Lado B
Los 43, la voz de sus familiares, la voz de los desaparecidos
Una recopilación de citas extraídas del "Informe Ayotzinapa” que presentó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes
Por Lado B @ladobemx
08 de septiembre, 2015
Comparte

Lado B

@ladobemx

Con el “Informe Ayotzinapa”, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) no sólo descubrió las inconsistencias y graves omisiones de la investigación de la Procuraduría General de la República (PGR), como el ocultamiento del 5to autobús, que podría ser una pieza clave para entender lo sucedido la noche del 26 de septiembre, sino también destapa los daños y las heridas abiertas en los familiares de los estudiantes. Esta es una recopilación de 26 citas extraídas de las entrevistas que hicieron los expertos a los padres de los normalistas, se omiten los nombres porque pensamos que las voces de unos son las voces de todos:

  • “Pero también quiero ser maestro, porque hay lugares, mamá, muy marginados, dónde hay bien poquitas casas y esa gente no sabe leer, ni escribir, ni sabe nada. Es por eso que yo quiero ser maestro, para que yo vaya a esos lugares a darles clases”.
  • “Mami, yo quiero estudiar, porque usted se ha partido la madre siempre para sacarnos adelante. Y yo ya no quiero que usted sufra, por eso yo voy a estudiar para maestro y quiero que me apoye estos cuatro años. Cuando yo termine yo voy a trabajar, porque yo quiero ir a esa escuela de lucha para enseñar a los niños de por acá donde vivimos nosotros. Donde los maestros no llegan, que son hijos de ricos, y yo como campesino quiero enseñarles a mis compañeritos todo lo que yo aprenda, compartirlo con los niños”.
  • “No saber nada y que ya vamos para 8 meses, no saber nada de él… en dónde está, cómo está o qué pasó con él, pues la verdad, sentimos… fuerte, el dolor fuerte, fuertísimo el dolor. Este dolor es muy, muy doloroso…muy desastroso en el hogar de nosotros, porque todos nosotros ya no trabajamos como es, a veces por ejemplo, anda uno trabajando pero con tu mente por otro lado, a veces hasta cuando agarras el machete te llegas hasta lastimar un dedo porque pues andas pensando: “cómo, en dónde está mi hijo”, y la verdad, no, no trabaja uno… al cien como antes lo hacíamos”.
  • “Esta situación afecta a la familia entera. Y, como le digo, antes de esto éramos pobres pero felices. De aquí para acá yo siento que ya no. Yo siento que todo cambió. Y el día de mañana que nos vayan a dar la noticia, quién sabe cómo cambiará. Yo sí he dicho que antes yo tenía otra vida, después de esto ya está difícil recuperar mi vida de antes… ¿Qué más voy a hacer aunque me aguante el dolor? ¿Cómo a mi hijo le quitan sus sueños así? ¡Caray! Él iba a ser maestro, estaba bien contento. ¿Cómo se los arrebatan así? ¡Qué coraje me da!, la verdad”.
  • Yo, Güerogüero, quiero saber dónde está Carlos Lorenzo Hernández Muñoz.

    Yo, Güerogüero, quiero saber dónde está Carlos Lorenzo Hernández Muñoz.

    “Así estuve como un mes, dos meses, tres meses. Desde entonces ya no siento nada. A veces siento que llega corriendo a la casa. En la tarde le dejo la puerta abierta y nunca llega. Pero siento que él está vivo y que él va a regresar. No. Y siento que sí está vivo”.

  • “No nada más nos afecta a nosotros, nosotros tenemos familia, tenemos hermanos, tenemos papá, sus abuelitos, entonces todo eso llega a los teléfonos y suenan y suenan llorando, o sea, está afectando a mucha gente, no nada más a 43 padres, 43 madres; nosotros tenemos mucha gente y eso es lo impresionante de este…”.
  • “[…] el de cinco años también, a veces me pregunta ¿Va a volver?, ¿y mi hermano, pues?, ¿cuándo va a volver?”.
  • “Cuando venga te voy a traer una muñeca… ‘Ah, bueno.’ Como ella casi no puede hablar bien todavía, no le dice Carlos, le dice Cajlo. Luego que pasó esto, me dice mi esposa: -Quiere hablar Bety contigo-. Le digo: A ver. Dice: -¿Papá y Cajlo?-. Aquí está, está estudiando. -Dile si me va a traer la muñeca-. Sí… ya te la va a llevar. Cuando él vaya, te la va a llevar. Puro así, pero pues la gente ya le dice que su hermano está perdido. Y así y así, como va creciendo ya, se va dando cuenta, y como ve a su mamá llorar, dice: -¿Por qué llora mamá? No… no está Cajlo-”.
  • “Pues al principio ellas estaban más tristes, de hecho, ellas ya no querían ir a la escuela. La más grande, dice: -¿Sabes qué, mamá? Voy a dejar de estudiar para… porque siento que las letras no me entran, no me concentro, no me siento bien-. Le digo: ¿Pero tú crees que tu hermano si estuviera aquí, eso habría de querer para ustedes? Debemos de ser fuertes y echarles más ganas, para cuando él llegue…”
  • “[El padre] está fuera del país. Me llamó para reclamar, para reclamar por qué lo dejé ir a la escuela. Contesto la llamada, dice -Soy Miguel- Ah, sí, -¿Por qué lo dejas al chamaco estudiar? Ahorita está desaparecido-. Yo no tengo ganas de platicar. Yo le dije -Si estuviera en tu lugar, ni hubiera marcado-. Solamente eso le dije”.
  • “Yo… trabajo, me voy, mi señora siempre está ahí en la escuela, yo solamente vengo y la acompaño por 4 o 5 días, por 2 días, sábado y domingo y así estoy, yendo a mi trabajo y viniendo, yendo a mi trabajo y viniendo, pero mi señora no se despega de la escuela. Desde el momento que empezamos con esto de encontrar a nuestro hijo, no nos hemos despegado… si no yo, ella es la que está, ella es la que está siempre”.
  • “Por ejemplo, yo lo digo en mí porque pues eso de vivir en la escuela siento que tengo una esperanza. Siento que estando ahí en la escuela en cualquier momento voy a ver llegar a mi hijo. Como un día que fui con mi esposo y lo buscaba yo por todos lados y no lo veía por ningún lado, ya nomás de momento lo vi ahí y que me dice -¿Ma ya están aquí?- Sí hijo, ya estamos aquí. Y lo recuerdo al estar ahí en la escuela, al estar sentada ahí en la explanada, en cualquier lugar”.
  • Yo, Marco Velasco, quiero saber dónde está Jórge Álvarez Nava.

    Yo, Marco Velasco, quiero saber dónde está Jórge Álvarez Nava.

    “Mi hijo que está en la escuela allá en el pueblo hace un mes me habló: -Mamá venga a ver porque ya Carlos ya no quiere ir a la escuela. Dice que mejor se va a morir porque su hermano no llega. Y que usted ya lo abandonó-. Y ya fui. Le digo ¿por qué ya no quieres ir a la escuela? Dice: -Es que usted también ya me abandonó. Ya no me quiere, ya se fue. Y pues yo no tengo a mi hermano, mejor me quisiera morir-.”

  • “Me decían: es que ustedes no participan. Sí pues, yo ya no voy, pero no es porque uno no quiera. Si yo, cuando esto… yo me iba 25 días, a veces 15 para allá a otros lados. Y nunca les decía yo que no, pero ahorita por esta enfermedad, de que va uno al baño a cada rato. Para mí se me hace difícil de que a veces no hay baños. Y pues así como andaba yo, cuando ya quería hacer del baño y ahorita, siento que no voy a poder andar yendo por ahí”.
  • A veces, hay noches que ni dormimos. A veces, veo a mi señora que ya se levantó, le digo: -Duérmete-. Pero yo también, no me quiere decir, pero también veo que sufre. No nos queremos decir nada, porque siente uno lo que siente mi esposa. Y también ella a veces, a veces pasamos las noches sin dormir. O que ya supimos algo y nuestra cabeza está ahí pensando… Amanece y estamos sin dormir por muchas cosas que se acuerda uno”.
  • “A la hora de comida estoy acostumbrada a echar dos kilos de masa porque él era de buen apetito. Y le sirvo su plato. Digo: -No lo tomen a mal porque a lo mejor él viene–. Y dicen: –Mamá, echa mucha tortilla a veces–. Digo: –Sí, no sé, presiento que Marcos va a llegar– Le digo: –¿Sabes qué hijo? Vamos a tomar una cosa: vamos a tener fe y no la vamos a perder que él va a regresar. Vamos a tomar que él se fue a trabajar a México. Se fue a trabajar y no nos habla porque a lo mejor no hay señal donde él está. Pero va a regresar. Va a regresar y hay que tener la casa limpia, su cuarto. Hay que así hacerle. Porque al rato va llegar. Tómalo así”.
  • “Sí, son como 3 veces que lo he soñado. Una vez lo soñé pero no lo alcancé a ver, pero esta vez, sí. Mi familia también lo ha soñado, mis sobrinos, mis cuñadas, pues todos nosotros lo queríamos. Ahora que fue su cumpleaños, el 29 de enero, invitamos gente de la Normal, pues siempre le hacíamos su comida para que invitara a sus amigos. Vinieron sus amigos de la calle de aquí, de la escuela… Los invitamos, les dije que era su cumpleaños ese día y los invite “que si querían venir a la casa”. Comieron, comimos… nosotros no estamos contentos de que no aparezca, estamos tristes. Y si nosotros recordamos el día de su cumpleaños, es para estar con sus amigos que nos han apoyado, pues que sientan… Ellos decían: nosotros estamos con ustedes, todavía y los vamos a seguir apoyando aunque no esté él. Aquí le pusimos su foto, le pusieron una cerveza. Pero toda la familia estuvimos aquí. No contentos, pero unidos”.
  • “A la niña, cuando pasó esto, ella preguntó por qué. “Lo que pasa es que a Dani diosito se lo llevó porque quiere que le dé clase a sus angelitos-. Como ella sabía que Dani se había ido a estudiar para maestro, preguntaba: –Y ¿por qué a Daniel? Hay muchos maestros–. Poco a poco ella lo va entendiendo. A veces le hace sus cartas y se las pone ahí. Hay veces que nosotros en las quincenas vamos a surtir, acostumbramos a traerles que su yogurt, ella dice: –Este yogurt es para Daniel-. Llega y se lo pone ahí a él. Siempre hasta la fecha. Como que todavía lo toma en cuenta, pues”.
  • “Pues me siento medio mal, me siento triste porque… siento como que tenemos todo el tiempo del día perdido. Y también yo en ese tiempo cuando desapareció mi chamaco perdí muchas cosechas, porque yo sembré maíz, las aguas casi no aproveché. Porque no tengo terreno propio, sino rentado. Nada más coseché como dos kilos de maíz, que levanté, pues. Y demás se echó a perder, porque el dueño del terreno le echó su ganado y comió mi mazorca. Y comió mi jamaica, esa jamaica no coseché nada, ni un kilo. Se echó a perder todo, completo. Ahí perdí todo mi dinero. Ahorita estoy aquí, ahora sí no voy a sembrar ni un pedazo, ahora no puedes dejar solo aquí”.
  • “Pues en un principio nos apoyaban con los boletos de traslado. Pero últimamente, hace como tres meses que ya no nos lo están dando por parte de Segob. Y nos dijeron que ya no… Que lo iban a ver, que no sé qué. Entonces eso es un desgaste económico para nosotros porque pues nos gastamos un dinero… Imagínese nada más de ir hasta allá, sale el boleto, nada más de acá para Juchitán, sale como en mil pesos, ¿verdad? Y luego de Juchitán para mi pueblo otros ciento cincuenta, ida y vuelta y pues”.
  • “Pues… después de eso… pues ora sí que nuestras vidas han cambiado mucho porque he abandonado a mi familia. A mis niñas, que siempre han sido muy apegadas a nosotros, las he dejado solas, pues no es igual como cuando yo estaba, porque pues estaba yo más al pendiente de ellas como sea, ahorita, nada más una llamada y ya. Igual para mi esposo, nosotros a partir de esa fecha nosotros no hemos trabajado, hemos descuidado ora sí que nuestro hogar, trabajo…”
  • Yo, Esmeralda Ríos, quiero saber dónde están todoss los desaparecidos.

    Yo, Esmeralda Ríos, quiero saber dónde están todos los desaparecidos.

    “Sus hermanas también me llaman. -Mamá, ¿qué sabes?-. Y ya hasta vergüenza me da que me llamen, porque no sé nada, nada. Ya ni sé qué contestarle a mis hijas. Ya no sé ni qué decirles. Y ellas la única esperanza que tienen es lo que yo les digo de acá y yo no les diga nada. No esto es muy duro, doloroso para uno de madre, la familia, toda la familia, mi hija dejó el trabajo por estar allá en la casa”.

  • “No mi esposa, pues para acabarla de fregar, ella está enferma de la presión. Me la operaron de como un derrame en el ojo, apenas antes que él entrara a la escuela. Al otro le pasó la enfermedad de las cataratas, por eso no anda conmigo porque tengo miedo también de que se vaya a dar un golpe. El 19 me van a resolver si va a ser operación o no. Pero yo le pido a Dios que no sea eso, pues… porque ahorita como ando sin trabajar, pues no hay dinero es muy problemático, sin tener nada de recursos”.
  • “Me quemé… con una bala de gas lacrimógeno… con un bote, me iba a pegar en la cara y yo le puse la mano. Y la nariz me la quebró un soldado con el escudo… allá en el enfrentamiento con los soldados en el batallón. La pierna me la quebraron acá, estrellada estaba la pierna, ahí están la pruebas de mis radiografías. Fue en la represión en Chilpancingo, en el Caballito. Y ahí los chamacos: -Tío, tío nos están pegando. Vénganse para acá-. Yo como padre de familia fui a ver: -Sabes qué, ¿por qué les están pegando?-. Y luego llegaron y bombas, y todo y cuanta porquería”.
  • “Sí, hay muchas cosas que nosotros nunca volvimos, no aceptábamos porque en realidad ya no le creíamos a la procuraduría, desde el principio nos quiso entregar tres veces una historia y las tres veces no fueron nuestros hijos”.
  • “Me hicieron cuatro preguntas, deje ver si las recuerdo: que por qué a esas horas fueron a tomar los camiones; quién los mandó; cuál era el interés de que fueran a Iguala; y si iban armados. Esas fueron las cuatro preguntas. ¿A esas alturas nos preguntaban si iban armados? Le digo, yo le puedo enseñar un video donde un muchacho está hincado pidiendo piedad, que no estén disparando, porque no tenía armas”.

Desde la misma noche del 26 de septiembre, padres y madres de los normalistas que vivían en Tixtla se trasladaron a Ayotzinapa. En un carro, sus compañeros iban enterando papás y mamás sobre un grave acontecimiento. Poco a poco se fueron incorporando más familiares a la caravana. A casi un año de los acontecimientos en Igual, sigue la pregunta al aire: ¿Dónde están?

Comparte
Autor Lado B
Lado B
Información, noticias, investigación y profundidad, acá no somos columnistas, somos periodistas. Contamos la otra parte de la historia. Contáctanos : info@ladobe.com.mx
Suscripcion