aquel entonces- jóvenes cineastas se las arreglaron como pudieron para lograr el efecto. A lo que voy es que The Blair Witch Project tal vez obtuvo su apelativo de “clásico” por su influencia y repercusión histórica, más que por su argumento mismo. Y sin duda, hay mucho mérito en ello.

Es por ello que siempre insisto en que cualquiera que desee convertirse en director de cine, debe observar primero el Clearks de Kevin Smith, el Coffee and Cigarettes de Jim Jarmusch, el Evil Dead de Sam Raimi y por supuesto, el ya mítico The Blair Witch Project de Eduardo Sánchez y Daniel Myrick.

Sin embargo existen películas -y apuesto a que muchos estarán de acuerdo conmigo- que no estuvieron concebidas para la franquicias o las secuelas, sino que se trata de productos irrepetibles. De otra manera estaríamos hablando de bodrios seguidos de más bodrios. Y es que, un año después de su estreno, en el 2000, pasó lo inevitable. Alguien intentó convertirla en franquicia. Joe Berlinger, quien es más conocido por ser director de algunos documentales como Paradise Lost o Some Kind of Monster, estrenó Book of Shadows: Blair Witch 2, la secuela directa del ya clásico independiente. Y sí, como era de esperarse, no llenó las expectativas de absolutamente nadie.

Esto acrecienta más la teoría de las películas irrepetibles. En el caso de The Blair Witch Project, aclaro, sólo por el hecho de ser un argumento sencillo no debía suceder; no existía intención de una secuela para empezar. Era imposible imaginar una franquicia, pero ni hablar, se atrevieron. Y en pleno 2016, pese al rotundo fracaso de la segunda parte, hay quién volvió a intentarlo. Hace unas semanas llegó a cartelera una tercera entrega rodada también como Found Footage, igual que aquel  gran clásico. Dirigida por una de las promesas actuales del horror, Adam Wingard, autor intelectual del violento slasher You’re Next y del fascinante thriller The Guest.

No sé cómo explicarlo ni por dónde comenzar. Sinceramente, me hacía ilusión. Pensé: quizás lo logren. Lo que vemos en esta entrega es un intento retrospectivo bastante fallido. La trama es tan similar a la primera que es obvio lo que intentaron. No sólo el truco de la nostalgia sino también de reproducir el miedo psicológico de aquel entonces. Colocar al inicio “Estas cintas fueron halladas” obedece más a continuar la franquicia que a provocar horror efectivo. Sobra. Sin embargo, no está mal volver a ver el bosque como escenario central de la historia, lo que está terriblemente mal es desobedecer a toda regla que hizo The Blair Witch Project el clásico de hoy en día.

La película pudo funcionar. Después de verla me queda claro. Pero se han cometido algunos errores que lo costaron la aceptación de la crítica, no por nada en sitios como Rotten Tomatoes luce su decepcionante 35%.

Para empezar, tomar actores novatos sin mucha carrera por detrás no lo consideraré un detalle cuestionable, ya que la primera fue exactamente así. En cambio, el intento retrospectivo de volver a un bosque mítico con tecnología de la época, me pareció extraño y poco funcional, pero bueno, no fue lo peor. El problema es que todo se vuelve predecible con tantos elementos similares: un grupo de chicos, un bosque maldito, sabes que se perderán. Por ende, se optó por eliminar el gran acierto de su antecesora y mostrar parcialmente a la bruja. En una época gráfica y explícita, es necesario mostrar el terror con rostro definido. Lo entiendo, créanme, pero ahí es donde la película pierde todo su encanto.

No sólo el Found Footage hacía a la película, por lo que arrebatárselo también hubiese sido un error garrafal -miren lo que sucedió con Shadows Book: Blair Witch 2 por ejemplo-, sino la regla más grande de éste film: atemorizar con lo desconocido, con lo que nunca aparece en pantalla, sin mostrar. La primera parte tiene el lujo de ser psicológica. Crear suspenso con ideas más que con sustos baratos, y la bruja si quiera aparecía. Aunque si eres un arduo fanático de la película sabrás que la marca de juguetes de Todd Mcfarlane ya había diseñado al personaje. Ya había mostrado de pies a cabeza a la mismísima bruja de The Blair Witch Project de acuerdo a las descripciones que había originalmente en el guión.

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Esta tercera entrega, en cambio, es convencional. Es screamer tras screamer y un predecible giro tras otro predecible giro. Incluso la motivación de los personajes que los lleva hasta el bosque resulta forzada y poco creíble. Aquí al menos la nostalgia de volver a vivir la experiencia no sirve de nada. Resulta un experimento retrospectivo que falla con creces. Y aunque acepto que sus 20 minutos finales dentro de la casa la dotan de cierto poder claustrofóbico no terminan salvándola. Es una lástima, ya que de haber conservado la misma tensión otra cosa sería. Lamento decirlo, pero Blair Witch termina sepultando la poca esperanza que había en el Metraje Encontrado.

Esta es mi sentencia: Si la primera parte significó el imponente comienzo del subgénero pionero y excepcional, su tercera es, lamentablemente, el final de todo. No nos hagamos tontos, hay buenas propuestas actuales que intentan innovar, como Frankenstein’s Army o la reciente Hardcore Henry, pero tras la inmensa oleada de fracasos ahora me queda claro, no hay más que hacer en este campo, ya todo se dijo. A partir de Blair Witch (2016) no queda nada. Este es el final del Found Footage.

Sinopsis:

Unos estudiantes se adentran en los bosques Black Hills de Maryland para intentar descubrir qué pasó en la desaparición de la hermana de James, relacionada con la leyenda de la bruja de Blair. Pronto una pareja de lugareños se ofrece a ser sus guías en los bosques.

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Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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