Foto tomada de negrowhite.net

Amira George

Por formación soy de esa cepa de periodistas idealistas, los que creemos en la calidad de la información por encima de los convenios publicitarios y demás mecanismos con los cuales los medios se autocensuran en la actualidad, los cuales no son el tema de estas líneas.

Son los principios, ideales o mandamientos que tengo tatuados en las puntas de los dedos los que provocan esa indignación cuando la gente de prensa de determinadas áreas gubernamentales llama a los reporteros para pedir cambios a las notas por ser “muy parciales”, y los que esta noche me hicieron explotar de coraje y refugiarme en una serie para recordarme que si bien el camino es complicado, no es imposible.

En 2011, HBO estrenó The Newsroom, una serie que gira en torno a la producción de un noticiero de televisión por cable de Estados Unidos, con un conductor reconocido por ser imparcial, una nueva productora ejecutiva con estándares de calidad que todos quisiéramos en un jefe de información, y otros tantos colaboradores de la redacción y sus relaciones amorosas que forman triángulos, cuadrados y demás figuras geométricas.

En una ocasión anterior hablé acerca de cómo los primeros 10 minutos de una serie son los decisivos para atraer audiencias, y esta no es la excepción. En las primeras escenas Will McAvoy, el titular de News Night, interpretado por Jeff Daniels, da un monólogo acerca de cómo Estados Unidos, en verdad, no es la mejor nación del mundo.

A partir de ahí, y con la ayuda de Mackenzie MacHale, su nueva productora y ex novia, Will renueva su noticiero, y pasa de dar las notas sensacionalistas que venden a presentar información que tiene como finalidad última tener una base de votantes mejor informada, como lo explica él en un punto de la serie.

En lo personal, el inicio del tercer capítulo es uno de los momentos más importantes de la serie, y de hecho el segmento en el que me escondí esta noche. En unos cortos minutos, Will se presenta ante sus espectadores y les pide perdón por la basura de información que les ha dado en los últimos años, cuestiona la forma en la que operan los noticieros televisivos y plantea la nueva línea del espacio noticioso que encabeza.

Claro, a parte de la cuestión reporteril del programa se tienen atractivos para todo público. Los dramas propios de las relaciones interpersonales, el reencuentro con una ex pareja que te lastimó, estar enamorado de alguien que te corresponde pero está en otra relación, ser el novato y que nadie te pele, y otras situaciones que si se sacan de una redacción de noticias aplican en cualquier lado.

Si la trama no atrae, puede que el nombre de Aaron Sorkin, creador de la serie, sirva de un plus. Sorkin escribió en 1999 la serie The West Wing, además de ser el responsable de guiones cinematográficos como A Few Good Men y The Social Network.