Lado B
Filibusteros, del folletín periodístico al libro en tan solo 17 años
Una historia que nació por un dieciseisavo de publicidad
Por Ámbar Barrera @astrobruja_
23 de septiembre, 2015
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Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

 

Ámbar Barrera

@Dra_Caos

En 1998 el escritor Juan Sebastián Gatti trabajaba en La Jornada de Oriente como editor, y entre sus tareas debía encargarse de la parte tal vez más aburrida, poner la publicidad asignada en cada página y esas cuentas que se le hacían automáticas “publicidad de media página, de un cuarto, de un octavo, de un dieciseisavo…”

— Los dieciseisavos de publicidad son esta cosa tan discretita, tan invisible… te dan ternura ver esas publicidades que en realidad parece que no publicitaran nada porque nadie se fija en esa cosita pequeña ahí al fondo de la página – recuerda el escritor en entrevista para Lado B.

Y como leerlas era aún más aburrido que acomodarlas, su mente jugueteaba con otras cosas, como por ejemplo, preguntarse por qué no poner un dieciseisavo que fuera realmente atractivo, con el que alguien se sorprendiera al abrir el periódico y encontrarlo… y ¿cómo sería esa publicidad? “Alguien que solicita una tripulación pirata”, se respondió, rió y así comenzó a gestarse la historia de Filibusteros.

Filibusteros es el nombre de su más reciente libro publicado, una historia de piratas que se presentará oficialmente este viernes 25 de septiembre a las 7pm en Profética (3 sur 701, Centro Histórico).

Sin embargo, está historia ya había sido publicada a manera de 20 entregas diarias en La Jornada de Oriente.

La idea comenzó como un juego en algún aniversario del periódico. A Juan Hernández Luna, Gerardo Horacio Porcayo, José Luis Zarate y Juan Sebastián Gatti se les ocurrió hacer relato de folletín procurando hacerlo lo más fiel posible a la tradición de los folletines, escribiendo cada día un capítulo durante 20 días, un mes

El folletín es un género literario que puede compararse con la novela por entregas. Se trata de historias de fácil digestión e incluso de tramas inverosímiles que se publican a un ritmo intenso de producción y fueron un tipo de historia muy común en el siglo XIX en Italia, Francia e Inglaterra. Dice Gatti que los folletines eran como las telenovelas de la época publicadas en revistas o periódicos.

En ese 1998, Hernández Luna escribió un relato entre político y policiaco, Porcayo una novela de ciencia ficción y terror y Zarate hizo un divertido relato sobre un asesino serial en Puebla, mientras que Gatti escribió sobre piratas.

— Era un tipo muy especial de historia porque implicaba terminar cada capítulo en un momento que dejara a los lectores esperando la siguiente entrega. Digamos un poco como funcionan ahora las series de televisión, pero hacer eso por escrito, implicaba una manera muy especial de armar las historias.

Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

El folletín prácticamente ha desaparecido en la literatura, pero la disposición en ese entonces de un periódico para hacerlo fue interesante. Las entregas eran publicadas de lunes a viernes a plana completa por autor y se publicaron en total 20 capítulos.

17 años después, Filibusteros sale del periódico y es publicada por el Errante Editor, conservando en mayor parte su esencia original.

— Yo seguí jugando en la cabeza mucho tiempo con esa historia, porque Filibusteros es un texto que yo escribí de una manera muy distinta a mi manera habitual de escribir. Soy muy lento escribiendo, puedo pasarme un año o dos con un solo cuento y un librito de 6 o 7 cuentos me puede llevar 10 años. Entonces esa lógica de escribir de esa manera rara, cada día, sin mayor posibilidad de corregir, para mí era una sensación muy extraña y supongo en parte por eso seguí durante muchos años jugando en la mente con la historia. ¿Qué cosas hubiera hecho distintas si hubiera tenido más tiempo? Pero también agregándole otras historias a esa historia original.

En todos esos años de repensar la historia, de alguna manera lograron compensar la rapidez con la que Gatti la escribió originalmente hasta que finamente (17 años después) se sintió listo para buscar publicarla.

— Yo tenía muchas ganas de reescribir la historia y cuando me senté a hacerlo, me dio mucho pudor cambiarla, me pareció que era un poco una traición al texto hacerle algo a lo que ya estaba escrito. Era una sensación muy extraña, yo quería hacer algo más pero a la vez no quería modificar lo que estaba escrito.

Al final, Gatti encontró la manera de hacer algo diferente con la historia original al insertar nuevas historias intercaladas entre los capítulos a manera de contrapunto. Además, considera este libro no una novela, sino un cuento muy largo.

«Filibusteros» narra las aventuras de Bruno Pendragón, un contador público que se convierte en el capitán de un barco pirata, consiguiendo una curiosa tripulación a través de un anuncio de periódico (a un dieciseisavo de página). Es una historia de ritmo acelerado y de muchas escenas en altamar llenas de humor. En una de las primeros capítulos, el capitán tiene que leer un diccionario Larousse para adiestrar a su inexperta tripulación cual lecciones de “navegación para dummies”.

— Buena parte de la historia sucede en una parte del golfo que yo conozco muy bien porque yo viví en Tecolutla, un pueblito de pescadores en la costa de Veracruz. Entonces si necesitaba algún personaje, alguna anécdota, alguna frase, lo que hacía era tomar a gente y frases que conocía del lugar.

Juan Sebastián Gatti dice que trató de hacer un cuento de piratas como los que leía en la infancia y todo el tiempo se preguntaba como funcionaría en la actualidad esa clase de personajes y quiénes responderían al anuncio, por ejemplo.

— Lo que quedó al final es… diría que descabellado, si no fuera porque el mundo ha resultado ser mucho más descabellado que la historia que yo conté.

Filibusteros se presenta el viernes 25 de septiembre a las 7pm en Profética (3 sur 701) y contará con la presencia del autor y de Beatriz Meyer y Enrique Pimentel como presentadores.

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Autor Lado B
Ámbar Barrera
Periodista, comunicóloga, fotógrafa, feminista y amante del arte.