Tuss Fernández

@ituss79

Hace siete años se conocieron en California y se enamoraron. Ambos iban en busca de una vida mejor, del sueño americano. Trataban de olvidar su doloroso pasado en México al que inevitablemente se volvieron a enfrentar dejándoles nuevas cicatrices y una separación que, hasta hoy, no saben cómo remediar.

Él nació en Ciudad Serdán, con sexo femenino y volvió a nacer del otro lado del Río Bravo, como hombre. Siempre tuvo una notoria inclinación masculina que le valió sufrir el rechazo y la discriminación primero y, sobre todo, de su familia. El primero en violarlo fue su hermano, luego los amigos de éste, sus tíos y el novio de su mamá. El abuso sexual ha sido una constante en su vida.

Huyó de una vida de ultrajes hace trece años con rumbo a Estados Unidos y se instaló en North Hollywood, California; aún era mujer. Ahí conoció a **Laura y comenzaron a salir. Todo iba bien hasta que, hace un par de años, decidieron regresar a México y su vida dio un giro desafortunado.

En el trayecto a territorio mexicano fueron detenidos por la mafia en San Luis Colorado y fueron secuestrados. En un taller mecánico abusaron de él por impedir que la tocaran a ella. A Laura sólo la maltrataron, la golpearon y la tiraron al piso, lo que le ocasionó fractura severa en la muñeca de la que no ha logrado recuperarse y otra menos seria en el pie. De los golpes que recibió, el más duro fue presenciar la violación de su novio.

Tras la pesadilla y ya en México, intentaron regresar a Estados Unidos pero fueron detenidos y deportados. Laura intentó cruzar con papeles falsos pero fue descubierta. A él lo detuvieron cinco veces más intentando burlar la frontera y finalmente, decidió solicitar asilo para impedir regresar a una vida de humillaciones y discriminación en su país, donde jamás ha sido respetada su identidad sexogenérica y donde las demandas entabladas contra las múltiples violaciones de que fue objeto, no han tenido respuesta.

K** fue auxiliado por la organización The Lesbian and Gay Foundation, que lo apoyó para recibir tratamiento hormonal de reasignación sexogenérica y obtener documentos con su identidad masculina. Hoy, con un amparo que le permite permanecer temporalmente en Estados Unidos, espera la resolución de la Corte a su solicitud de asilo, mientras Laura hace recortes de periódico documentando la homofobia que se vive en México. Cada uno, de un lado de la frontera.

–¿Sufrieron homofobia aquí? –le pregunta Reversible a Laura**.

–Sí, principalmente ella por su apariencia –aunque ya tiene identidad de hombre, vello facial y, gracias al tratamiento hormonal, ha perdido la menstruación, su pareja se refiere a él en femenino y le define como lesbiana transgénero masculina, quizá porque cuando se separaron K aún no comenzaba su transición-, estuvimos un año aquí y fue rechazada laboralmente. Yo considero Puebla como una ciudad muy conservadora, muy tradicionalista, mocha. En otros estados causa curiosidad, pero en Estados Unidos todo es normal, las parejas se toman de la mano, se pueden besar enfrente de la gente y no pasa nada.

–¿Vivían juntos en México?

–Nunca hemos vivido juntas, nos conocimos en California. Ella ya tiene 13 años allá. Se fue de acá obligada, vestida de mujer porque la familia no está preparada, a pesar de que yo ya les enseñé quién es actualmente su hija: un hombre. Ya les mostré fotos, pero dicen que para ellos está muerta, que siempre será su hija, no hijo, porque ellos la tienen como la única hija entre seis hermanos. Tengo siete años con ella. Lo que no encontré en un hombre, porque fui casada, lo encontré en ella. Porque es totalmente diferente, es mucha comprensión, mucha responsabilidad en todos los aspectos. Soy muy feliz. Por eso ahora que fui deportada quiero ayudarla desde aquí para que pueda tener sus papeles y algún día volver a estar juntas.

–¿Qué le pide la Corte de Estados Unidos para otorgarle el asilo?

–Que compruebe la discriminación que recibió en su país. Ella ha argumentado las demandas que puso cuando iba en la secundaria, que la violaron varios en un microbús, de la violación de su propio hermano, de sus tíos paternos, del amante de su mamá y de otras personas. Y que su familia la ha obligado a ser mujer.

–Hizo las demandas pero no hubo nunca una resolución o una sentencia…

–Presentó a la Corte sólo las denuncias que hizo, pero lo de su familia y lo que pasó en la frontera no lo puede comprobar. Por eso es importante obtener información, recortes de periódicos de cómo está la situación aquí en Puebla, si hay asesinatos o maltratos, para que la puedan ayudar en la Corte de California. Su nombre es un similar a su nombre legal. La asociación Lesbian Gay le ayudó con eso. Si la Corte falla a su favor, será con su nombre masculino.

–¿Cómo vive allá?

–Trabaja en puestos masculinos. En car wash, jardín, construcción. El 30 de marzo metió sus papeles para obtener un permiso de trabajo porque eso la limita también. Tiene un amparo de migración para permanecer en el país pero eso no le avala tener un buen sueldo o una buena posición. Allá ella no sufre discriminación, allá valen. La toman en cuenta en sus trabajos, sobresale físicamente en sus trabajos. Tiene una mejor vida allá, ambas la tuvimos. Desgraciadamente yo tuve que regresar por cuestiones familiares y porque mi mano ya no me responde, a raíz de la fractura.

–¿Has pedido apoyo de las organizaciones aquí?

–No. Sólo estoy viendo lo de mis papeles, lo de la visa, pero no tengo trabajo ni solvencia económica y no sé si se pueda, puesto que ya fui deportada una vez.

–¿Tú qué quieres?

–Ayudarla para que ella esté bien allá, conmigo o sin mí. Que tenga sus papeles y si hay futuro para nosotros pues lo va a haber, las cosas se van a ir acomodando, y si no, pues que ella sea feliz allá porque aquí de entrada la familia no la acepta. Ella me dijo que si le dan sus papeles y se legaliza el matrimonio allá, me pediría para tener un futuro feliz.

**Los nombres fueron cambiados a petición de los interesados.