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• Ya es casi una tradición que para lograr el arreglo de un camino, tengan que plantarse sobre las vías para forzar a Pemex a que cumpla con sus obligaciones, “porque por las buenas no lo hacen”

Leticia Animas Vargas | Radioexpresión

@letianimas

Francisco Z. Mena, Pue.- Con temor, en voz baja y con la petición de no dar a conocer sus nombres, mujeres de la inspectoría de Las Balsas en Francisco Z. Mena, aseguran que a una semana del bloqueo carretero que puso en la cárcel a 26 personas, ninguna autoridad, ni el alcalde Gustavo Gómez Álvarez ha ido a la comunidad a explicar qué fue lo que pasó, ni cuándo arreglarán el camino.

Mientras los empleados petroleros entran y salen en potentes camionetas de pueblos como este, sus habitantes deben esperar hasta hora y media la llegada de una camioneta de transporte público para ir a La Mesa de Metaltoyuca, la cabecera municipal o su vecina La Uno, en Venustiano Carranza donde comercian el maíz, el chiltepín y los cítricos que cultivan.

Han pasado ya siete días desde que vecinos de diferentes pueblos decidieron bloquear el kilómetro 50+500 de la carretera estatal 101 para demandar a Petróleos Mexicanos (Pemex) su reparación, y a la zona, ni siquiera ha llegado la maquinaria con la que la paraestatal empezaría los trabajos, como lo anunció el edil.

Ni una retroexcavadora, ni un tractor ni camiones materialistas se ven en el trayecto que va de la entrada a El Guayabal hasta Las Balsas, que a pie se recorre en una hora, sorteando los enormes hoyos que hay en la parte que con suerte tiene aún señas de que estuvo pavimentada.

En las comunidades el contraste es evidente. Mientras los empleados de las petroleras –casi todas extranjeras-, que exploran y extraen el crudo del yacimiento Paleocanal de Chicontepec o Aceite Terciario del Golfo, circulan en tráileres con aire acondicionado para esquivar el agobiante calor del trópico húmedo de esta región poblana, los lugareños habitan casas de carrizo recubiertas con barro que sirve como aislante térmico.

Aquí en Las Balsas, donde habita Consuelo Villarreal, presidenta del Comité de Obras y única mujer encarcelada por el bloqueo de la semana pasada y liberada junto a 21 de sus compañeros la noche de este martes, sólo la inspectoría luce una pintura reluciente, aunque la bandera nacional, colocada en la pequeña asta del techo de este edificio de dos pisos, está hecha jirones.

También me vayan a llevar

Los nombres de Schlumberger, Watherford, ICA Flour y Drillers Tecnology, Tenaris, Latina y Centauro, empresas contratistas y subcontrastistas de Pemex se han ido incorporando al vocabulario de los lugareños y por eso la llegada de “extraños” no los conmueve, pero toman sus precauciones.

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“No sabemos nada de lo que sucedió –dicen refiriéndose al operativo con el que la Policía Estatal desalojó el bloqueo carretero-, sólo que estaban detenidos. Yo no estaba en el pueblo, me fui a ver al doctor, y supe después que de aquí se llevaron como a seis personas como Zósimo Flores Óscar Hernández, Consuelo Villarreal, Jesús Rojas y hasta al profesor Carlos Reyes. Otros se les escaparon”, cuenta una mujer.

Poco a poco se va soltando, pero aclara que tiene miedo de lo que le puedan a hacer las autoridades. “También me vayan a llevar. Nosotros somos indígenas y no tenemos apoyo para nada”, agrega.

La mujer asegura que a la fecha, ni el presidente municipal Gustavo Gómez Álvarez ni el inspector Francisco Manuel, han informado por qué fueron encarcelados sus vecinos “si ellos no hicieron nada malo. No estaban pidiendo cosas para ellos. Querían un beneficio para el pueblo y por eso queremos que se haga justicia y no los vamos a dejar solos, aunque ya los hayan soltado.”

Para hacer los pozos, dice, las petroleras se están metiendo por todos lados “y para eso si hacen calles. Pero las del pueblo están llenas de lodo, de baches. Aquí sólo hicieron un pedazo del puente en el vado del río, pero del otro lado no hay nada y ahí se han volteado las camionetas con todo y gente”.

“Los petroleros entran y salen de los pueblos, a poco ellos no se dan cuenta de las condiciones en las que vivimos y cómo han dejado nuestras calles y nuestros pueblos”, se pregunta y afirma que en esta comunidad de 400 habitantes no hay ni una obra pública. “Ya usted está viendo”, reclama.

“Aquí no hay agua potable, no hay drenaje, usamos letrinas. El pueblo está totalmente abandonado. Pasa un presidente, otro, y no hay nada. Aquí no podemos decir nada. Sobre este problema que vivimos por los encarcelados de la comunidad, Gustavo no ha dado la cara. Siquiera hubiera venido a vernos y el inspector de aquí es igual y todo sigue igual. Así que quién no va a temer, ya vino usted a dase cuenta de cómo está la carretera y cómo es realmente este pueblo de Las Balsas”, y cortó la plática.

40 años en espera de agua potable

De manera proporcional a la multiplicación de las plataformas y los pozos petroleros del yacimiento Paleocanal de Chicontepec en el municipio de Francisco Z. Mena, crecen las demandas de servicios básicos de los habitantes de sus comunidades. En Huitzilac, por ejemplo tienen 40 años esperando la construcción de una red de agua potable.

El secretario del comisariado ejidal, Eliseo Velázquez Francisco, el inspector comunal Guadalupe Martínez Norberto, José Francisco Martínez y Máximo Cruz María, suplente del juez de paz, recuerdan que fue en 1973, en El Tablón, cuando se excavó el primer pozo petrolero en este ejido y al mismo tiempo iniciaron sus solicitudes a Petróleos Mexicanos (Pemex) para que les construyera la red para abastecer del líquido vital a los 3 mil 500 habitantes del lugar.

 “Pero nada. Hasta ahora últimamente que hicieron la carretera y eso porque también a ellos les sirve, pero tuvimos que estar tres días en plantón. Sólo una parte del pueblo tiene drenaje y eso que aquí ya no es rancho, es grande, ya es un pueblo”, añade José Francisco Martínez.

En este lugar se han instalado a la fecha 10 plataformas y hay tres en construcción, además de que ya hay dos baterías y dos trampas de rebombeo, por lo que es uno de los lugares con mayor actividad petrolera.

 “Creemos que tenemos derecho a demandar el agua potable y la construcción del drenaje por la producción que se le está dando a Pemex”, añade Gregorio Rodríguez regidor de obra pública del ayuntamiento, quien fue electo por los ejidatarios para representarlos ante la paraestatal en las gestiones comunitarias.

Protestas y parches

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Algunos accesos los pueblos de Z. Mena han sido rehabilitados, pero siempre después de varias protestas y ahora están pavimentados con asfalto “que aguanta una presión de 90 toneladas por centímetro cuadrado”, para que pueda soportar el paso de los pesados vehículos cargados con crudo o con los materiales útiles a las petroleras, mientras a lomo de mula los campesinos transportan su cosecha a alguno de los mercados cercanos.

Así que aseguran que ya es casi una tradición que para lograr el arreglo de un camino, tengan que plantarse sobre las vías para forzar a Pemex a que cumpla con sus obligaciones, “porque por las buenas no lo hacen” y por ello no se explican qué fue lo que pasó que el pasado 4 de Septiembre, la autoridad decidiera encarcelar a los manifestantes.

“Aquí lo que más ha habido son cierres del camino. Cada temporada de lluvias, cuando se ponen peor, la gente se desespera porque ve que siempre es lo mismo, pero no a todos nos han tratado igual”, dicen y recuerdan por ejemplo que el año 2010, integrantes de la Asociación Ganadera Local de Pantepec cerraron la misma carretera, obtuvieron buenos resultados, pero ahora el tramo presenta de nuevo severos daños.

Y es que a los daños producidos por las contratistas transnacionales petroleras se sumaron los provocados por CONNET, la filial de ICA, que se encarga de la construcción de un tramo de la autopista México-Tuxpan, cuya maquinaria pesada también transita constantemente por la vía.