Tuss Fernández

@ituss79

de esos días en que el infinito cabe bajo la almohada

Aunque no sé si en persona sea tan simpático como yo, Ricky y yo tenemos varias cosas en común: somos guapos, talentosos, carismáticos, gays [aunque yo no más de medio tiempo] y ambos hemos sido homofóbicos.

La única diferencia es que cuando yo lo publico, no se vuelve una nota internacional.

De hecho, por ahí de mi adolescencia que fue cuando más fuerte me pegó esto de la intolerancia, el propio Ricky fue blanco de mis burlas; bullying, pues.

Ese muchacho escuálido, de voz delgada, rasgos finos y cabello largo, para mi no era más que un maricón.

Demasiado mujercita, pensaba.

Ese pinche radar [gaydar] que tenemos supongo, no es más que un espejo.

En fin, siguiendo con esta vida de coincidencias y sin contar con que yo ni canto, ni bailo, ni tengo una casa en Miami [ni otra en NY], este par de súperestrellas un día crecimos, nos dimos cuenta de que no éramos heterosexuales y nos dio por sentirnos orgullosos.

Un día, mientras RM cobraba millones de dólares por posar con su novio e hijos para la portada de Vanity Fair, yo contaba los pesos de mi bolsa para pagar el café de mi cita con Mely Arellano.

Recuerdo que el objetivo del encuentro era hablar de un buen negocio pero, en lugar de eso y gracias a mi estúpido protagonismo y mi nula visión empresarial, nació Reversible.

La idea de contar mi propio vacío dejó de ser un montón de garabatos escritos en servilletas y algunos meses después, tras un tropezado cierre de edición vía skype desde la sierra norte, logramos salir a la luz contando la historia de tres hombres transexuales.

12 números de contar lo que otros no cuentan.

Historias perdidas de identidades y orientaciones sexuales disidentes.

A veces, muchas más de las que quisiéramos, son relatos llenos de sangre.

Vidas coartadas por el odio.

Pero otras muchas, también retratamos el amor, el arte, la religión y la política que viven detrás del arcoiris.

Cada mes nos sentamos a querer descubrir un submundo del que nosotros mismos tenemos pocas referencias.

Tan inocentes somos que hasta nos han engañado.

Hemos creído tener el Pulitzer y el Nobel de la Paz al mismo tiempo y hemos salido decepcionados de una sesión de fotos, con un ‘falso’ crimen confeso.

Hemos sido tan audaces que buscamos ‘curarnos’ la homosexualidad desde las mismas entrañas de la iglesia bajo la imagen de un crucifijo.

Tan soñadores que a veces dejamos de ser periodistas y nos convertimos en ciudadanos que organizan foros y ciclos de cine.

Tan intolerantes que nos negamos a convertir a la diversidad sexual en estúpidas notas rosas de escándalo y jotería.

Tan generosos y tan torpes que seguimos haciendo un proyecto sin presupuesto.

En fin, aquí estamos a 12 meses y bueno, si en una hora logré convencer a Mely Arellano de apostarle el corazón a los no heterosexuales, denme un poco de tiempo.

Igual y en 10 años que ya vivamos en un mundo igualitario Reversible no tendrá más disidencias que contar y podamos mudarnos a Malibú a vivir de nuestras jugosas pensiones.

O igual y seguiremos aquí, por el puro placer de escribir a colores.

***

El tarot.

A principios de año un buen amigo hizo un par de pronósticos para Reversible.

No que seamos fanáticos de las cartas pero el destino es el destino.

Un hermoso caballero sobre un corcel blanco nos pronosticaba un buen camino.

Reversible está hecho de lealtades.

Gracias a Ámbar Barrera, Josué Cantorán, Mely Arellano, Geo Cruz, Constanza Izquierdo, Xóchitl Rangel, Ernesto Aroche, Xavier Rosas, Marlene Martínez [o Viri, o Quetzal o el nombre que tenga en turno], Sergio Rodríguez, Francisco Rascón, Marco Coronel, Raúl Bravo, Berto Márquez, Alex Alí Méndez, Pepe Flores, Fanny Araujo, Mr. Poper, Gabriele Márquez, Blanca Aarún, Juan Pablo Proal y a todxs quienes nos han prestado sus voces, para contar este mundo reversible.

Lloramos de felicidad.

Haciendo la remembranza de mis días de homofobia, que me voy encontrando a nuestra Primera Dama.