Francisco era un repartidor de comida en Nueva York y originario de la comunidad indígena de Xalpatláhuac, Guerrero. Como otros más de 6 mil indígenas hablantes de lengua indígena en esta ciudad, Francisco salió de su comunidad huyendo del terrorismo económico y el azote de la violencia en su región. La señal de salida de emergencia apuntaba a Estados Unidos.
El pasado 29 de Marzo, aproximadamente a las 10 de la noche, Francisco se detuvo en un parque de la calle 108 en Manhattan para un descanso, seguramente luego de varias horas de trabajo repartiendo comida. Durante la pandemia, que cerró casi todos los restaurantes por un largo periodo, surgieron varias aplicaciones de repartición de comida, bebidas y todo tipo de entregas, que contrataron a miles de migrantes que se expusieron a las peores condiciones laborales y los mayores riesgos de salud.
Francisco estaba descansando, cuando fue sorprendido por un asaltante que le disparó y terminó con su vida. Tenía tan solo 29 años.
En reacción a este horrible hecho, cientos de hombres y mujeres de la montaña de Guerrero y la mixteca se reunieron en el parque donde Francisco murió. Juntos y juntas montaron una ofrenda, oraron por su descanso y demandaron justicia para Francisco Villalba y los cientos de Franciscos que desde que inicio la pandemia han sido asaltados, se han enfermado o perdieron la vida por la violencia barrial, laboral y de una gobierno local que los invisibiliza.
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Meses antes de este trágico hecho surgió el Consejo de Pueblos Originarios Viviendo en Nueva York, conformado bajo una tormenta de nieve el pasado 18 de Diciembre de 2020 en una asamblea pública, con el objetivo de levantar la voz y ser un puente para los más de 6 mil indígenas hablantes de lenguas originarias en la Ciudad de Nueva York, quienes por muchos años han dado su trabajo, su salud y su vida para servir a esta capital mundial, a cambio de un desprecio, violencia y racismo sin precedentes.
Los miembros del Consejo de Pueblos Originarios llegaron también a la ofrenda para sumarse a la exigencia de justicia para Francisco Villalba, además, exigieron la acción de las autoridades para asegurar justicia y llamaron a la comunidad indígena migrante a seguir luchando.
Y así, con el impulso de la rabia y la indignación, el pasado miércoles 21 de abril, más de 3 mil personas, en su mayoría indígenas migrantes repartidores de comida organizados por medio de páginas de Facebook, tomaron la 7° Avenida de Manhattan y llegaron hasta la Alcaldía de Nueva York para exigir justicia para Francisco Villalba y derechos laborales para los trabajadores de restaurantes.
Por un momento, el grito de justicia y el lamento por las muertes y la violencia hizo parecer que Francisco Villalba estaba entre nosotros y que se había convertido en 3 mil voces que decidieron romper el silencio.
Y acá comparto algunas imágenes tomadas por migrantes parte del Taller de medios del Molino informativo, muchos de ellos y ellas indígenas detrás del lente del celular:
*Foto de portada: Jezlyne Eetevez, Yoloxóchitl Cano, Esteban Estévez, Honorio Vázquez
EL PEPO