Un duro comienzo de semana ha enfrentado la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, luego de la muerte del fiscal Alberto Nisman, quien investigó su vinculación al atentado de la AMIA en 1994, y la acusación del fiscal Germán Moldes por el supuesto encubrimiento en un caso de lavado de dinero y evasión de Lázaro Báez, cercano a su marido, el ex presidente Nestor Kirchner.

EFE | The Clinic

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Un duro comienzo de semana ha enfrentado la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, luego de la muerte del fiscal Alberto Nisman, quien investigó su vinculación al atentado de la AMIA en 1994, y la acusación del fiscal Germán Moldes por el supuesto encubrimiento en un caso de lavado de dinero y evasión de Lázaro Báez, cercano a su marido, el ex presidente Nestor Kirchner.

[quote_right]Los detalles que se siguen conociendo sobre la muerte, presuntamente a causa de un suicidio, del fiscal Alberto Nisman, han ocupado gran parte de las planas informativas del país trasandino.[/quote_right]

Los detalles que se siguen conociendo sobre la muerte, presuntamente a causa de un suicidio, del fiscal Alberto Nisman, han ocupado gran parte de las planas informativas del país trasandino. Entre las últimas informaciones entregadas se encuentra la del cerrajero que llegó a abrir el departamento de Nisman, quien contradijo lo informado oficialmente al decir que cualquiera podría haber abierto esa cerradura, la que no contaba con ningún tipo de cierre. Este se suma al episodio vivido por los conductores de ambulancias, quienes aseguraron que el personal de seguridad presente en el edificio en el que residía Nisman les solicitaron abandonar el lugar, sin poder atender los llamados que habían emanado desde ahí.

La muerte de Nisman llegó el mismo día en el que debía presentarse ante el Congreso para dar a conocer los detalles de la investigación que realizó durante 11 años, en donde acusa a Fernández de encubrir a un grupo de personas de nacionalidad iraní vinculadas al ataque a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en el cual murieron 85 personas.

En esta denuncia, la que luego se dio a conocer de forma integra, Nisman aseguraba que el encubrimiento de Fernández respondía a una reactivación económica entre su país e Irán, el cual se debía a un intercambio de petróleo por grano, en consideración a la crisis energética por la que pasaba el país trasandino.

Luego de que se le intentara bajar el perfil a esa denuncia, un juez argentino decretó custodia policial para dos de las personas mencionadas en el documento que entregaría Nisman.

Este miércoles se conoció otro caso que involucra un posible encubrimiento de Fernández, esta vez con el empresario Lázaro Báez, cercano a su fallecido marido y ex presidente de Argentina, Nestor Kirchner.

Según indicó el fiscal Germán Moldes, existió una “megamaniobra de encubrimiento tanto al poder político como empresario” para evitar que se investigara a Báez” en los delitos de evasión tributaria y lavado de dinero, llegando a aquella conclusión después de revisar los documentos de contabilidad de Hotesur, empresa de Fernández, la que la involucraría a través de boletas falsas.

“Evidentemente, alguien con gran poder de decisión debe impartir las órdenes (tan celosamente obedecidas) para que estos acontecimientos se repitan alegremente y la cubierta protectora de Báez y su conglomerado no se agriete”, señala el texto de la denuncia según reportaron los medios argentinos.

A raíz de estos eventos, sumado a la crisis interna que vive la nación vecina, muchos argentinos se han volcado a las calles para pedir la renuncia de Cristina Fernández, llamando también a que no se frene la investigación realizada por Alberto Nisman.

“No vamos a permitir que vuelva a morir otro fiscal, no vamos a permitir que los acosen y les digan lo que tienen que hacer”, remarcó, por su parte, el presidente de la Asociación y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Julio Schlosser.