He aprendido, para romper la regla,
todas las palabras apropiadas en el tribunal de la sangre.
Hahmud Darw
Nos presentamos: Somos un ejercicio de escritura anónima, colectiva y libertaria. La perrera es un proyecto de resistencia y la escritura es nuestro registro. Sin embargo no escribimos por el ego de ser leídas, sino por la necesidad vital de establecer un dialogo. Este ejercicio es autónomo, es decir, no hay control externo sobre lo que escribimos, por lo tanto, es libre nuestro pensamiento y asumimos las consecuencias de nuestras palabras, que con rabia: muerden.
En la perrera estamos todas, ladrando tras los barrotes. Rebelión de las perras, lo que nos espera. Es nuestro tiempo, este es nuestro llamamiento a la estirpe maldita, las bastardas pensantes. Tomar la palabra, escribirla, gritarla, ladrarla y aullar de ser necesario. Desmoronar los discursos que han sometido nuestros diversos cuerpos, reconocernos en el cine, ser las protagonistas de la película, porque somos preciosas, radiantes y furiosas, en nuestro interior está la potencia, nuestras palabras no son descripción, son batalla y estamos comenzando…
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