Lado B
¡Que vengan más tertulias literarias!
Hace unos días, el círculo de lectura de los Del Río celebró su cuarto aniversario. Su primera Tertulia literaria la celebraron el 11 de abril de 2011 en la casa del Tío Nico, uno de los varios miembros del magisterio que puede presumir esta familia poblana.
Por Alonso Pérez Fragua @fraguando
31 de mayo, 2015
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Alonso Pérez Fragua

@fraguando

#LaEternaIncomprendida #FomentoALaLectura #Literatura

[dropcap]H[/dropcap]ace unos días, el círculo de lectura de los Del Río celebró su cuarto aniversario. Su primera Tertulia literaria la celebraron el 11 de abril de 2011 en la casa del Tío Nico, uno de los varios miembros del magisterio que puede presumir esta familia poblana. De él fue la idea de juntarse cada dos meses -días más, días menos- para compartir libros, vino y una agradable velada.

Hasta la sesión del 23 de mayo pasado, los Del Río -y los colados, como yo, que nos hemos integrado a la tertulia- habían compartido 185 libros de 141 autores de casi 30 nacionalidades distintas, más los que se agregaron esa noche[1]. Esto lo sabemos gracias a la Tía Pepis, quien funge como secretaría del grupo y en cada sesión registra todo lo necesario para guardar el orden: el título y autor de los libros que se agregan al círculo, cuáles salen y quién se lleva cada ejemplar en préstamo. Para este cuarto aniversario, la tía y su amiga Úrsula prepararon, además de una relación de todos los libros compartidos –incluyendo la nacionalidad de los autores[2]– pequeños carteles con frases de los libros compartidos y las caricaturas de los respectivos escritores o escritoras.

Además de llevar el orden de cada tertulia, la Tía Pepis, quien también es docente, está encargada de leer la descripción del vino que se degusta en cada ocasión. Así, además de lectores, los Del Río forman enólogos aficionados… o bohemios, como se le quiera ver.

Luego de la degustación del vino, y antes de llegar a las recomendaciones literarias, la prima Pam comparte las efemérides del mes y el primo Nico lee las primeras frases célebres o inspiradoras que irá intercalando a lo largo de la noche.

Foto: Alonso Pérez Fragua

Foto: Alonso Pérez Fragua

Y aunque el vino y la idea de compartir libros podrá parece a algunos como sinónimo de pura seriedad, el humor fluye también, ya sea a través de la charla obligada como a través de títulos del estilo Datos inútiles para leer en el baño, del irlandés Ian Q. Carrington o Me vale madres del italiano Prem Dayal. En ese sentido, la variedad y espíritu incluyente son fundamentales para el éxito de la tertulia.

Aunque a la prima Cinthia no le gusta el brasileño Paulo Coelho, sus libros Once minutos y El alquimista han pasado por varias manos, lo mismo que otros best sellers que han llegado a la pantalla grande en años recientes como La ladrona de libros, del australiano Markus Zusak o Bajo la misma estrella, del estadounidense John Green, o textos de los ganadores del Premio Nobel Gabriel García Márquez –con cinco de sus relatos en lista- y Mario Vargas Llosa –con dos de sus libros compartidos entre los tertulianos.

Así, durante estos cuatro años, novelas de ficción e históricas, compilaciones de cuentos, textos de no-ficción, libros de superación personal y títulos clásicos -y una que otra película- han sobrepasado su vida útil regular y han abiertos sus páginas y sus ideas con una veintena de personas, desde los miembros adolescentes de la familia Del Río hasta aquellos cuyas cabelleras ya pintan canas. (Resulta interesante y a la vez natural, que la prima Hebe, la más joven de las participantes, haya recomendado en las últimas tertulias títulos que leyó en su celular gracias a la aplicación de Wattpad, “la comunidad más grande del mundo para lectores y escritores”, según anuncia en su página de inicio).

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El primer título que llegó a mis manos gracias a la Tertulia literaria. Una verdadera joya de una autora que, a pesar de sus dos premios Ariel por su labor como guionista y del Xavier Villaurrutia en 1958, es poco conocida fuera de los círculos especializados. Imagen tomada de culturacolectiva.com

Interés vs acceso

Estas líneas sobre la Tertulia literaria de la familia Del Río sirven como registro y celebración pero también, y sobre todo, como invitación. Cuando se habla sobre el fomento a la lectura –y la educación en general-, la responsabilidad casi siempre se le adjudica a la escuela y/o al Estado. Pocas veces se ve que, más allá de ser co-responsables, los núcleos familiares y los grupos de amigos pueden obtener resultados más rápidos y con menos esfuerzo y recursos.

Más que especular, lo primero es tener información sobre el estado de las cosas. Escuchamos de forma constante e incluso molesta que México tiene los índices de lectura más bajos, lo cual es cierto: aunque las cifras cambian según la fuente y el año, lo que parece una realidad es que nuestro país tiene de los promedios más bajos en número de libros leídos al año –poco menos de 3, de acuerdo al INEGI. En 2010 la Encuesta nacional de hábitos, prácticas y consumo cultural elaborada por Conaculta revelaba que en los 12 meses precedentes, el 68 por ciento de nuestros compatriotas no habían leído ni un solo libro “que no estén relacionados con la escuela y su profesión”. Sin embargo, esa misma investigación arrojaba que solo al uno por ciento de los mexicanos no les gusta leer, mientras que el 11 por ciento prefiere las novelas, el nueve por ciento los libros de historia y el 7 los textos de superación personal. (En el caso de nuestro estado, el 22.2 por ciento de los poblanos prefiere las novelas, el 17.05 los libros de historia y el 13.74 los cuentos; los libros de superación personal son los favoritos de 12.75 por ciento de la población de nuestra entidad).

Es decir, aunque se lee poco, a la gente parece gustarle. ¿Será acaso por el difícil acceso a los materiales? De acuerdo a la misma encuesta, un 43 por ciento de la población nunca ha ido a una biblioteca; de ese porcentaje, una tercera parte responsabiliza a la falta de tiempo, una décima a la lejanía y una proporción similar al hecho de acceder a libros por otros medios.

Entonces, supongamos ahora sí que el problema no es el gusto sino la forma de conseguir algo bueno que leer, pues además de bibliotecas lejanas o inubicables (6 por ciento de los mexicanos dijo no saber dónde hay) existen precios altos en libros y salarios bajos. Ante este panorama, ya imaginarán una posible solución: más tertulias literarias.

Es cierto que este tipo de acciones no es la panacea y que, en el caso particular de los Del Río, los elementos magisteriales de la familia han resultado básicos. Sin embargo, mi punto radica en que así como el Estado tiene su parte, nosotros como ciudadanos también. Qué interesante sería que así como los protagonistas de este texto, poco a poco otras familias y grupos de amigos iniciarán sus círculos de lectura. La fórmula es muy sencilla y la clave está, eso sí les adelanto, en proveer cantidades generosas de comida y bebida: piensen que es altamente probable que muchos llegarán invitados por Baco pero al final se quedarán por Minerva.

Ah, y tener una tía Pepis siempre nos será de utilidad, para ésta y muchas otras situaciones en la vida. ¡Salud tertulianos!

lasLecturasdeAlonso

Las #letras que la #TertuliaLiteraria me aportó este mes. Foto: Alonso Pérez Fragua

 

[1] Como era mi obligación, uno de los títulos que compartí en esta última ocasión fue El año viviendo bíblicamente del gran A.J. Jacobs. Más datos sobre el maestro, aquí.

[2] Para los obsesivos de los datos como yo, aquí algunos:

  • De los 141 autores que han circulado hay tres chilenos, cuatro colombianos, seis ingleses, siete argentinos y el mismo número de alemanes, 11 españoles y 16 estadounidenses.
  • México figura con 27 escritores y 12 escritoras. De este grupo, Paco Ignacio Taibo II es el que más títulos ha regalado a la tertulia con seis, siendo el autor más presente de forma general. De Elena Poniatowska han circulado cuatro títulos; y de Elena Garro y José Emilio Pacheco tres.
  • Luego de Taibo II, siguen en el conteo global Gabo con cinco obras y Saramago con cuatro.
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Autor Lado B
Alonso Pérez Fragua
Alonso Pérez Fragua es periodista, gestor cultural y eterno aprendiz de las cosas del arte y del mundo. Actualmente realiza estudios de maestría en Estudios Culturales por la Universidad Paul Valéry, de Montpellier; su tesis tiene a Netflix y a las tecnologías digitales como objetos de estudio. En México cursó una maestría en Comunicación y Medios Digitales, y una especialidad en Políticas Públicas y Gestión Cultural. Melómano, bibliógafo, cinéfilo, maratonista de series, wikipedista y un poco neurótico. Lo encuentras en Twitter e Instagram como @fraguando.
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