Por Vanessa Briseño @nevervb
Fotos: Cortesía PsicoBarrio
PsicoBarrio es un colectivo que busca acercar la psicología a la vida cotidiana de las personas, desde una mirada comunitaria y crítica. Su labor parte de reconocer que cada individuo está atravesado por condiciones sociales, económicas y culturales que inciden en su bienestar. Por ello, su trabajo se centra en construir estrategias colectivas para afrontar las problemáticas que afectan a los barrios, impulsando procesos de orientación, prevención, intervención y promoción de la salud mental desde lo que cada comunidad necesita.
Marco Antonio Solorio, Israel Rodríguez y Margarita Gómez, licenciados en psicología e integrantes de PsicoBarrio, compartieron en diálogo con ZonaDocs que el colectivo surgió hace cuatro años, a partir de una conversación entre Marco e Israel durante una clase de epistemología en la universidad -Centro Universitario de CIencias de la Salud-, donde comenzaron a cuestionar qué es realmente la psicología y a quién sirve.
Al notar que muchas respuestas quedaban encerradas en la academia, decidieron llevar esas reflexiones fuera del aula y compartirlas con más personas. Su inquietud por construir algo propio los llevó a invitar a personas de otras carreras, con la idea de que la salud mental no es exclusiva de los psicólogos, sino una responsabilidad colectiva.
Margarita explicó que una de las motivaciones principales fue la necesidad de hacer accesible la atención psicológica, considerando que muchas personas no pueden pagar una consulta privada. Por ello, el colectivo busca romper con los modelos tradicionales y trasladar la práctica al barrio, donde las experiencias de vida se entrelazan y se construyen soluciones desde la comunidad. “Queríamos democratizar la psicología, hacerla parte del día a día y generar espacios donde aprender y cuidarnos sea un acto colectivo”, mencionaron.

Actualmente, PsicoBarrio está conformado por estudiantes de distintos semestres de la carrera de Psicología de la Universidad de Guadalajara, así como por egresadas y personas de otras universidades. El colectivo cuenta con un núcleo operativo llamado PsicoBarritos, integrado por alrededor de 20 personas encargadas de coordinar actividades como cursos de primeros auxilios psicológicos, atención comunitaria y gestión de redes sociales.
Además, existe un grupo más amplio de voluntariado con más de 180 integrantes provenientes de diversas áreas -como criminología, medicina, enfermería y trabajo comunitario- que colaboran en proyectos e intervenciones en distintas comunidades. Entre ellas destacan acciones en zonas como Tala, donde el acompañamiento psicológico y el fortalecimiento comunitario se realizan de manera colectiva.
Igualmente,opera a través de distintos proyectos e intervenciones que surgen tanto de las experiencias académicas de sus integrantes como del contacto directo con las comunidades. Entre sus espacios de acompañamiento, cuentan con el programa de Primeros Auxilios Psicológicos (PAP); Empoderamiento Comunitario; Habilidades de Inteligencia Emocional y Habilidades de Autocuidado.
En ocasiones, las iniciativas nacen de prácticas universitarias o talleres que muestran buenos resultados y pueden replicarse en otros espacios. En otras, son las propias comunidades, organizaciones civiles o instituciones las que se acercan al colectivo para solicitar acompañamiento o colaboración. Cada proyecto mantiene un enfoque social, con la convicción de que la salud mental no se limita al ámbito individual, sino que está profundamente ligada a las condiciones colectivas, estructurales y políticas que afectan a las personas.
El trabajo de PsicoBarrio se organiza en distintos ejes, entre los que destacan Cultura de Paz y Deporte Comunitario, con iniciativas como Gol de Barrio, una metodología de fútbol adaptado que promueve la inclusión y el trabajo en equipo como herramientas para el bienestar emocional. A través de actividades como el arte, el teatro o el circo, buscan conectar con la vida cotidiana de las comunidades y generar espacios accesibles para el diálogo y la convivencia. Otros proyectos, como Tejidos de Comunidad, impulsan a las personas a desarrollar sus propios proyectos sociales y fortalecer el sentido de pertenencia y cooperación en sus entornos.

El colectivo compartió que entiende la salud mental como un derecho que debe ejercerse de manera conjunta y accesible. Por ello, promueve espacios de formación abiertos, como el curso de PAP, donde cualquier persona puede adquirir herramientas básicas de cuidado emocional a bajo costo.
Desde esta perspectiva, PsicoBarrio se reconoce no como un grupo que “lleva soluciones”, sino como un espacio que aprende y construye junto a las comunidades. En lugares como Tateposco, donde han trabajado en proyectos de cultura de paz y mapeo simbólico, destacan la importancia de la escucha, el aprendizaje mutuo y la creación de vínculos horizontales que fortalezcan la capacidad de las personas para transformar sus propios entornos.
Las comunidades donde trabaja el colectivo enfrentan múltiples dificultades relacionadas con la violencia, la pobreza y la falta de acceso a derechos básicos. En varios territorios, el crimen organizado ha impactado de manera directa, especialmente a las y los jóvenes, a través del reclutamiento forzado y la inseguridad constante.
A esto, se suman carencias estructurales como la precariedad de la vivienda, la escasez de recursos económicos y alimentarios, y la ausencia de políticas sostenidas que fortalezcan el tejido comunitario. Aunque existen programas de apoyo, los integrantes del colectivo señalan que muchas veces son asistenciales y temporales, sin un acompañamiento que promueva la organización, la participación y el bienestar de las personas.
Por su parte, el voluntariado de PsicoBarrio enfrentan diversas dificultades al realizar su trabajo en las comunidades. Entre ellas destacan la falta de infraestructura urbana adecuada (como parques seguros, espacios públicos accesibles o transporte eficiente), lo que limita las posibilidades de fomentar hábitos saludables y mantener una rutina de autocuidado.
Además, las largas distancias y tiempos de traslado, que en ocasiones superan las cinco horas diarias, generan agotamiento y estrés. A esto se suma la complejidad de trabajar en contextos complejos, lo que hace que los procesos de acompañamiento y transformación comunitaria requieren tiempo, constancia y sensibilidad frente a las realidades específicas de cada territorio.

Margarita, Israel y Marco, expresaron sobre su labor que el cambio comienza desde lo cercano, a través de lo que llamaron “la revolución cotidiana”, entendida como la acción de hacer cosas para transformar desde la propia historia y posición. Destacaron la importancia de llevar los saberes universitarios y académicos a los barrios. Remarcaron que aunque no se trata de actuar como salvadores, sí se trata de reconocer que “hay que hacer algo”.
Finalmente, subrayaron que participar en procesos de transformación no requiere conocimientos especializados ni recursos elevados. Afirmaron que “las estrategias colectivas cotidianas no necesitan expertos ni presupuestos, solamente vínculo, imaginación y voluntad de cuidarnos mutuamente”. Enfatizaron que la comunidad es el principal sostén de las personas, pues “no hay nada que fortalezca más a alguien que su propia comunidad”.
Si te interesa conocer más acerca de PsicoBarrio o acercarte al equipo para formar parte del voluntariado, visita su perfil de instagram @psicobarriooficial, donde “cualquiera puede contribuir”, ya sea integrándose a las actividades, sumando proyectos o compartiendo conocimientos con las comunidades.
*Esta nota fue publicada originalmente en ZONA DOCS, que forma parte de Territorial, Alianza de Medios. Aquí puedes ver la publicación original.
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