Ernesto Aroche Aguilar

@earoche

José Luis Reyes Ventura llegó a San Martín Texmelucan huyendo de los golpes que su padrastro le propinaba de manera cotidiana en su natal Córdova, Veracruz. El adolescente encontró cobijo o al menos un espacio para dormir en la perrera municipal, y más tarde, pese a no contar con la edad legal mínima, fue contratado por el cabildo de ese municipio entre los años 2002-2005 para trabajar ahí mismo.

Pedro Alonso, reportero del diario Milenio, contó hace unos días que había antecedentes de que Reyes Ventura cargaba consigo huellas psíquicas del maltrato y la violencia que vivió en su infancia, que aunado a un trabajo relacionado con el sacrificio de animales callejeros, lo que le valió ser canalizado al área sicológica municipal para recibir atención.

Hace una semana Reyes Ventura saltó a la fama como el matagatos, el hombre que conmocionó a las redes sociales al protagonizar videos en donde se le observa entrenando salvajemente a perros de pelea utilizando en esos entrenamientos gatos que son destrozados por los canes.

Tomada de teleformulapuebla.com.mx

El caso que generó una fuerte reacción ciudadana –hubo manifestaciones pidiendo leyes en contra del maltrato animal en la capital del estado y en el municipio de San Martín— ejemplifica el daño social que causa el maltrato y la violencia durante la infancia, señala la diputada Ana María Jiménez, una problemática que indigna menos que el maltrato animal porque no se conoce en toda su magnitud.

“Cuando entiendes el valor de persona automáticamente comprendes el valor de otros seres. Personalmente creo que más preocupante que el maltrato animal en este momento es el maltrato infantil, y otras formas de maltrato para cualquier tipo de persona”.

Por ello, la legisladora panista, presentó una iniciativa de reforma a la ley de Salud que busca atender el maltrato infantil y generar protocolos de atención que incluyen la toma de datos estadísticos, que le fue aprobada el pasado 17 de julio, para poder dimensionar un problema poco visible socialmente.

Y no es un problema menor, apunta, “cuando presenté la iniciativa en tribuna hable de un estudio que hizo el laboratorio de Neurosicología de la UNAM en el que analizaron 367 expedientes criminales, y lo que se encontró fue un común denominador, que a mayor grado de violencia del criminal en su edad adulta se puede identificar un mayor grado de violencia vivido en su infancia, la mayoría de los criminales analizados tiene historias de familia en donde siempre estuvo presente la violencia”.

Puebla, un foco rojo

De acuerdo con datos que la Red por los Derechos de la Infancia presentó en el 2012 –retomados de los DIF estatales– Puebla se mantiene entre las entidades que registran el mayor número de casos de maltrato infantil en todo el país, por ejemplo en 2007 registró 2 mil 374 casos, para ubicarse que la segunda entidad, solo superado por Coahuila, con el mayor número de casos.

En 2009, Puebla brincó a la primera posición al registrar mil 434 casos de los cuales sólo el 16.7 por ciento llegó al ministerio público. Y aunque en 2011 el número de casos contabilizados cayó a la mitad al contabilizarse mil 494, colocando a al entidad en la tercera posición por debajo de Coahuila y Nuevo León, también se redujo drásticamente el porcentaje de casos que fueron llevados al MP: 8.0 por ciento.

Se trata de un problema que se reconoce y sanciona muy poco, señala Ana María Jiménez, y por lo mismo se reproduce:

“Esos muchachitos maltratados van por la vida entendiendo que la violencia es algo natural y normal y entonces por eso tenemos los índices de violencia en el país sin que hagamos algo contundente”.

Otro ejemplo, de acuerdo con el estudio “Algunas consideraciones sobre el maltrato infantil en México” realizado por el Centro de Estudios Sociales y Opinión Pública de la Cámara de Diputados que fue publicado en marzo pasado, entre 2007 y 2010  “el Instituto Nacional de Pediatría recibió y atendió 5,553 casos por maltrato infantil; de ellos, 11 casos fueron turnados a la Fiscalía Central de Investigación para la Atención de Niños, Niñas y Adolescentes”.

Un problema no visible

Foto: Joel Merino | Archivo

Aunque la reforma a la Ley de Salud del estado que promovió la legisladora albiceleste no tiene que ver con tipificar delitos o aumentar sanciones sino con crear protocolos de atención a menores maltratados y empezar a generar estadísticas para dimensionar el tamaño del problema.

“Es un problema que no visualizamos, y es un problema grave, el propio bullying, puede tener en su origen un maltrato infantil no atendido a tiempo, y por eso los niños responden violentamente a su entorno porque en casa son tratados con violencia”.

Ahora, sostiene, corresponde a la Secretaría de Salud elaborar los protocolos no sólo para los hospitales y Centros de Salud del sector público sino también para los privados, y que atienda no solo el maltrato físico sino también el sicológico.

“Ya existe a nivel nacional en el Instituto Nacional de Pediatría, algún manual que sugieren para el tratamiento a los menores maltratados, ya existe, ya lo tenemos, pero lo que necesitamos hacer es aterrizarlo a la realidad de Puebla, así ya tendríamos un protocolo único, pero a la que le toca aterrizar la propuesta es a la Secretaría de Salud”.

Aunque no hay una fecha limite para que las modificaciones a la ley comiencen a aplicarse, y en donde se incluyó también la obligación del personal de salud a “tomar las medidas inmediatas que sean necesarias para la protección de la salud de los menores y en los casos procedentes, dar intervención a las autoridades competentes”.

“Espero que antes de que termine este año calendario podamos ya tener esa política pública vigente. Con lo normal de cualquier política que inicia, es decir tenemos que ir de menos a más. Empezaremos con el protocolo con el sector salud e iremos poco a poco. La idea es ir dando pasos pequeñitos pero firmes”, concluye.

Dentro de las clasificaciones de maltrato infantil se conocen las siguientes:

Maltrato físico,emocional, por abandono o negligencia, abuso sexual, abuso fetal, bullying, explotación comercial, alienación parental, síndrome de Munchhaussen por poderes.