Lado B
Terrorismo romántico o día de San Valentín
“El amor romántico mata”, dice una consigna feminista que por fuerte que suene, nos ayuda a explicar con mayor claridad cómo el machismo se sostiene y perpetúa en relaciones reales a partir de la concepción romántica del amor.
Por Lado B @ladobemx
11 de febrero, 2016
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Natalí Hernández

@natali_ha

[dropcap]“[/dropcap]El amor romántico mata”, dice una consigna feminista que por fuerte que suene, nos ayuda a explicar con mayor claridad cómo el machismo se sostiene y perpetúa en relaciones reales a partir de la concepción romántica del amor. Son muchas las feministas que han explicado y teorizado sobre la construcción romántica del amor – sí, han tenido que ser las mujeres- porque sigue siendo necesario generar cambios que nos brinden las posibilidades de vivir menos desiguales y porque si bien el amor es un espacio cargado de afectividad, también lo es ideología.

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«Tenemos el amor bastante naturalizado y esencializado; porque lo consideramos algo intrínseco: parece que está ahí, que lo sentimos todos los seres humanos, que es incontrolable… Y eso resulta problemático, porque, si es así como comprendemos el amor, nunca nos plantearemos una necesidad de reflexionar y discutir sobre ello.» 

Mari Luz Esteban, Dra. en Antropología.

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En Puebla escucho con tristeza e indignación nombres como el de Iraís Ortega, Karla Albert, Araceli Vázquez, Gaudelia Romero, Adriana Santos… Ellas tienen en común haber sido asesinadas por sus “novios” o parejas sentimentales; esos hombres que se adentraron en sus vidas en el nombre de un lazo afectivo y/o erótico. Con frecuencia imagino las frases que resonaron en cada una de ellas: el verdadero amor se sufre, el amor todo lo puede, si no eres mía no serás de nadie, amar “vale la pena”… Frases que todas hemos escuchado a lo largo de nuestras vidas, que tenemos interiorizadas en el fondo de nuestros corazones y que indudablemente trasladamos a nuestras relaciones amorosas. Cuando por ejemplo pienso en el caso de Araceli Vázquez Barranco, quien cansada de los celos de su novio, primero decide terminar la relación y después de soportar algunos meses de acoso por parte de Javier (cuando ya era su ex novio) asume que debe denunciarlo, es justo el momento en el que Javier decide asesinarla. Reparo en que es aquí donde radica la diferencia crucial sobre cómo vivimos las mujeres y hombres la violencia en el noviazgo, a nosotras – a las mujeres- nos están costando la vida.

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“Lo que nos enseñan en las películas, cuentos, novelas, series de televisión es que las chicas de los héroes esperan con paciencia, los adoran y los cuidan, y están disponibles para entregarse al amor cuando ellos tengan tiempo. Las chicas de la publicidad ofrecen su cuerpo como mercancía, las chicas buenas de las pelis ofrecen su amor como premio a la valentía masculina. Las chicas buenas no abandonan a sus esposos. Las chicas malas que se creen dueñas de su cuerpo y su sexualidad, que se creen dueñas de su propia vida, o que se rebelan, siempre se llevan su castigo merecido (la cárcel, enfermedad, ostracismo social o muerte).”

Coral Herrera Gómez, Dra. en Humanidades y Comunicación audiovisual.

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Celebrar el amor, así nada más, sin cuestionar las profundas formas de violencia que se ejercen en nombre de éste es sostener un sistema de relaciones que está violentando y asesinando a cientos de mujeres. Un “Día del amor” o de San Valentín cargado de mensajes que sostienen la idea de la propiedad privada y diversas formas de control, que además se refuerzan a lo largo de toda nuestra vida: en las películas, en lo que leemos, en lo que vemos en la TV o en medios impresos, en lo que nos dicen en la educación desde la familia, las escuelas y las instituciones, ¿en qué puede beneficiarnos?

Duele entender que el amor es sinónimo de las faltas más graves a la dignidad de las mujeres. Duele saber que muchas creemos los artilugios románticos de la época y sostenemos formas de amar que ni siquiera respetan nuestros derechos humanos fundamentales, indigna hasta las entrañas reconocer que muchas tomaron las riendas de su vida, se liberaron de sus agresores y esto les costó la vida.

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“De la misma manera que nos protegemos con un casco y unas cuerdas cuando vamos al monte, también necesitamos protección en el amor, para ser capaces de pasarlo bien y salir bien paradas. Tenemos que asimilar ciertas técnicas e ideas para poder identificar cuándo las cosas van mal y cuándo bien, para comunicarnos, para negociar o para abandonar una relación… Ésos son nuestros arneses. ¿Por qué pensamos que en el amor no es necesario protegerse y que todo es libre? Es una locura”.

Mari Luz Esteban, Dra. en Antropología.

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Me asusta celebrar estos mecanismos para sostener una sola forma de “amor” que de ninguna manera nos ofrece una visión crítica de lo que deseamos para nuestras vidas y que nos despoja de cualquier forma de ser mujeres libres. La invitación es, en palabras de Mari Luz Esteban, a unir el amor con la razón, con la evaluación, con la negociación, con el cálculo, a construir otros modelos donde podamos considerar dimensiones como: Reciprocidad, reconocimiento y redistribución –del poder, del dinero, del tiempo, del prestigio. A construir otras formas de amar más dignas y más seguras.

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