Eric David Montero

@ericdmontero

Cada que escucho la canción «Vámonos» de José Alfredo Jiménez me pregunto ¿Qué diablos estaba pensando al momento de escribirla? No es una composición más para borrachos, ni otra más de amor o desamor, tiene más cosas que deben ser tomadas en cuenta.

Mientras en el auditorio se discutía la viabilidad del matrimonio igualitario en México en mi cabeza no dejaba de sonar el coro de aquella composición «vámonos donde nadie nos juzgue, donde nadie nos diga que hacemos mal. Vámonos alejados del mundo, donde no haya justicia ni leyes ni nada, nomás nuestro amor».

Es quizá una de las canciones más anarquistas que haya tenido el guanajuatense, -quizá involuntariamente o al propósito- y si nos metemos un poco al contexto de lo que vive la comunidad LGBTTI, la letra se acopla a la situación de lo que podrían vivir algunas parejas al enfrentarse a la sociedad conservadora.

«Yo no entiendo esas cosas de las clases sociales, sólo sé que me quieres y que te quiero yo… pero quiero que sepas que no te obligo que si vienes conmigo es por amor, di con todas tus fuerzas lo que soy en tu vida pa’ que vean que me quieres como te quiero yo», es lo que uno piensa cuando se ama alguien independientemente de la condición social, o la preferencia sexual que a estas alturas ya no debe ser por ningún motivo satanizada.

Aún se sigue pensando que José Alfredo Jiménez es mero asunto folclórico, o cosa de cantinas o borrachos, pero algunas canciones como «Vámonos» son para reflexionar de lo que hay a nuestro alrededor.

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