Lado B

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En Puebla hay 282 mil 580 mujeres mayores de 60 años, el 4.8 por ciento de la población estatal. Su edad las hace (más) vulnerables a la violencia, el abandono y la discriminación, el sistema social limita sus actividades, las estigmatiza, las relega, las disminuye.

Hay, sin embargo, quienes se resisten a seguir las reglas del sistema, mujeres valientes dispuestas a abandonar los estereotipos, mujeres que rechazan lo que la sociedad ha destinado para ellas: señoras de acción.

Doña Lulú

María de Lourdes Iselo Díaz tiene 61 años de edad. Hace año y medio comenzó a llevar a sus nietos a practicar karate. Mientras los esperaba, un buen día se animó a saltar la cuerda para hacer un poco de ejercicio. Hoy es cinta verde avanzada y ha participado en competencias de combate cuerpo a cuerpo.

En su tiempo libre también se dedica a las ventas por catálogo y realiza labores del hogar, pero las tardes de cada martes y jueves “son sagradas”. Esos días Doña Lulú alista su uniforme del karate, su cuerda para saltar y su equipo (nudilleras, espinilleras y boquillero) para entrenar.

Doña Lulú corre, da saltos y brinca la cuerda junto a niños de 5 y 6 años, también pelea con jóvenes de veintitantos y hace puntos con sus golpes. Al combatir, su estilo es siempre a la ofensiva, ella es la que da el primer paso, el primer golpe.

Dice que hace karate por salud, para mantenerse en mejor condición y evitar los achaques de la edad, pero además es una actividad que la motiva mucho. Su esposo siempre bromea por la fuerza que ha obtenido, sus hijos están orgullosos de ella y le han señalado que su carácter ahora es más decidido.

Ella no planea dejar el karate e incluso espera en el futuro tener la oportunidad de dar clases de karate para niños.

Doña Cuquita

A sus 77 años, Refugio Reyes Andrade -conocida más como Cuca o Cuquita- entró por primera vez a una cabina de radio; le tocó ir en representación de la Casa de la Familia, donde cursaba el diplomado en Comunicación y Filosofía.

Doña Cuca es una persona activa, antes de pensar siquiera en que las personas la escucharían a través de Radio Palafox o que la leerían en el periódico Angelus, tomó un curso para ser Cultora de belleza con 50 años a cuestas y varios de sus ocho hijos aún en la escuela.

La radio y la escritura -como antes fue el tejido, la costura, la papelería, la estética y venta de ropa- la hacen sentir útil, que sigue aprendiendo y que vale lo mismo que cualquier hombre, aunque su educación le dijera lo contrario.

A tres meses de cumplir los 80, Cuca quiere soltarse más ante el micrófono y escribir, quizá hasta se anime a poner su historia en un libro como le recomendó uno de sus profesores.

Doña Lupita

Guadalupe Jiménez y Martínez tiene 71 años. Es maestra jubilada en el 2007, después de 42 años de trabajo.

Cuando dejó de trabajar se sentía incompleta y pensó “quiero seguir estudiando, quiero seguir conociendo, porque la vida te pide no quedarte estancada en ningún momento, porque tienes que convivir con personas de tu contexto, ejemplo: tus hijos, tu familia, lo que platican los jóvenes (…) tengo que conocer nuevos lenguajes”.

Así que se inscribió en el Programa Universitario para Adultos (Pupa) de la Universidad Ibero Puebla, que dura 3 años. Esto le permitió seguir en contacto con lo que fue su vida: la escuela.

Hoy, Doña Lupita ha hecho dos veces el curso y va por la tercera, seguir aprendiendo la hace feliz, y el cambio no sólo no sólo ha sido personal, también lo reconocen sus hijos, su familia y su nieto.

A ella ni la lluvia ni la hora la detienen para ir a sus clases, no le teme a los desafíos y a los retos. “La vida -dice- no termina cuando se van tus hijos de casa, no termina cuando dejas de trabajar. La vida sigue y vivir es hermoso”.