Foto: Marisol Castro

Lado B

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61 migrantes centroamericanos que cruzaron México en el llamado vía crucis que partió de Tenosique, Tabasco, a pie el 17 de abril con más de 400 personas migrantes y llegó a la Ciudad de México con más de mil 200 integrantes, pidieron asilo político en Estados Unidos.

De acuerdo con un comunicado, se trata en su mayoría de mujeres, infantes, familias, y personas de la comunidad LGBTTTI o activistas que dejaron sus países por la situación estructural de marginalidad, pobreza y violencia que viven.

Ahora, esos 62 migrantes piden al gobierno de Estados Unidos “buen tratamiento y rápida bienvenida” y hacen un “llamado a los pueblos y las autoridades de Centroamérica, México y Estados Unidos a reconocer y reflexionar sobre la situación que viven estas personas”.

Reproducimos aquí el comunicado completo:

México, 4 de mayo de 2014

A los gobiernos de Centroamérica, México y Estados Unidos de América,

Al Instituto Nacional de Migración y a U.S. Immigration & Customs Enforcement,

A las organizaciones de apoyo a migrantes,

A los medios de comunicación y a la sociedad civil,

Ayer, 3 de mayo de 2014, 61 migrantes centroamericanos cruzaron en grupo la frontera norte por la garita Puente Hidalgo en Reynosa, Tamaulipas para pedir asilo político en Estados Unidos. La mayoría de ellos son mujeres, niños, familias, miembros de la comunidad LGBTTI o activistas. Dejan su país por una situación estructural de marginalidad, pobreza y violencia. Corren peligro en sus países de origen y en México tanto por su vulnerabilidad social como por su participación en el Viacrucis Migrante que cruzó todo el país exigiendo un paso libre y digno con las siguientes demandas:

-Libre tránsito de personas migrantes por México

-Protección real de los derechos humanos de los migrantes en toda su ruta

-Creación de una institución alternativa al Instituto Nacional de Migración, libre de corrupción

-Cambio al sistema económico y político regional, causa de la migración forzada y la violencia estructural

Con este cruce de la frontera las y los migrantes cerraron su viaje por México que para muchos es una pesadilla. Todos los que pasaron forman parte de una caminata que salió de Tenosique, Tabasco a pie el 17 de abril con más de 400 personas migrantes y llegó a la Ciudad de México con más de 1,200 integrantes. En su trayectoria se fueron sumando personas y defensores y se lograron audiencias con los gobernadores de los estados de Veracruz, Distrito Federal y Coahuila, así como autoridades, senadores y diputados de la República Mexicana. Frente a la incapacidad del gobierno mexicano de otorgar seguridad en el paso de los migrantes, el Viacrucis consiguió que a sus integrantes se entregaran oficios de salida para transitar por México legalmente durante 30 días, así disminuyendo el riesgo de su camino.

Esta acción en la frontera norte cristaliza lo que se construyó en el camino—la lucha de las personas migrantes, ahora del otro lado, por las demandas de seguridad, libertad y dignidad. Así las y los migrantes traspasan fronteras y convierten a la línea divisoria entre países pobres y ricos en un espacio continuo de lucha, desde el Naranjo hasta el cruce del Río Bravo.

El carácter vulnerable de estos 61 migrantes debe ser suficiente para que reciban asilo político en cualquier país. A esta vulnerabilidad, hoy se suma el peligro de haber denunciado fuerte y claramente a los gobiernos de sus países de origen y de México donde la violencia no ha cesado. El Viacrucis ha confirmado en su paso el ambiente extremadamente violento del norte de México. Mientras se caminaba en el norte, migrantes y defensores en el sur del país fueron abiertamente atacados y agredidos por las autoridades, situación grave e inaceptable.

Por todo esto, seguimos acompañando a este grupo en el proceso de asilo político por lo cual se está formando un equipo de abogados y activistas en ambos lados de la frontera México-Estados Unidos. En este sentido, exigimos buen tratamiento y rápida bienvenida a cada uno de estas 61 personas migrantes por parte de la sociedad y el gobierno estadounidenses. Hacemos un llamado a los pueblos y las autoridades de Centroamérica, México y Estados Unidos a reconocer y reflexionar sobre la situación que viven estas personas.

Las personas migrantes NO son delincuentes. NO son criminales.

Huyen de sus países en busca de una mejor vida. No les neguemos ese derecho.

Atentamente,

Caravana del Viacrucis Migrante