Lado B
Lenguaje incluyente para compañeras, compañeros y compañeres periodistas
Por Samantha Paéz @samantras
12 de septiembre, 2021
Comparte

A raíz de que Andra, una persona no binaria, pidió que le llamaran “compañere” durante sus clases virtuales, el tema del lenguaje incluyente ha estado en la agenda mediática y, no faltaba más, los “señoros” de los medios de comunicación han salido a defender la pureza de la lengua española, alegando “intolerancia” por parte de Andra y el afán por “imponer” una ideología.

También hay muchas otras personas que desde sus espacios han reflexionado sobre la importancia de que el lenguaje se adapte, de que se transforme para incluir a todas, todes y todos. Les dejo aquí, algunos de los textos que me parecieron más interesantes para reflexionar sobre este tema: en este se aborda la relación entre lengua y derechos humanos, aquí hay una excelente reflexión sobre la opinión de la Real Academia Española sobre el uso de la “e” y en este otro texto hay una postura de cómo ampliar nuestra visión del mundo y la lengua.

Lo que me queda claro es que desde los medios de comunicación tenemos mucha chamba para, primero, entender qué es el lenguaje incluyente y, después, para incorporarlo en nuestra práctica diaria. Es por eso que les voy a dejar unos consejos que me ayudaron a cambiar mi forma de escribir y, lo más importante, de pensar.

  1. El lenguaje también discrimina

Utilizar el llamado “genérico masculino” para nombrar a la raza humana es discriminatorio y sexista, preguntémonos: ¿por qué usar al género hombre para nombrar a la humanidad? Si en el mundo las mujeres somos el 52 por ciento de la población, lo justo sería utilizar el género femenino, ¿no creen? Sin embargo, esa no es la idea del lenguaje incluyente, como su nombre lo dice busca que todas las personas, sin importar su género, se sientan incluidas cuando hablamos o escribimos.

Entonces, para abarcar a más personas hay quienes optan por usar palabras en femenino, masculino y neutro, como: amiga, amigo y amigue. También hay quienes prefieren utilizar palabras que tienen un género neutro, es decir, que se pueden utilizar para todos los géneros, por ejemplo: colega, especialista o estudiante.

Aquí les dejo ejemplos de cómo cambiar una oración a lenguaje incluyente.

Oración: Voy a invitar a los expertos a la conferencia.

Opción 1: Voy a invitar a expertas, expertos y expertes a la conferencia.

Opción 2: Voy a invitar a especialistas a la conferencia.

  1. Los cargos no son solo para hombres

Una de las palabras que para los puristas de la lengua es muy controversial es: presidenta. Alegan que “presidente” al terminar en “e” es neutra, pero hay palabras que también terminan en “e” que sí tienen femenino, como sirviente. Reflexionemos entonces, ¿por qué sí se avala en uso de sirvienta y no de presidenta?, ¿será que pensamos que los cargos de poder son exclusivos de los hombres?

Tal vez te interese: Mujeres trans en México: indocumentadas e invisibles en su propia tierra

La propia Comisión Nacional de Derechos Humanos, en su Guía para el uso de un lenguaje incluyente y no sexista, alienta a utilizar los cargos, oficios y profesiones en femenino, como presidenta, pescadora o médica; para las personas no binarias sería presidente, pescadore o médique. Podríamos optar también por el uso del cargo, el oficio o la profesión para expresar nuestras ideas, por ejemplo: la votación por la presidencia municipal será el próximo domingo o, desde la medicina se recomienda no automedicarse.

Recordemos que el cargo no es para diputado, es diputación; el puesto no es jefe de área, es jefatura de área, y, desde luego, la actividad no es pescador, es pesca. Entendiendo esto creo que será más fácil aplicar el lenguaje incluyente en nuestras vidas.

Oración: Mar (persona no binaria) trabajó como pescador, ahorró dinero y estudió para médico, después llegó a ser el presidente de la Asociación de medicina rural.

Opción 1: Mar era pescadore, ahorró dinero y estudió medicina, después llegó a presidir la Asociación de medicina rural.

Opción 2: Mar se dedicó a la pesca, ahorró dinero y estudió medicina, después llegó a la presidencia de la Asociación de medicina rural.

  1. Oraciones sin sustantivo o con sustantivo sin género

Quizás suene muy complicado aplicar esto, pero no lo es, de hecho, es una de mis formas favoritas del lenguaje incluyente, porque ayuda a esa regla tan usada, sobre todo por los medios impresos, de “economía del lenguaje”, es decir, simplificar el lenguaje y ocupar menos caracteres.

¿Cómo funciona? Es muy simple: omitir el sustantivo en género masculino, por ejemplo, en lugar de “todos debemos respetar los derechos humanos” o “nosotros debemos respetar los derechos humanos”, podemos utilizar: debemos respetar los derechos humanos o se deben respetar los derechos humanos.

Otra opción es emplear “cualquiera” y “quien/quienes”, que son sustantivos sin género. En espacios donde tengo pocos caracteres para expresarme, como Twitter o los titulares impresos, podría ser poco práctico usar el femenino, masculino y neutro de los sustantivos, allí podría ocupar estos sustantivos. Voy a los ejemplos:

Oración: Empleados de la CFE recibirán una bonificación.

Opción 1: Empleadas, empleades y empleados de la CFE recibirán una bonificación.

Opción 2: Quienes trabajan en la CFE recibirán una bonificación.

Opción 3: Cualquiera que trabaje en la CFE recibirá una bonificación.

  1. Verbos en infinitivo o gerundio

Este recurso es similar al anterior, en lugar de nombrar a quienes realizan la acción, colocamos el verbo en infinitivo (ar/er/ir) o gerundio (ando/iendo/to/so/cho), para que se entiendan sin sustantivo. Es decir, en vez de poner “los contribuyentes que nos presenten su declaración mensual serán multados”, podemos expresar: “no presentar la declaración mensual generará multa”.  El uso del gerundio es parecido, acá una sugerencia: en lugar de “los periodistas que usan el lenguaje incluyente, abonan a la igualdad”, podemos recurrir a “usando el lenguaje incluyente, se abona a la igualdad”.

Oración: Los mexicanos que siembran árboles contribuyen con la vida.

Opción 1: Sembrar árboles contribuye con la vida.

Opción 2: Sembrando árboles se contribuye con la vida.

  1. Palabras colectivas y el uso de “persona/personas”

Otra sugerencia es usar palabras colectivas, como gente, población, niñez, adolescencias, humanidad, personal, estudiantado, profesorado, alumnado, descendencia o comunidad. Todas estas palabras y más se usan para hablar de grupos de personas, que abarcan a todos los géneros.

Pasando al tema de persona/personas, es la vieja confiable del lenguaje incluyente: cuando no sepa el género de alguien, para mencionar un grupo con integrantes de diferentes géneros las puedo ocupar, cuando quiero referirme a un ser vivo de la raza humana (fetos no cuentan, porque no son seres vivos independientes), puedo ocupar estas palabras.

Oración: Los profesores y alumnos deben usar cubrebocas.

Opción 1: El estudiantado y profesorado deben usar cubrebocas.

Opción 2: La comunidad escolar debe usar cubrebocas.

Opción 3: Las personas en esta escuela deben usar cubrebocas.

Estos son solo algunos consejos, para desmontar el lenguaje excluyente y sexista se requiere mucha práctica y para ello muchas instituciones han elaborado guías y manuales, como este de Inmujeres, el manual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo o este otro del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México. Se vale sacar a flote la creatividad, el chiste es que el lenguaje nos abarque y represente a todas las personas.

 

*Foto de portada: Akshay Gupta | Pixahive

Comparte
Autor Lado B
Samantha Paéz
Soy periodista y activista. Tengo especial interés en los temas de género y libertad de expresión. Dirigí por 3 años el Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (OVIGEM). Formo parte de la Red Puebla de Periodistas. También escribo cuentos de ciencia ficción.