Lado B
La tos más antigua sigue matando
 
Por Lado B @ladobemx
25 de marzo, 2013
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Consunción, tisis, mal del rey y plaga blanca son los nombres con los que se ha conocido a través de la historia. La tuberculosis, la segunda causa mundial de mortalidad causada por un agente infeccioso, ha sufrido en los últimos años un repunte en el mundo occidental, a pesar de que las cifras globales de afectados sean más bajas.

Verónica Fuentes | Agencia SINC*

La tuberculosis está causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que destruye el tejido pulmonar. Foto: Sanofi Pasteur.

La tuberculosis está causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que destruye el tejido pulmonar. Foto: Sanofi Pasteur

Desde principios de 2013 la revista médica The Lancet ha dedicado muchas de sus páginas a la tuberculosis, una de las primeras enfermedades humanas de las que se tiene constancia, infecciosa, prevenible y curable. Esta nueva abundancia de estudios se debe a un aumento de los casos en países donde la patología estaba muy localizada.

“En ciudades como Londres se ha observado una incidencia de 44 casos por cada 100 mil 000 habitantes, cuando pensaban que esta enfermedad estaba bajo control, lo que ha hecho que haya aparecido en los medios de comunicación como la capital europea de la tuberculosis”, explica a SINC Joan Caylà, epidemiólogo de la Agencia de Salud Pública de Barcelona.

Aunque los expertos explican las elevadas cifras de la ciudad europea por un mal control y el efecto de la inmigración procedente de India y Pakistán, en los barrios pobres es frecuente entre la población autóctona. “En cambio, en el resto de Gran Bretaña la incidencia es muy baja. La tuberculosis se concentra sobre todo en las grandes ciudades”, sostiene Caylà.

Fenómenos similares se observan también en otros países, como España, donde desciende lentamente el número anual estimado de personas que enferman a pesar de mantener una alta prevalencia en grandes ciudades como Barcelona y Madrid.

De acuerdo con los últimos datos publicados por la Red de Vigilancia Epidemiológica de España, en 2011 se notificaron 5 mil 152 casos de tuberculosis respiratoria, dato que sitúa esta enfermedad como la tercera de declaración obligatoria en incidencia, precedida por la gripe y la varicela. Sin embargo, teniendo en cuenta los casos no notificados, esta cifra podría ser superior y alcanzar los 12.000.

“En España debería investigarse la incidencia real porque los casos notificados son solo una parte del total”, afirma el epidemiólogo catalán. “De hecho, en un estudio reciente publicado en la revista Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica se detectó en León una incidencia de alrededor de 40 casos por 100 mil 000 habitantes, cuando la incidencia notificada era aproximadamente la mitad”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2011 hubo 8,7 millones de nuevos casos de tuberculosis y 1,4 millones de personas fallecieron por esta causa. A pesar de que la mortalidad global ha descendido en más de un 40 por ciento desde 1990, más del 95  por ciento de las muertes tienen lugar en los países de ingresos bajos y medianos.

El problema de la resistencia

“La tuberculosis es todavía un grave problema sanitario a escala mundial, en especial en los países menos desarrollados”, explica Juan Ruiz Manzano, neumólogo del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol. “El número total de casos está disminuyendo, pero de forma muy lenta. Lo que está aumentado son los casos con resistencia a los fármacos antituberculosos”.

Una de cada tres personas en el mundo está infectada con bacterias latentes de la tuberculosis, pero la enfermedad solo aparece cuando las bacterias están en división activa. De hecho, en general la tuberculosis puede ser tratada con éxito con cuatro fármacos de uso corriente.

El problema surge si estos medicamentos se utilizan o administran mal; entonces puede convertirse en tuberculosis multirresistente –cuyo tratamiento es más costoso, prolongado y con más efectos secundarios– o extremadamente drogorresistente –cuando los fármacos se vuelven ineficaces y se limitan las opciones de tratamiento–.

A la pregunta de si existen nuevas vías para combatir la enfermedad, Caylà se muestra rotundo: “Prácticamente no, se investiga poco en tuberculosis, tenemos los mismos tratamientos de hace 40 años. Si ha habido alguna mejora ha sido en el tratamiento de formas resistentes y de la infección tuberculosa latente”.

Por eso, la semana pasada, coincidiendo con la celebración del día internacional, la OMS y el Fondo Mundial contra la tuberculosis, la malaria y el sida solicitaron más financiación para luchar contra la enfermedad. En total, las entidades pidieron a la comunidad internacional 1.236 millones de euros para financiar programas que podrían salvar la vida de seis millones de personas entre 2014 y 2016.

Seguir leyendo el reportaje en el sitio de la Agencia SINC

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