Lado B
El cineasta poblano que amaba el mar
Eric David Montero
Por Lado B @ladobemx
27 de noviembre, 2014
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Rafael Corkidi nació en la Puebla de los años 30, y estaba lejos de ser un cineasta como los de la época del cine en blanco y negro que hacían historias con Pedro Infante, Jorge Negrete o Libertad Lamarque

Eric David Montero

@ericdmontero

[dropcap]U[/dropcap]n joven está sentado a fuera de una casa, espera pacientemente a que alguien salga por la puerta, no se sabe con certeza el año ni el mes, pero es un domingo. La casa pertenece a Juan Rulfo, quien goza de ser uno de los mejores escritores mexicanos, no se percata de que la escena se repite cada semana, hasta que le dicen que se trata de alguien que lo busca con insistencia.

Aquel joven que no pierde el temple tiene nombre: Rafael Corkidi. Es director de fotografía, ha trabajado en proyectos visuales y busca que Juan Rulfo le venda un texto para llevarlo a la pantalla, hasta que logra convencerlo y uno de estos resultados fue el cortometraje El despojo, una historia que juega con el tiempo, como en Pedro Páramo, uno de los relatos íconos de Rulfo.

Pero esa no era la primera vez que Rafael Corkidi participa en proyectos cinematográficos o de videos, su carrera empieza a fraguarse durante los años 50, en los noticieros Cine mundial y Cinescopio, trabajó de asistente con los fotógrafos Nacho López, Rubén Gámez y Antonio Reynoso.

Su nombre apareció también en los créditos de películas como La Montaña Sagrada, Fando y Lis y El Topo del multifacético franco-chileno Alejandro Jodorowsky, un personaje no muy querido en México por sus historias poco digeribles que causaron la histeria y la censura de algunos actores mexicanos, especialmente por Fando y Lis, una cinta en la que Rafael Corkidi participó en la fotografía al lado de Antonio Reynoso.

Corkidi, nacido en la Puebla de los años 30, estaba lejos de ser un cineasta como los de la época del cine en blanco y negro que hacían historias con Pedro Infante, Jorge Negrete, Libertad Lamarque, Germán Valdés “Tin-Tan”, o alguna otra estrella de la industria de aquellos años, sin embargo figuró con menciones especiales en el festival de Cannes y en el Festival Internacional Cinematográfico de Locarno con su cinta Auandar Anapu.

Aquella cinta fue de las más polémicas que grabó después de haber trabajado con Jodorowski; contenía escenas temerarias para su tiempo y lejos de ser digeridas a primera vista: mujeres desnudas a la orilla de un caudal, una pareja teniendo sexo en una cascada del río Cuapitzio de Michoacán, citas bíblicas o rezos católicos.

Parte de eso provocó que Rafael fuera expulsado de Uruapan, donde grabó Auandar Anapu, ahí  usó como locación el río antes mencionado. La polémica escena inicia con la toma de una piedra que se encuentra a la orilla del caudal, la cámara hace un leve paneo y encuentra a la pareja desnuda sobre otra roca, sólo se escucha una flauta y el correr del río.

“Fue una de las más bellas que había logrado mi papá, está llena de glifos e imágenes que había ahí. Era un lugar que consideraban sagrado y lo sacaron del lugar porque arguyeron que era una falta de respeto”, dice Pablo, hijo del cineasta quien recuerda con poca certeza la anécdota.

Para muchos las historias que Rafael Corkidi grababa eran estrafalarias, usaba una narrativa poco convencional, sin un hilo conductor, incómodas por el asunto de los desnudos que se concatenaban con citas bíblicas y oraciones, que las hacían más cáusticas para un público acostumbrado a otro tipo de tramas.

Sus historias se desarrollaron lo mismo entre ruinas de haciendas viejas, que columnas del ex convento de Tecali, o las calles de Cuetzalan con alfombras de aserrín, en la que los actores recrean la pasión de cristo. La aparición del actor Ernesto Gómez Cruz defecando sin pudor alguno, y a unos cuantos metros Lyn May cocinando semidesnuda son tan sólo algunos de los elementos que integran la filmografía de Rafael, que resultó ser incómoda para el clero, pero aún más para el sistema político mexicano.

Sin embargo las historias de Rafael Corkidi no siempre tuvieron la misma línea, para saber la diversidad de su trabajo es necesario voltear a ver proyectos como El despojo, Las Lupitas, Pafnucio Santo, Auandar Anapu, Imágenes de la pasión, videos para el sistema político mexicano como el Primer informe de gobierno de José López Portillo, Son dedicado al mundo grabado en la euforia mundialista de México 71, así como producciones para la Universidad de Guadalajara y el Canal Once.

La censura, el sistema político y el clero

En el periodo de José López Portillo, Corkidi le propuso a Margarita López Portillo –quien se encontraba al frente de la Dirección General de Radio Televisión y Cinematografía (RTC)– filmar la novela Al filo del agua del escritor Agustín Yáñez.

El resultado dejó absorto a Yáñez, quien fuera secretario de Educación Pública en el periodo de Gustavo Díaz Ordaz, y la situación provocó que la película se enlatara por seis o siete años, hasta que la cinta tomó el nombre de Deseos, según una entrevista a Víctor Ugalde, presidente de la Sociedad Mexicana de Directores-Realizadores de Obras Audiovisuales, publicada en el semanario Proceso en septiembre de 2013, unos días después de la muerte del cineasta.

Con el clero la historia no fue la misma, o al menos es lo que dice Pablo Corkidi, pues refiere que su padre se mostró respetuoso de la religión.

“No tenía específicamente un problema con el clero, mi papá siempre defendió que todos sus trabajos eran totalmente respetuosos y a favor de. De hecho combina todas las religiones en todas sus películas. Lo que pasa es que fue desde su punto de vista, tuvo muchas censuras de sus películas pero era mucho más político que religioso”.

Una cámara fotográfica, una computadora con el programa Final Cut, una idea y un guión, eran la herramienta suficiente para que el pionero del video experimental Rafael Corkidi realizara un video. De eso fue testigo Ángel Lagunes, uno de sus alumnos quien trabajara con él en la realización de El Maestro prodigioso, una de sus últimos proyectos.

Con los elementos anteriores se completó Memoriales de un loco, uno de los tres cortometrajes que componen el proyecto que posteriormente recibió apoyo del IMCINE. El trabajo del que habla Lagunes hace una mirada a la educación marginada en las escuelas rurales, la expulsión de los misioneros y pedagogos jesuitas, y narra un episodio del movimiento estudiantil de 1968, además muestra una cierta inclinación hacia la izquierda

Ángel recuerda a Corkidi como un director para el que la puntualidad era muy importante y dedicaba jornadas de seis horas ininterrumpidas de trabajo, todo tenía el objetivo de avanzar con el proyecto del momento. “De repente si había pausas era por cuestiones técnicas, pero seguía platicando sobre la obra”.

El final

Entre sus últimos trabajos se encuentran Cantatas de Independencia (2010), realizado durante los festejos del Bicentenario y centenario de la independencia y la Revolución Mexicana respectivamente, Ecce e Homo que habla del poeta mexicano Salvador Díaz Mirón y uno más que dejó inconcluso: Benita la comunista, cuyo guion está basado en la historia de la activista política Benita Galeana Lacunza, que ya no concluyó, pues la muerte lo sorprendió el 18 de septiembre de 2013.

Corkidi tenía dos motivos para vivir en Veracruz pese a la embolia que padecía: la pequeña escuela de cine que dirigía llamada “Mar de encuentros” en Boca del Río y su gusto por mirar el mar. De hecho, Ángel Lagunes muestra durante un ciclo de cine organizado por el colectivo Cultura Minerva, una foto de él mirando hacia el horizonte.

“Los últimos meses fueron maravillosos, aunque antes pasamos casi dos años difíciles. Porque él quería seguir trabajando siempre quiso terminar sus días en Veracruz”, menciona Pablo con una voz muy tenue. “Él siempre había dicho que lo que quería era morir en su cama viendo el mar y así fue como acabó”.

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Autor Lado B
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