Lado B
Independence Day: Resurgence: ellos vuelven, la nostalgia también
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
03 de julio, 2016
Comparte

id4-gallery2

Héctor Jesús Cristino Lucas

No sólo vivimos una era en donde la gran industria sobreexplota la temática de superhéroes, y que tanto éxito tiene actualmente -algo que en los años del Blade de 1998 si quiera se imaginaba-, sino que también se ha convertido en una época donde no queda otro recurso más que la nostalgia. Porque a decir verdad, si no hay ideas entonces no vale la pena arriesgarse. He ahí cuando se recurre a los clásicos que ya tuvieron un éxito envidiable -y los resultados pueden ser tan exitosos como el Mad Max de George Miller como tan vergonzosos como el Jurassic World de Colin Trevorrow- sólo que con una pequeña diferencia.

¿Recuerdan el episodio de Family Guy llamado Brian Griffin´s House Payne donde Peter dice tener el titulo perfecto para un programa llamado Bigger Jaws y que consistía en que el tiburón de Spielberg fuera devorado por “otro aún más grande”? Bueno, pareciera que la estrategia actual del Hollywood nostálgico es así. No importa si es remake, reboot, secuela o precuela, sino que los clásicos vuelven pero con más efectos CGI, con más acción y giros de tuerca que pueden ser tan absurdos y rebuscados como el  Terminator Genisys de Alan Tylor, o bien tan aceptables como el Star Wars VII de J.J. Abrams. Pero el punto es ese, la nostalgia puede funcionar.

Pero también existen esas que, no cabe duda, son terriblemente innecesarias. Que nadie las vino venir, que nadie las pidió, y mucho menos nadie piensa volver a ponerlas en pantalla grande. El remake de Robocop lo fue. El próximo reboot de Ghostbusters con el paralelo femenino que componen Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones, por supuesto que también lo será. E Independence Day: Resurgence de Roland Emmerich, mis queridos amigos, también cabe a la perfección aquí.

Esta segunda entrega está plagada de defectos. Es una cinta que no propone y se sostiene solo de autohomenajes -lo peor que puede hacerse asimismo un director- ya que Emmerich es nuevamente quien está detrás de las cámaras. Independence Day se burla del espectador ofreciendo giros de tuerca cada vez menos creíbles que el anterior, lleno de personajes paja, que se vuelven un fastidio y una pérdida de tiempo, pero que contribuyen sin duda a la labor de la nostalgia. Todo lo demás, son efectos especiales alucinantes.

Exacto, esa es la definición perfecta para la secuela de Roland Emmerich, una innecesaria y mal llevada -argumentalmente hablando- continuación que el público jamás pidió, pero que no importa, ya que con todo esto, con defectos por doquier y faltos de originalidad, tenemos una película francamente alucinante, divertida, palomera y perfecta para pasar el verano. Fue filmada con ese fin, y cumplió. Es decir, tampoco seamos hipócritas academicistas. ¿Acaso la definición que hice de ella no es también la definición de la primera entrega? ¿Acaso esta secuela no tiene un parecido inmenso con el halo de su antecesora? ¡Por favor!

A diferencia de todos los remakes o reboots actuales de grandes clásicos que son tomados enserio, como el Star Wars setentero de George Lucas, o el Jurassic Park noventero de Spielberg, a Independence Day le ocurre algo gracioso. Y es que desde su primera entrega estabamos ya ante una cinta absurda y sumamente mala. ¿Es decir, Jeff Goldblum y Will Smith instalando un virus informático a la nave nodriza de una raza alienígena que nos rebasa miles de años luz de inteligencia y tecnología, y que encima el plan funciona? ¿Un presidente -válgame Dios- que no huye a las cuevas para esconderse sino que pilota un avión de guerra para luchar juntamente con su pueblo?

Ya lo hemos dicho aquí: que una película sea mala no le impide volverse de culto, he ahí el éxito de Ed Wood. La primera entrega se volvió un clásico memorable de la ciencia ficción con todo y estos inverosímiles giros de tuerca. ¿Entonces, no creen que sería injusto -y tremendamente estúpido- hacerse el intelectual criticando una película por lo mala que es cuando incluso el clásico ya sabíamos que lo era?

Aunque Independence Day de 1996 opacó muchos de sus errores con el halo fascinante de los 90s. Ya sea con esos tremendos efectos, revolucionarios para la epoca que de hecho, y pese a cualquier pronóstico, le valieron el Oscar a los Mejores Efectos Visuales de los 90s. O bien, con el joven Will Smith que con carisma y facilidad se robó el cariño no sólo de los espectadores sino también de la feroz crítica de aquel momento, con un 62% en Rotten Tomatoes… que ya es mucho. Además, la famosa escena de la nave destruyendo la Casa Blanca se volvió un emblema de las películas Sci-fi, que se quiera o no, la volvieron un referente inmediato para postreras películas del género.

¿Acaso no recuerdan que Robert Rodríguez le hizo una fascinante mención, junto a Men In Black, The Body Snatchers o E. T., en su película The Faculty de 1998, justo cuando se mencionaban las invasiones alienígenas?

Es obligado, que en cualquier top de películas de invasión extraterrestre, ésta debe estar casi por obligación. De faltar se consideraría incompleta. Ya hace unos ayeres escribí un top llamado Los 10 grandes clásicos de invasión (hostil) alienígena, y claro, Independence Day está ahí. Sin embargo, aclaremos, Roland Emmerich jamás fue ni será una promesa seria para la ciencia ficción. Es un hombre que, como Michael Bay, se inclinó a producir cintas con los mejores efectos especiales con un casi nulo argumento y personajes nada profundos. Tan sólo vean su filmografía, desde el terrible remake Godzilla de 1998 hasta el exageradísimo The Day After Tomorrow en el 2004.

Desde el históricamente incorrecto 10.000 A. C. del 2008 hasta el predecible cliché apocalíptico que significó su película 2012. Quizás sus películas más rescatables sean Stargate con Kurt Rusell y The Patriot con Mel Gibson. En general es más un experto en efectos especiales alucinantes con escenarios de destrucción masiva atiborrados de explosiones, gritos y pánico, pero sin argumento sólido.

Por ello no entiendo cómo es que un director a lo Roland Emmerich pueda dar unas declaraciones del tipo:

[pull_quote_center]Cuando veo una de esas películas de Marvel o DC, siento que se ve familiar. ¿Por qué Superman derriba tantos edificios? De hecho, ya me había advertido Steven Spielberg que esto pasaría. Él dijo que Independence Day sería el filme más imitado en los siguientes 20 años, y tenía razón. Hombre listo”. [/pull_quote_center]

¿Es enserio? Es decir, estoy de acuerdo en que Independenc Day es un film imitado pero sólo entre las películas de su género, lo de Superman no es más que un rollo rebuscado y egocéntrico. Incluso mencionó que odiaba las películas de superhéroes y que jamás dirigiría una. Ahí es donde te das cuenta que a veces el universo es tan irónico.

Las actuaciones son lo más curioso. El elenco recuperado del clásico original, al menos en su mayoría funciona bastante bien, con Jeff Goldblum y Bill Pullman siendo los más destacables, pero el nuevo reparto es un fastidio sin gracia. Liam Hemsworth, Travis Hope y Maika Monroe, caras bonitas y personajes vacíos. De hecho Jessie Usher, quien interpretó al hijo del entrañable piloto Steven Hiller pasó sin pena ni gloria. Un gran papel como el de Will Smith no lo llena nadie, aunque se intente. Una verdadera lástima, ya que los papeles de estos jóvenes son los menos entrañables, y los veteranos, vuelven a la carga para darle vida a la película.

Por cierto, hagamos una significativa mención a la actriz francesa Charlotte Gainsbourg, que luego de ser la musa recurrente de Lars Von Trier en películas de culto como Melancholia, Antichrist o Nymphomaniac aparece en un film ciencia ficción extrema con alienígenas. Verla aquí, para quien la conoce, será una de las experiencias más extrañas y curiosas, créanme.

En fin, como conclusión diremos que la secuela de aquel clásico noventero es innecesaria, inverosímil y absurda. Casi tan absurda como revivir a personajes innecesarios como el Dr. Brackish Okun -una suerte Alberte Einstein combinado con Jaime Mausan- interpretado por Brent Spiner, con el argumento barato de que estuvo en coma por casi 20 años. Es una cinta a la altura de su primera parte sólo que con más explosiones, destrucción y escenas de pánico. Con una nave -recordemos a Peter Griffin- aún más grande que la primera que nos lleva a un desenlace más exagerado todavía, abriéndonos las puertas a una tercera parte ya confirmada.

Imagina a nuestros personajes más queridos recorriendo la galaxia y siendo partícipes de una guerra intergaláctica a lo Star Wars con cientos de alienígenas en una opereta espacial alucinante llena de efectos especiales y aún más absurda que las primeras. ¡Dios mío, pagaré por ver esto!

Damas y caballeros, aquí el academicismo está demás. Con Independence Day: Resurgence ellos vuelven y la nostalgia también.

 

Comparte
Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
Suscripcion