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“Como periodista, de algún modo, he conseguido romper casi todas las reglas y triunfar”: Thompson
 
Por Lado B @ladobemx
19 de febrero, 2012
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Esther Vargas | Clases de periodismo

@esthervargasc

“Lejos de mí la idea de recomendar al lector drogas, alcohol, violencia y demencia. Pero debo confesar que, sin todo esto, yo no sería nada”, decía Hunter S. Thompson, el padre del periodismo gonzo que no es otra cosa que convertir al periodista en un protagonista más de la historia. Aunque definiciones hay muchas e imitadores más, el periodismo gonzo si existe como género es Hunter S. Thompson.

Provocador, salvaje, irónico y devastador, el escritor y periodista se hizo estrella de Vanity Fair o Rolling Stone. La fama le sonreía, pero eso en el fondo no importaba nada. Su autodestrucción estaba en marcha. Ni el amor de su mujer Anita lo llegó a salvar.

El 20 de febrero de 2005, el escritor  de los excesos se suicidó. La noticia fue confirmada por su hijo Juan en un comunicado escueto.

“Hunter valoraba su privacidad y nosotros pedimos a sus amigos y seguidores respeto a su privacidad al igual que a la de su familia”, decía la breve nota reproducida en los principales diarios del mundo. El autor de Miedo y asco en Las Vegas ya no estaba más, pero sus seguidores lo recuerdan hoy en blogs, camisetas, pines, gif y +. Y es que Hunter es un escritor de culto, el periodista que hizo lo que le dio la gana y que jamás conoció de límites. Porque su vida era un desenfreno, y en su desenfreno radicaba su genialidad. Como pocos, logró brillar en la oscuridad.

Rolling Stone -la casa donde más permaneció- publicó semanas después de la muerte la carta que el periodista escribió el 16 de febrero a su esposa, cuatro días antes de meterse un tiro en la cabeza cuando hablaba por teléfono con su esposa.

Con el título de La temporada de fútbol ha acabado, la carta decía así: “No más juegos. No más bombas. No más paseos. No más diversión. No más nadar. 67 años. Han pasado 17 de los 50. Son 17 años más de los que yo quería o necesitaba. Aburrido. Estoy siempre insoportable. No soy divertido para nadie. Te estás volviendo codicioso. Compórtate de acuerdo con tu avanzada edad. Relájate, no te va a doler”.

El escritor llevaba meses sufriendo fuertes dolores debido a una pierna rota y una operación de cadera. No poder jugar fútbol americano y ello lo puso peor. Aunque sus amigos creen que ese vacío triste lo tuvo desde siempre.

INSPIRACIÓN DE JÓVENES PERIODISTAS 

“Como periodista, de algún modo, he conseguido romper casi todas las reglas y triunfar”, declaró en 1993. El periodismo gonzo -criticado también por mezclar ficción y realidad- ha sido modelo de muchos periodistas.

El periodismo gonzo era para Helen Bendict de la Universidad de Columbia, una manera de documentar las experiencias (del periodista) con la droga, el sexo y el rock and roll como una forma de ilustrar las convulsiones sociales y psicológicas de nuestro tiempo. Marcado por el desenfreno, este tio de periodismo no es especialmente cuidadoso y, en ocasiones, hasta poco riguroso.

Pero la carta que mandó en 1958  al diario Vancouver Sun en el que ofrece sus servicios como periodista es una breve lección de lo que deberíamos considerar cambiar.

“Además de desearle mucha suerte, me gustaría ofrecer mis servicios (…) En el momento que reciba esta carta, habré recopilado algunos de los problemas de The Sun…Prefiero que se ofenda ahora que luego de que empiece a trabajar para usted”.

“El hombre para el que trabajaba me odiaba, y yo no tenía nada más que desprecio por él y todo lo que representaba. Si le preguntara, diría que soy ‘no muy agradable, que odio a la gente, que me gusta que me dejen solo y que me siento muy superior a los demás como para relacionarme con las personas promedio’ (Esa es una cita directa que envió a la editora)”.

“En lo que a mí respecta, es una maldita vergüenza que un campo vital y potencial como el periodismo sea invadido por tontos, vagos, por la apatía, complacencia, y en general esté estancada en el pantano de la mediocridad. Si esto es de lo que busca alejarse, entonces creo que me gustaría trabajar para usted”.

“Puedo trabajar 25 horas al día si es necesario, vivir con un salario razonable y me importa muy poco la seguridad laboral y la política de la oficina”.

Nunca le respondieron la carta.

Mañana que se cumple un año más de su muerte, y que el periodismo está herido de mediocridad, sería bueno recordar las palabras del periodista y ser menos tontos, vagos, apáticos y complacientes. Y menos imitadores de lo gonzo. Quizás corresponda inventarnos nuestro propio estilo como lo hizo Thompson.

Tom Wolfe explica así el sentido único de H.S.T:  ”La vida de Hunter, como su obra, fue un alarido largo y salvaje, para usar la expresión de Whitman, de libertad y parodia –alimentada por las drogas– de todas las convenciones sociales que comenzaron en los ‘60. En esa empresa, Hunter fue algo completamente nuevo, algo único en nuestra historia literaria. Cuando incluí un fragmento de The Hell’s Angels en una antología de 1973 llamada El Nuevo Periodismo, él me dijo que no formaba parte de ningún grupo. Que él escribía a lo “gonzo”. Que era sui géneris. Y eso es lo que era”.

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