Lado B
Yo protesto
Tú protestas. Nosotros protestamos. El mundo protesta. El año que culmina será recordado por las protestas, desde el Maghreb hasta Wall Street, pasando por Santiago y la Puerta del Sol; y claro, con menores resultados pero similares justificaciones, por Cuernavaca y Chiapas.
Por Lado B @ladobemx
19 de diciembre, 2011
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Hugo León Zenteno*

Tú protestas. Nosotros protestamos. El mundo protesta. El año que culmina será recordado por las protestas, desde el Maghreb hasta Wall Street, pasando por Santiago y la Puerta del Sol; y claro, con menores resultados pero similares justificaciones, por Cuernavaca y Chiapas.

Así, el mundo conoció a Mohamed Bouazizi, cuya autoinmolación encendió las revueltas tunecinas, las cuales a su vez desencadenaron la turbulencia en una buena parte del mundo árabe. También nos codeamos, ya en ese tono disconforme, con Carmen Rodríguez, activa participante del levantamiento de los Indignados españoles; con Kalle Lasn y Micah White, creadores de la idea del Occupy neoyorquino, movimiento que después se propagó por diversas ciudades de todo el mundo; con Camila Vallejo, joven universitaria chilena quien encabezó las protestas estudiantiles en esa nación andina; con Javier Sicilia, poeta mexicano cuya tragedia personal devino una mayor atención a las víctimas de la guerra en la cual insiste el gobierno mexicano.

Esta ola de discordancia con el estado de las cosas -en muy diversos rubros, pero todos ellos atendibles- nos recuerda que las grandes transformaciones únicamente son posibles a partir de la fuerza denunciatoria que genera la colectividad. De esta manera, la Primavera árabe que presenciamos este 2011 evoca a la sesentera Primavera de Praga y a las necesidades de cambio que sustentaron a ambas; el mencionado Occupy exhibe las inmensas desigualdades económicas que existen aún en países desarrollados; y el movimiento estudiantil chileno revela al mundo las carencias del modelo educativo local.

Al aproximarnos al colofón del año, la enseñanza me parece que es evidente: podemos ser capaces de protestar, de quejarnos, de exigir nuestros derechos, de discordar con los liderazgos insensatos, de cuestionar lo que nos dicen que la mayoría quiere. Las modificaciones socioculturales que tanto anhelamos requieren de iniciativas articuladas y persistentes; esto implica, desde luego, romper con la ancestral sumisión y el eterno conformismo que campean en la sociedad mexicana, y cuyas consecuencias están a la vista.

En un acto de responsabilidad con nuestro entorno, nosotros, como individuos, podemos dar los primeros pasos: estar mejor informados y tener mayor conciencia de todo lo mencionado líneas arriba. La protesta, tu protesta, puede comenzar con cosas tan sencillas como cambiar de canal, como buscar las noticias y las opiniones que generan, como iniciar una charla sobre tus percepciones sobre la publicidad, o como cuestionar la cantidad de argumentos cinematográficos repetitivos. Tu protesta puede consistir, también, en pasar una tarde mirando el horizonte; así sabrás que aún existe uno.

Aviso: en aras de cumplir con el periodo vacacional, Intelectura se publicará de nuevo el 9 de enero.

*Académico en las áreas de Periodismo y Comunicación. Actualmente es profesor en la Escuela de Periodismo de la UPAEP y en la Universidad de las Américas Puebla. Sus áreas de interés profesional son: recepción crítica de medios, hipermedios y noticias; análisis del mensaje periodístico en diarios nacionales e internacionales; ciberperiodismo; análisis y consultoría sobre arquitectura de información, usabilidad y calidad semántica en websites. Vive en la ciudad de Puebla; gusta del arte, el beisbol, el chocolate y la lluvia.

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