Para que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se afianzara en el sistema político nacional durante más de 70 años requirió de lo que a líderes partidistas les dio por llamar “el apoyo del sector obrero”, y para ello impusieron a líderes sindicales que luego superaron a los priistas que gobernaron el país y los estados, pues se quedaron en el poder muchos más años que ellos. Puebla no fue la excepción, y los gobernadores gozaban del “apoyo” de los líderes charros, en una relación recíproca de “favores” y “ayudas”.

En esta ocasión hacemos un recuento de esa tradición sindical poblana pasando por Blas Chumacero, Antonio J. Hernández, Constantino Sánchez Romano, hasta los dinosaurios sindicales en plena formación: Leobardo Soto, René Sánchez Juárez, Refugio Rivas e Israel Pacheco, quienes aprendieron bien de los viejos gigantes prehistóricos y han encontrado en el control de los trabajadores una forma negociación política para beneficiarse personalmente.

Estos líderes han gozado durante años de un trato especial de los gobernantes e incluso han alcanzado puestos de elección popular, gracias a un cargo que atesoran, porque ven en él la perpetuidad del poder en un sistema político viejo, pero vivo.

Ojalá disfrute los textos que hemos preparado.