Mañana viernes, llega el Papa Benedicto XVI a nuestro país, es su primera visita a México. Más allá de la euforia que desata la visita del máximo dirigente de la iglesia católica en el mundo, es de vital importancia que la jerarquía católica escuche todas las voces que reclaman ser oídas por el Papa.

La emoción embargará a miles de personas que acuden a refrendar su fe y a verlo de cerca La otra cara de la moneda es el agravio, el abuso y el dolor que han causado sacerdotes en el mundo, que abusando de la fe y de su jerarquía, ha marcado para siempre a niños y jóvenes en diferentes lugares del mundo.

No podemos soslayar el lado oscuro de la iglesia y ocultar, como lo hacen muchos, que no pasa nada y que hay que ocultar y encerrar estos agravios en un cajón y cerrarlo con llave. De esta manera nunca entenderemos lo que vivieron y padecieron los niños y jóvenes que en algún momento sufrieron vejaciones y agresiones de hombres que representaban a la iglesia como Marcial Maciel y muchos otros sacerdotes que han sido descubiertos en algún momento y se ha dado a conocer su actuación, o bien, hasta ahora a pesar de las denuncias, nada ha pasado.

Esperamos la sensibilidad del máximo representante de los católicos  en el mundo para que se escuche y se dé  una respuesta convincente a quiénes lo han solicitado y que esos agravios, se conozcan y no vuelvan a ocurrir.

La agenda del Papa no contempla una entrevista con las víctimas de los agravios de Marcial Maciel, ¿por qué no?, ¿en otros países ha escuchado a los agraviados, por qué México no? ¿Entonces , la respuesta seguirá esperando el sueño de los justos?