En el gif vemos a un esperma controlado en movimiento.

Historias Cienciacionales

@Cienciacionales

Como si se tratara de fabricar pequeños cyborgs, un grupo de investigadores del Instituto para las Nanociencias Integrativas en Dresden, Alemania, ha logrado atrapas células espermáticas dentro de nanotubos de metal para controlarlos de manera remota usando imanes. Esto, con el objetivo de dirigir fármacos a puntos específicos en el cuerpo o para fertilizar óvulos de manera más eficiente.

Los nanotubos magnéticos son de 50 micrones de largo (0.05mm) y poseen un diámetro de 5 a 8 micrones (0.005 mm a 0.008mm). Además, están diseñados con una forma mucho más angosta en uno de sus lados para evitar que el esperma escape, una vez capturado.

Para usarlos, los investigadores los vierten en un “fluido” que contiene células espermáticas bovinas. Una vez que se introduce el espermatozoide,su flagelo se transforman en un motor natural que impulsa al tubo hacia cualquier sitio por medio de un campo magnético.

Este no es el primer intento en dirigir, por medio de campos magnéticos, algún tipo de células. De hecho, las bacterias magnetitácticas fueron las primeras en la fila. Sin embargo, lo que distingue a esta investigación es la capacidad de dirigir a espermas para la fertilización de un óvulo.

“Las células espermáticas fueron una opción atractiva para este tipo de trabajo debido a que no requieren de una fuente externa de energía, son inofensivas para el cuerpo humas y son aptas para nadar en líquidos viscosos”, comenta Oliver Schmidt, quien dirige la investigación.

Este estudio, de acuerdo con sus autores, es un gran acercamiento para el desarrollo de nuevos aparatos microrobóticos. A pesar del avance tecnológico que representa, en Historias Cienciacionales nos preguntamos si la gente estaría dispuesta a introducirse este tipo cyborgs microscópicos dentro del cuerpo.

¿Ustedes qué tan cómodos se sentirían?

_____________________

Pueden ver el vídeo de estos espermas en este enlace, proporcionado por The New Scientist

Fuente en The Independent.

Artículo original en la revista Advanced Materials.

Más historias cienciacionales en este link

Siguelos en su página de FB