Susana Sánchez Sánchez

[dropcap]S[/dropcap]e dice que en tiempos de campañas políticas, los ciudadanos nos convertimos en foco de atención de los políticos, pues éstos necesitan votos; aunque ello habría que cuestionarlo, es decir, si nosotros, los posibles votantes, en verdad nos convertimos en el primer tema de atención de los políticos. Claro que los ciudadanos somos importantes para la esfera política, pero habría que evaluar en qué grado.

Desde que la televisión existe y nos hemos convertido en homovidens (con todo y acceso a las redes sociales), los primeros que se han replanteado las estrategias de dominación política son justamente quienes están en la esfera política. No hay nada tan eficaz como las campañas políticas que vemos o escuchamos en la televisión o en la radio, y no porque éstas sean de calidad, sino por los niveles de audiencia con las que cuentan esos medios. Así entonces, si fuéramos consumidores culturales de diarios o revistas, las campañas estarían presentes con mayor incidencia en esos soportes mediáticos. Tampoco es que los medios de comunicación sean los únicos que dominan en el ámbito político, sin embargo se han convertido en el “ágora” por excelencia para aquellos que aspiran a dominar varios sectores sociales.

Ejercer el poder requiere de eficacia y eficiencia, lo que implica contar con ciertos aliados (adquiridos por dinero, por compadrazgos o por pagos de favores). Uno de esos aliados son los medios de comunicación.

Es un secreto a voces que los medios más consolidados y mejor posicionados tienen nexos con todos aquellos que reditúan los favores políticos mediáticos. Claro que hablar de ello es delicado porque aunque se sabe, no hay documentos “legales” que lo comprueben, entonces todo queda en los chismes o en el rumor –aunque aún los rumores también deberían ser casos de estudio para poder entender, por ejemplo, cómo se construye y se práctica la corrupción en distintos niveles.

[pull_quote_right]La esfera política busca aliarse siempre con los medios de comunicación, no para adquirir poder, sino para ser eficaces entre las masas en el ejercicio de éste.[/pull_quote_right]

En ese sentido, de que todos saben los negocios turbios entre la prensa y el poder, pero nadie se avienta a decir nada, el libro La otra guerra secreta: los archivos secretos de la prensa y el poder, de Jacinto Rodríguez Munguía, resulta escalofriante, porque el autor a través de documentos del Archivo General de la Nación, presenta reportes, informes o cartas enteras entre la prensa y el poder. Rodríguez Munguía, presenta con papelitos los nexos entre los detentores del poder (la esfera política) y los guardianes de la verdad y la democratización de la información (los medios de comunicación).

Si bien el libro  La otra guerra secreta: los archivos secretos de la prensa y el poder,  está situado en las décadas sesenta y setenta, lo que en él narra el autor podría ser el escenario político del siglo XXI, en cuanto a estrategias de dominación política se refiere. Por ejemplo, la clásica frase: O estás conmigo o en mi contra, es una práctica cotidiana entre aquellos que quieren ejercer el poder, mediante la autoridad o la dominación (o ambas).

Ejercer el poder requiere de un carácter mixto, por eso es tan contradictorio y cuestionable, sobre todo en medio de corruptelas donde la desobediencia, la obediencia y la sanción son temas de todos los días entre quienes dominan, se resisten o son los dominados. La esfera política busca aliarse siempre con los medios de comunicación, no para adquirir poder, sino para ser eficaces entre las masas en el ejercicio de éste.