Natalí Hernández
[dropcap]E[/dropcap]s viernes 24 de septiembre, camino por la Av. Miguel Ángel de Quevedo en el caótico Distrito Federal, son casi las 17:00 hrs. A lo lejos ubico una clínica de interrupción del embarazo de un nombre que conozco bien, continúo caminando hasta pasar por delante, frente a la puerta están sentadas dos viejitas y un viejito “haciendo algo” (después me percato de que rezan), hay una virgen junto a ellos y una lona gigante que dice: 40 horas de oración contra el aborto.
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Al debate le agregamos reflexiones como: ¿Por qué siempre tenemos que estar construyendo discursos para hacer válido un aborto? Que si cuando el embarazo es producto de una violación, que si cuando la vida de la mujer está en riesgo, que si es un problema de salud pública, de justicia social, de pobreza. ¿Por qué carajos no sólo podemos decir que las mujeres abortan porque se les da la gana? ¡Uy, qué grave! ¿Cómo sostener eso? Es que al final es aceptar públicamente que NO se desea ser madre, después de todo, las anteriores excusas siguen sosteniendo algo como: “No es que no quiera ser madre, es que algo ajeno me lo impide” y puede funcionar como un: “quizá ahora no sea madre, pero más adelante”, que sirven un poco para mantenernos a raya ante esta sociedad patriarcal.
Y añadimos, despenalizar tu mente aplica para todas… Por ejemplo, esas mujeres que nos decimos empoderadas, libres, informadas, ¡vaya!, esas que nos decimos feministas, ¿cómo, cuándo, o desde dónde hablamos de nuestros propios abortos? ¿Acaso en nuestro discurso “políticamente correcto del aborto” sólo abortan las otras, las pobres, las que no saben de anticonceptivos, las que no tuvieron información, las que fueron violadas, las que tienen algún problema con la pareja?.. ¿Eso del aborto no es cosa de mujeres fuertes y emancipadas?
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– Mujer que solicita un aborto dos o tres veces.
– Mujer que solicita un aborto después de las 12 semanas de gestación.
– Mujer que aborta y se siente sumamente feliz y orgullosa de haberlo hecho.
– Si fuera mi aborto es algo que definitivamente compartiría con todo mundo en todos los espacios.
– Dar información sobre aborto a cualquier mujer, de cualquier edad, en cualquier espacio.
Las reflexiones fueron bastante interesantes, porque este grupo que se asumía muy a favor del “derecho a decidir” de las mujeres, se encontró con sus partes más conservadoras respecto del tema. El interés de este ejercicio no era sólo “caer en veintes” sobre nuestros prejuicios sino, y sobre todo, entender que los miedos, culpas y desinformación que rodean al aborto nos confrontan constantemente.
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Hace tiempo que tengo una postura clara ante el aborto, sí a favor. Aunque por un tiempo tuve que argumentar desde los discursos políticamente correctos que nos inventamos para hablar de aborto diciendo cosas como: “No estoy a favor del aborto, estoy a favor de que la mujer decida”… En realidad en cualquiera de estos discursos una nunca termina de enfrentarse al mundo… Es que una se cansa de explicar, educar y “hacer entender a la gente” que en el aborto sólo decide, siente y opina la mujer en cuestión… Pero ahí se encuentra una, convenciendo a los machos, tratando de acceder a normas y leyes, elaborando discursos “más estratégicos”, recibiendo insultos, peleando en redes sociales, discutiendo con la familia y amistades… Mientras tanto miles de mujeres están abortando –en peores o mejores condiciones- y eligiendo. Y ante tantas instituciones imponiendo su voluntad en nuestros cuerpos, queda la alegría de saber que abortamos… que lo hacemos desde tiempos inmemoriales y que lo seguiremos haciendo (con o sin su permiso) y muchas, muchas veces desde la alegría y la dignidad de hacerlo… Y si lo quieren ver así, también porque es nuestra naturaleza hacerlo.
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Según información de la red DDESER, entre 1950 y 1985, la mayoría (30) de los países desarrollados ha liberalizado sus leyes de aborto a partir de la Conferencia de El Cairo. Sin embargo, en la mayor parte de África, América Latina y Asia siguen existiendo leyes restrictivas, a excepción de Uruguay, Sudáfrica, Zambia, Camboya y Vietnam. En América Latina, Chile, El Salvador y Nicaragua son países que no permiten el aborto en ninguna circunstancia.
La despenalización del aborto sigue siendo uno de los grandes pendientes que tienen los estados democráticos con cada una de las mujeres de esta región, porque – lo acepten o no- las mujeres somos las únicas que morimos o somos encarceladas al someternos a abortos inseguros.
Por eso, mis reclamos para este 28 de septiembre se suman a los de todas las mujeres de la región:
¡Aborto legal y seguro!
¡Aborto libre!
¡Abortadoras!
¡Despenalización del aborto ya!
¡Despenaliza tu mente!
Ver comentarios (1)
Hola,
Quien es la artista de las obras en el artículo? Son muy bellas y poderosas <3