Lado B
El periodismo debe buscar en el pasado para explicar el presente: Jacinto Rodríguez
Su libro La conspiración del 68 revela la intencionalidad en los actos de poder que dieron lugar al 2 de octubre
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
05 de marzo, 2019
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Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Medio siglo después de la masacre del 2 de octubre de 1968, hay preguntas que ni la narrativa oficial ni la estudiantil han podido responder, y huecos que permanecen en la historia. Estas dudas intentan ser disipadas en el libro “La conspiración del 68”, del periodista Jacinto Rodríguez Munguía.

El libro es primero una respuesta a un vacío personal del autor, quien dijo en entrevista que no se sentía convencido de las versiones del Estado y del movimiento estudiantil, que eran completamente opuestas.

“En ese proceso de estar viendo, buscando, investigando en el tema, van apareciendo para mí nuevos elementos, que es lo que aporta el libro: nuevos personajes, y pasar de dos elementos claves de cualquier investigación periodística: el qué y el cómo, que se ha trabajo ampliamente, pasando al por qué”, dijo Rodríguez.

Foto: Marlene Martínez

Y es precisamente en ese por qué donde el periodista encontró la intencionalidad en los actos de poder y aparecieron nuevos elementos, principales aportaciones del libro: el papel de los intelectuales y, en específico, del filósofo Emilio Uranga, así como la vinculación directa con Luis Echeverría.

No se trata de una interpretación personal, sino de la propia historia que se entrelaza por sí sola a través de los documentos de los archivos de inteligencia. “Se va tejiendo con los nuevos elementos, archivos de inteligencia; una serie de textos que este filósofo fue publicando y que es una narrativa que parece que se va adelantando a lo que va ocurriendo, a los actos concretos, la violencia, hasta llegar al 2 de octubre”.

En el libro se explica que lo ocurrido el 2 de octubre de 1968 no fue un acto que se haya salido de las manos del gobierno, sino que fue en gran medida calculado y administrado en respuesta a los intereses no sólo del poder político, también del militar.

De acuerdo con el autor, otro de los hallazgos más importantes de la extensa investigación fue el papel del Ejército y su comportamiento como grupo social, con pugnas al interior, luchas de poder y divisiones dentro de la Sedena y el Estado Mayor Presidencial.

“Creo que tenemos que revisar el papel del Ejército, no podemos sólo quedarnos en una lectura muy por encima de la obediencia total, porque dentro del Ejército ocurren muchas cosas. Intelectuales, pensadores y el Ejército, que va más allá de obedecer órdenes, no son tan puros como lo hemos visto durante los últimos cincuenta años”, dijo a LADO B el autor.

Jacinto ha conversado con dirigentes y sobrevivientes de la época que ya tenían la hipótesis de que no sólo el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz era el “malo de la historia”, sino que otros grupos sociales y personajes habían tenido una responsabilidad mayor a la que les da la historia. Y la investigación contenida en el libro les está sirviendo para llevar el caso a instancias internacionales y que se revise lo ocurrido de otra manera.

Foto: Marlene Martínez

El abandono de la historia

Los medios, dice Jacinto Rodríguez Munguía, tenemos una gran deuda con el trabajo de investigación en archivos. Después de años de dedicarse a encontrar la verdad en la revisión de documentos históricos, el autor dice que los periodistas han abandonado esa área y la han dejado como si fuera sólo para historiadores, descuidando la responsabilidad de seguir hurgando para esclarecer el pasado.

“Así como hacemos ahora con herramientas como acceso a la información, debemos utilizar los archivos, porque algunas de las cosas que se siguen repitiendo son parte del pasado. Me toca cuestionar por ser parte de [los medios]; tenemos una responsabilidad por no mirar a la historia como una obligación, por no mirar a la historia para explicar nuestro presente”.

Para Jacinto, los periodistas tienen la responsabilidad de hacer los archivos accesibles, de no dejar de insistir. Dijo que la historia reciente de México es muy incómoda y de pronto los medios “le damos la vuelta”. Pero mencionó que deben dejar de evitar la revisión de la memoria y el pasado, por muy incómodos que sean. “Nos ha faltado mirar al pasado como una fuente de información básica, no coyuntural”.

*Foto de portada: Marlene Martínez

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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