Lado B
Anohni y el activismo sexual en el Mercury Prize
Por Diana Edith Gómez @tras_lucido
20 de septiembre, 2016
Comparte

anohni

Diana Gómez

@dianaegomez

[dropcap]A[/dropcap]l escuchar “Drone Bomb Me” de Anohni corrí a buscar sus registros en redes sociales y en internet, no hallé más que imágenes de una Naomi Campbell llena de lágrimas, también había recortes de rostros inanimados con frases como “Let me be the one…”.

Pensé que todas esas migajas eran parte de la publicidad de una figura nueva en la música y que todo lo que traería ese ser andrógino sería medianamente interesante, por esa voz tan melodramática, con registros de soprano y con una letra intensa.

La consecuencia de esa publicidad fue una de las presentaciones más feroces que la música pudo tener en este año y se registró en los premios Mercury Prize, y también atestiguamos el nacimiento de una artista que manifiesta una transformación de género, cultura, política y activismo.

Anohni estuvo nominada a ese galardón de la música británica junto a David Bowie, Radiohead y Skepta, quién le arrebató la estatuilla a todos los demás, pero lo que se vivió en el escenario el pasado 15 de septiembre cambia la forma de percibir la música en vivo.

En su faceta como Antony Hegarty pasó por Hercules And Love Affair, una banda que funcionaba por dos voces principales, la de un hombre que sonaba como mujer y la de una fémina que tenía una garganta masculina. Ese desconcierto sexual junto a buenos riffs terminó enamorando a una escena underground.

Antony Hegarty se separó como un cohete de la tierra para hacer una mutación hacía Anohni, y aunque varios cerebros esperaban a un artista transexual que se manifestaría con su propio cuerpo, pero su forma de transmitir su arte fue mediante las pieles de otras personas.

Anohni no es precisamente una revolucionaria que juegue con la ambigüedad sexual, ahí estuvo antes Bowie, Cher, Prince, Lou Reed y una larga lista de personajes que ya se encargaron de hacer ese ejercicio para cambiar parte de nuestra cultura sexual.

Pero Anohni con su último trabajo llamado Hopelessness, así como con su presentación y nominación en el Mercury Prize, demostró que continuamos en un aletargamiento sobre la alteración de nuestros cuerpos y gustos.

La presentación que dio esta artista en los premios británicos fue radiante y brutal. La canción por sí sola es una penetración hacia la poesía intensa, triste y bellamente dolorosa, tal como Naomi Campbell, quien hace un papel fabuloso en el videoclip de esa canción.

Pero en el concierto del Mercury Prize tampoco estuvo Hegarty, o sí pero encarnado en una actriz delgada, desnuda y rodeada de sangre, haciendo un performance con movimientos bruscos en su mirada.

El hecho de que la artista aparezca de esa manera en este tipo de escenarios no es una muestra de rebeldía, sino un experimento sobre qué tanto podemos interesarnos en otras figuras humanas, las que no siempre tienen que ver con la imagen binaria tradicional de hombre y mujer.

David Byrne en su libro Cómo Funciona la Música, indicó que las formas en cómo recibimos los sonidos van a seguir cambiando, esto a pesar de que a veces pensamos que lo hemos escuchado todo.

De eso trata “Drone Bomb Me” en el Mercury Prize. No son los instrumentos, no es la voz andrógina, ni tampoco es el concierto o el formato en el que lo escuchamos, Anohni ha usado al cuerpo mismo para ofrecernos su música.

Su mutación le facilitó ahondar en las formas de la física y el espacio que ocupamos en el universo. Ha encontrado un nuevo transporte para sentir la música: la epidermis que puede ser adornada las veces que sea necesario o bien, desechada para formar un nuevo cuerpo.

https://www.youtube.com/watch?v=KSPR6R18w24

Comparte
Autor Lado B
Diana Edith Gómez
Suscripcion