Lado B
Los malabares sexuales de los peces
 
Por Lado B @ladobemx
20 de agosto, 2012
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  • La rica variedad del sexo subacuático asegura la supervivencia

Marta Palomo | SINC*

“Cualquier fantasía sexual que te puedas imaginar se cumple en el mundo de los peces”, afirma a SINC Pablo Sánchez, investigador de la Universidad Politécnica de Catalunya y especialista en piscicultura de lenguados.

Su variedad de opciones sexuales abarca desde la fecundación interna a la externa, pasando por la bucal. Desde peces que son fieles toda la vida hasta una amplia mayoría de costumbres promiscuas y desenfadadas. Y desde cortejos elaborados a tremendas orgías subacuáticas donde nadie se fija demasiado en quién fertiliza a quién.

No es extraño que los peces posean un enorme muestrario de estrategias reproductivas, aclara el biólogo: “Popularmente se incluye en el grupo ‘peces’ todo animal con aletas que viva debajo del agua, pero entre ellos puede haber diferencias evolutivas más importantes que entre mamíferos y anfibios”.

Cambio de sexo a la carta

Por si la variabilidad de hábitos sexuales supiera a poco, hay especies que a lo largo de la vida cambian de sexo. Las doradas (Sparus aurata), por ejemplo, son hermafroditas secuenciales, nacen con gónadas masculinas y femeninas, pero primero maduran unas y después las otras. La mayoría nacen macho y, aproximadamente a los dos años, se transforman en hembras.

La variedad de estrategias abarca desde cortejos elaborados a tremendas orgías subacuáticas donde nadie se fija demasiado en quién fertiliza a quién

En cambio, los meros (Epinephelus marginatus), funcionan al revés. “Es una especie proterogínica, que alcanza su primera madurez a los cinco años como hembra y hacia los 12 años se convierte en macho”, explica a SINC Toni García, investigador del Instituto de Ciencias del Mar de Blanes (CSIC).

En poblaciones no sometidas a la explotación pesquera, caso de las reservas marinas, el cambio de sexo está condicionado socialmente. “La transformación de hembra a macho solo se produce cuando desaparece el macho dominante”, cuenta el experto.

El mero macho es un animal muy territorial, solitario y dominante, y se aparea con un auténtico harén de hembras, de entre tres y quince, que viven dentro de los límites de su territorio. “A veces, durante un corto periodo de tiempo, cuando el animal recién se ha convertido en macho puede conservar su coloración femenina, y aprovechar para colarse en el territorio de otro congénere y buscar pareja”, señala Sánchez. Ni las hembras ni el macho dominante sospecharán de sus ‘lascivas’ intenciones.

Además de por edad y tamaño, los peces también cambian de sexo en función del fotoperiodo –cantidad de horas de luz– y de la temperatura a la que se incuban los huevos. “En muchas especies de vertebrados, principalmente en peces y reptiles, la temperatura ambiental influye en la determinación del sexo de los individuos”, explica a SINC Francesc Piferrer, biólogo e investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC en Barcelona.

El equipo de Piferrer publicó a principios de año en las revista PLoS Genetics el mecanismo molecular mediante el cual un aumento en la temperatura de incubación de los huevos de lubina (Dicentrarchus labrax L.) provoca la masculinización de los ejemplares.

Pero como para gustos, colores, también hay peces, como el serrano imperial (Serranus atricauda), que son hermafroditas sincrónicos y tienen testículos y ovarios, ambos funcionales a la vez, “lo que hace que cualquier encuentro con un congénere pueda resultar en una puesta fértil, algo muy útil cuando la densidad de individuos es muy baja”, señala Sánchez.

A veces, cuando el mero se convierte en macho conserva su coloración femenina y se cuela en el territorio de otro para buscar pareja

“Estos peces acostumbran a ser monógamos y a comportarse o bien como hembra o bien como macho durante el apareamiento, pero también pueden autofecundarse”, explican en su investigación Víctor M. Tuset y su equipo, científicos del Instituto Canario de Ciencias Marinas.

Sea como sea, el objetivo fundamental es que los óvulos femeninos sean fecundados por los gametos masculinos y las especies se reproduzcan. Para conseguir este punto clave, el abanico de posibilidades también es amplio. Los peces pueden buscar pareja o grupo y la fecundación puede ser externa, interna o bucal.

Seguir leyendo el reportaje en el sitio de la Agencia SINC

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