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Ex Ibero crea dispositivo que ayuda a personas con parálisis cerebral
Creó Tecla, un dispositivo electrónico que permite a las personas con parálisis cerebral navegar en Internet y operar un smartphone, vía bluetooth y por medio de movimientos de cabeza
Por Lado B @ladobemx
15 de abril, 2015
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Foto: Andrey Burmakin | shutterstock.com

Prensa Ibero

@PrensaIbero 

El doctor Jorge Silva Arce, egresado de la Licenciatura en Ingeniería Biomédica de la Universidad Iberoamericana, creó Tecla, un dispositivo electrónico que permite a las personas con parálisis cerebral navegar en Internet y operar un smartphone, vía bluetooth y por medio de movimientos de cabeza e incluso el aliento, desde su silla de ruedas eléctrica.

[quote_right]Creó Tecla, un dispositivo electrónico que permite a las personas con parálisis cerebral navegar en Internet y operar un smartphone, vía bluetooth y por medio de movimientos de cabeza e incluso el aliento, desde su silla de ruedas eléctrica.[/quote_right]

En México Tecla puede ser usado principalmente por personas con parálisis cerebral, la mayor causa de discapacidad física en nuestro país. También es de utilidad para quienes en un accidente sufrieron un trauma que les causó parálisis, como los pacientes que Silva tiene en Toronto, Canadá (ciudad en la que actualmente vive), donde su dispositivo fue adquirido, entre otros, por un ciclista y una trapecista quienes después de sufrir fuertes caídas perdieron la movilidad de sus cuerpos.

Desde una visión de que “la discapacidad no es una deficiencia ni una diferencia, sino un reto que puede ser resuelto con tecnología”, el egresado de la Ibero aprovechó la interfase de las sillas de ruedas eléctricas para adaptarles Tecla, y permitirle a la gente con discapacidad motriz hacer más actividades, como responder llamadas en sus teléfonos celulares y enviar mensajes de texto, sin necesidad de usar las manos.

El interés por desarrollar esta ayuda tecnológica surgió en Jorge desde sus tiempos de estudiante en la Ibero, debido a que deseaba combatir la discriminación implícita en el diseño de los dispositivos móviles.

Pero fue durante su estancia hospitalaria en el Bloorview Macmillan Childrens Center de Toronto –hoy llamado Bloorview Kids Rehab– cuando empezó a tener exposición a la vida diaria de las personas con discapacidad, cuya realidad empezó a tratar de entender, con el fin de brindarles soluciones apropiadas a problemas derivados de su falta de movilidad.

Tecla se empezó a desarrollar en la Universidad de Toronto, pero fue en el Colegio de Diseño y Arte de Ontario donde Silva encontró el apoyo necesario para avanzarlo. Aunque su tecnología actualmente está protegida por el secreto industrial, en un principio era de fuente abierta, pues los diseños del primer prototipo se pusieron en línea en Internet.

“Queríamos asegurarnos de que Tecla era una solución real, y la única posibilidad de saberlo era si inicialmente proveíamos todos los diseños de nuestra tecnología. Cuando comprobamos esto también nos dimos cuenta de que la gente prefería comprar nuestros diseños a hacerlos, entonces formé junto con un socio, Mauricio Meza, también egresado de la Ibero, la compañía Komodo, que ahora comercializa el producto, y donde yo ocupo el puesto de chief technical officer, el líder técnico”.

Tecla es compatible con iOS y Android. Para este último sistema operativo lo único que se requiere es bajar la aplicación (enhttp://gettecla.com/), que es compatible con el accesorio, y con eso funciona el dispositivo.

El primer prototipo, que se envió a universidades, vio la luz en el año 2010. Un año después salió a la venta la primera versión comercial. La tercera versión, la actual, empezó a venderse en 2013, y tiene hoy un precio de 350 dólares.

Por su funcionalidad la tecnología desarrollada por el doctor Silva ha sido adquirida por personas de 22 países, como Estados Unidos –donde se realizan tres cuartas partes de sus ventas–, Canadá, Japón, Suiza, Italia, Holanda y Suecia, así como México. Lamentablemente no ha sido solicitada por pacientes de otras naciones latinoamericanas.

Una experiencia, no un producto

Como desarrollador de tecnología inclusiva que es, Jorge Silva aclara que él no desarrolla productos, sino experiencias, en el sentido de enfocarse en el papel del usuario; “para pensar cómo va a bajar la aplicación la gente, qué es lo primero que va a pensar, qué palabras va a buscar, cuando la baje qué va a querer hacer, saber si va a usar la tecnología en su casa o en un hospital, y si la va a ayudar alguien o no”.

Estos usuarios imaginarios le permiten iniciar el proceso de desarrollo de experiencias de uso. Luego valida o descarta cada paso de la tecnología de sus dispositivos con la asistencia de pacientes verdaderos que participan en programas beta (fases de prueba), “a quienes les enseñamos lo que llevamos hecho; quienes nos pueden decir ‘esto no tiene sentido, no puedo activar tal función y no entiendo para qué es’. Entonces debemos hacer las cosas de otra manera”.

Como la experiencia de uso del software y dispositivos móviles no es exclusiva del hardware (smartphones, ipads, computadoras), la siguiente generación de Tecla permitirá hacer un intercambio entre dispositivos, de manera físicamente independiente para el usuario.

Dispositivos para la inclusión

Sin temor a equivocarse, el exalumno de Ingeniería Biomédica de la Ibero (área del conocimiento en la que tiene un doctorado, al que se suma una maestría en ingeniería mecánica, ambas cursadas en Canadá) asevera que dispositivos tecnológicos como Tecla permiten a la gente con discapacidad tener una vida laboral y personal independiente, el principal argumento para apoyar a las personas con discapacidad en las sociedades que se han dado cuenta de que atender sus problemas beneficia a todos.

De hecho cuando trabajaba en el Centro de Investigación de Diseño Inclusivo de Toronto, Silva Arce (quien actualmente sólo labora en Komodo), llegó a realizar investigaciones en torno a la inclusión de las personas con discapacidades. “En un proyecto en el que participé en 2010 mostramos claramente los beneficios económicos de invertir en personas con discapacidad, pues al dotarlas de tecnología inclusiva no tienen riesgo de perder su empleo; y al tener trabajo no dependen económicamente de sus familiares, al generar sus propios ingresos, y hasta pagar impuestos”.

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