Lado B
Brasil 2014. La FIFA gana por goleada
 
Por Lado B @ladobemx
15 de junio, 2014
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Tomada de fronterad.com/

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Gabriel Díaz | Frontera D

Río de Janeiro. Cuando se inventaron los límites de los países de la región, cada uno armó su propio combo de simbologías nacionalistas. Un héroe libertador (siempre por vía de las armas nunca de la negociación), una bandera, un himno y muchos óleos dieron consistencia fáctica a la ficción. En Brasil, tal como hoy lo conocemos, eso no ocurrió. No hubo grandes batallas, ni libertadores idolatrados. La princesa Isabel, regente del imperio de Brasil, se exilió cuando los militares tomaron el poder, poco después de que se firmara la ley Áurea que abolió la esclavitud en 1888. La nación, dirigida por patricios y grandes latifundistas, se vio huérfana durante décadas de aquel imprescindible relato histórico. Con la autoestima por los suelos, como lo recogió en sus crónicas el periodista Nelson Rodríguez, Brasil tuvo que esperar hasta el año 1958 para que por fin emergiera el héroe que tanto anhelaban: el fútbol. Tras el fracaso del Maracaná de 1950, el triunfo del mundial de Suecia fue definitivamente lo que dio sentido al gentilicio brasileño. Pero se dio la paradoja de que los principales protagonistas de la gran batalla, entre ellos Didí, apodado Príncipe Etíope, y el novel Pelé, el Rey, eran negros. Formaban parte de los millones de nietos de esclavos, pobres y analfabetos. No obstante, aquella victoria fue ovacionada en todo el país y de ahí en adelante el fútbol capitaneado por héroes negros sería fuente de emoción y el fervor nacionalista oxigenaría a una sociedad en la que el racismo es reconocido por la mayoría.

QUE COMIENCE LA FIESTA

Todos estaban preparados para la foto. La encabeza el ex presidente Ignacio Lula da Silva y el ex jugador de fútbol, hoy diputado, Romario de Souza. La imagen de aquellos hombres junto al presidente de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación), Joseph Blatter, y la destellante copa dorada, recorrería el mundo en 2007, cuando Brasil fue designado sede del Mundial 2014. Se construirían o reacondicionarían 12 estadios en 12 ciudades diferentes. Los brasileños celebraron la noticia con algarabía; la pobreza se reducía progresivamente y el presidente Lula gozaba de una amplia popularidad. El gobierno aseguró –como lo repite Romario una y mil veces– que la inversión en los estadios sería privada y que las obras del mundial (medios de transporte, infraestructuras, aeropuertos y puertos), acabarían siendo un legado para el país. La FIFA puso sobre la mesa sus exigencias. Tanto la asociación como sus patrocinadores, entre los que se encuentran McDonald’s y Coca-Cola, no pagarían impuestos durante 12 meses. Así lo estipula la llamada ley FIFA, firmada por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. En resumidas cuentas, la FIFA espera recaudar la cifra récord de 3.500 millones de dólares tras las frustradas expectativas puestas en el mundial de Suráfrica de 2010. Por su parte, Romario, diputado por el Partido Socialista Brasileño y ex aliado de Lula, se convirtió en una de las voces más críticas cuando comenzaron a conocerse los millones de reales brasileños que saldrían del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social) que acabaron financiado el 98 por ciento de los gastos del mundial. Además de denunciar la corrupción política interna, tildó de “ladrón, mafioso e hijo de puta” a Blatter.

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