Lado B
Estado de muerte social de las viudas en la India
 
Por Lado B @ladobemx
10 de febrero, 2013
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Sara Barrera y Eva Corbacho | Periodismo Humano

Los cánticos de medio millar de mujeres aglutinadas en el ashram, el centro religioso, quedan diluidos por el bullicio de la tarde. Al norte de la India, en Vrindavan, el sol da una tregua para que las calles polvorientas se llenen de gente que subsiste al día. Son los últimos rezos de la jornada para estas mujeres entregadas a la fe del dios Krishna en la llamada ciudad de las viudas. Es el lugar de destierro de más de 15.000 mujeres#, según datos del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer UNIFEM, que con la muerte del marido lo han perdido todo.

Tomada de periodismohumano.com/

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A las siete de la tarde el centro religioso cierra las puertas. Entre bicicletas, rickshaws (los carros tirados por hombres en bicicleta), vacas y el gentío que viene y va; serpentean mujeres vestidas de blanco con el pelo rapado y andar renqueante. Son las que ni tan sólo podrán dormir bajo el techo del destartalado ashram y van en busca de una calle tranquila para pasar la noche. Entre ellas está Aruna. Procede de la poblada Calcuta, al este del país. Tiene 65 años, aunque en los últimos tiempos ha perdido la cuenta. El andar fatigado, los ojos cristalinos y la inclinación de la espalda hacen de la mujer una anciana. Con dificultad saber leer y escribir, pero lo que sí recuerda con precisión fueron las edades que cambiaron su vida. “Tenía siete años. Mis padres me casaron con un joven de 15 años”, cuenta con una leve sonrisa. Aruna pasó de jugar a imitar las coreografías de las películas Bollywood a pintarse el bindi, el punto rojo en la frente que toda mujer casada debe llevar.

Durante sus años de matrimonio, vivió en casa de sus suegros de forma discreta e hizo lo que se esperaba de ella cuidando de su marido y de sus dos hijos. Cuando cumplió los 50 años, la tuberculosis se llevó a su esposo y dejó de ser mujer. En las zonas más tradicionales, una mujer sólo se la reconoce como persona dentro del matrimonio. Sin él, no tiene identidad social ni religiosa. Aruna era una boca más que alimentar, un impedimento para que los hijos heredaran el pequeño trozo de tierra que por ley le pertenece. Si bien es cierto que el amalgama indio no permite generalizar, ella forma parte de las 40 millones de viudas que en su mayoría viven en la mendicidad.

Lea el reportaje completo de Periodismo Humano aquí.

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